Es realmente difícil establecer las bases de un credo gunear porque en sí mismo no existe ninguno. Hay que recordar que los clanes son entidades diferentes que no cuentan con un gobierno común, por lo que hablar de estructuras formales comunes a todos ellos es en sí mismo difícil. Aún es más, como se trata de culturas en las que se fomenta tanto la fuerza y presencia del individuo, la naturaleza del culto es bastante personal.
Pero esto no implica que no haya ciertas influencias comunes a todos ellos centrados en antiguas historias, en fuertes supersticiones, o quizá en manifestaciones sobrenaturales que muchos tridecadeístas reconocen.
A este conjunto de historias se las conoce externamente como feralismo.
Tal y como se ha dicho, no hay unos principios claros que establezcan cuales son los principios explícitos del credo gunear. No obstante estos se pueden inferir de las historias comunes, pero hay que ser cuidadoso con ello: no hay una única forma de interpretar estas historias, y por lo tanto diferentes clanes pueden interpretar de forma totalmente diferente mitos parecidos, e incluso individuos concretos pueden tener su punto de vista, lo que puede conducir rápidamente a violencia explícita.
Los siguientes principios están bastante aceptados, por lo que es en general importante conocerlos de cara a tener una vida prolongada dentro de los clanes guneares.
-Los dioses guneares tienen todos de gran fuerza, cada cual en su aspecto, y fomentan y respetan la fuerza. No obstante los dioses no son fuertes en grado extremo y pueden ser derrotados por grandes héroes, por lo que se fomenta que toda persona busque la máxima gloria como individuo, sin exigir ayuda de los demás.
-Cuando una persona muere, su alma viaja al más allá y ha de enfrentarse a grandes peligros que le hacen valedor del mérito ante su dios, quien puede elegirlo como guardián eterno para los peligros que estuvieran por llegar. El destino que les ocurre a aquellos que no pueden superar esos peligros no está claro.
-Los dioses otorgaron el secreto del acero para que los humanos lo aprovecharan, y por tanto no solo es digno valerse del acero, sino que aquellos que están recompensados por las buenas técnicas de forja se sienten imbuidos por la superioridad divina. En este sentido los creyentes de los clanes guneares se sienten seguros en tanto que no hay ninguna cultura que maneja el acero como ellos.
-Los dioses tinen algún tipo de simpatía por sus creyentes cuya naturaleza no conviene cuestionar demasiado, pues son mucho más rápidos otorgando su castigo que su bendición. Las personas más débiles tienden a abstenerse de emitir sentencias que sean interpretables como un desafío a estos.
-Los dioses envían muy ocasionalmente señales que deben ser escuchadas e interpretadas por sus fieles. Es importante, en este sentido, estar atento para no dejar pasar una señal divina.
-Los dioses extranjeros existen y pueden ser poderosos, pero no son queridos, y su culto no es tolerado en las montañas. No obstante los guneares suelen tener mucha curiosidad por su naturaleza y los cultos que despiertan. En este sentido tienen un gran desprecio al soidismo.
Aunque la religión gunear relata una situación en la que el dios padre no era Thargron sino su antecesor, Khammarr, no hay ningún registro que sea simultáneo a dicha situación, sino que siempre se escribe de ella en pasado. Como no hay particulares discrepancias adicionales se puede decir que en las montañas el feralismo y el credo gunear ha estado presente desde muy atrás en el tiempo.
La distribución de cultos sí que parece haber variado con el tiempo y la forma de las comunidades. Thargron está muy asociado a los clanes y momentos más guerreros, aunque siempre ha tenido una presencia muy evidente. Bablgón, sin embargo, ha recibido más culto a partir de que el clan Eorleik cobrara importancia en el norte, mientras que Drayard y Nadruneb reciben culto resisual entre los clanes más cazadores y asilvestrados. Sylviz forma parte del panteón, pero nunca ha recibido un culto por encima de los demás.
Hay muy poca estructura formada alrededor de la creencia gunear. Como se ha mencionado en otras secciones, los templos son humildes y poco ominosos, no existen organizaciones formales, y no hay en sí atribuciones oficiales de ningún tipo.
No obstante sí que existen costumbres muy arraigadas que se repiten en gran cantidad de sitios.
Cuando ocurre un evento extraño o simplemente importante, los sacerdotes realiza su interpretación conforme a la visión religiosa y la comparten con los demás.
Hay que entender que no solo no existe una guía de interpretar augurios, sino que además gran parte de la interpretación se basa en la interpretación de augurios previos sobre la que puede no haber un acuerdo. Esto puede ser extremadamente complejo y llevar a los sacerdotes a prolongadas discusiones en las que pueden llegar a cuestionarse conceptos clave y conducir de forma irremedable a violencia muy definitiva.
En cualquier caso la paciencia de los guerreros y de los jefes de clan no es infinita, y si los sacerdotes no son concisos en su intepretación, pueden encontrarse con que el guerrero de turno se sienta animado a desafiara los dioses decapitando a uno de sus sacerdotes.
En general estos problemas no son del todo comunes y los sacerdotes tienden a encontrar una buena explicación que satisfaga al pueblo, y en general no hay una gran memoria colectiva que luego les suela recriminar un augurio fallido, a no ser que sea muy perjudicial. Por esto los sacerdotes suelen ser comedidos y en su sabiduría se tiende a promover cierta prudencia.
Los herreros guneares, y en general todos los artesanos quieren que sus creaciones sean benditas. Esto no obedece simplemente al deseo de que los objetos alcancen la máxima efectividad, fama o gloria, sino que también esta relacionado con la creencia de que así pueden también destacar ante los dioses y que de alguna forma estén satisfechos con ellos.
Se espera que lo sacerdotes busquen con los ojos de los dioses y hagan de puente entre los mundos.
Cuando un gunear realiza una acción que considera trascendente, siempre querrá que haya un sacerdote que haga llegar al dios los hechos ocurridos para que lo tenga en cuenta para su vida y para el día en el que muera.
No es necesario que el hecho sea demasiado trascendente. Puede ser personal, como el nacimiento o la muerte, o habitual como una boda. Quizá una persona quiera transmitir algo concreto que la ha hecho sentir una emoción en especial, o simplemente asegurarse de que escuchan una petición.
Hay situaciones en las que esta obligación de los sacerdotes puede tornarse más pelirosa. Obviamente se demanda muchos sacerdotes en batallas, y sin duda se espera que en todo barco haya un fiel a Babglón. Las personas más pudientes pueden ir acompañadas siempre, de hecho, por un sacerdote.
Hay personas que no pueden contar con uno para ciertos eventos, y en esos casos realizan ellos los rezos. A fin de cuentas no hay una institución que valide quién es un sacerdote y quién no.
Hablar del culto gunear en general es un poco limitado porque los mismos dioses cubren esferas muy diferentes, y por lo tanto el culto de cada uno de ellos se puede distinguir del de los demás. En este sentido hay muchas formas de adorar a los dioses guneares, y algunas tienden a crecer de forma muy rápida, por lo que los sacerdotes quieren estar atentos al surgimiento de nuevos cultos.
Este tipo de culto es el que se desprende de la mentalidad del acero. Sus sacerdotes tienden a lidiar de mayor o menor forma con su propio carácter guerrero, y estar bien dispuestos a presentarse en combate donde son necesarios como testigos y como guerreros.
Este culto se puede ver principalmente en los clanes más guerreros, como pueda ser el Sigvar, el Asgeifr y en menor medida el Fosrodr. Los dioses favoritos en esta gente son Thargron y Sylviz.
Este es el nombre dormenio de unos adoradores de Nadruneb que fueron extinguidos por la Corrección, pero por extensión se llama así a todos los sacerdotes de esta diosa, y también a los gunares.
Estos sacerdotes están más afiliados a las cuestiones naturales que a las de la civilización, y aunque se consideran parte del orden gunear del feralismo tienen importantes rencores hacia todos los demás dioses, y particularmente no tienen tanta afinidad con el acero.
Los cultos de este tipo son normalmente secretos, y sus sacerdotes son muy expertos en entender la naturaleza y su agresividad.
Los cazadores del clan suelen rendir culto, obviamente, a Drayard, pues es el dios con cuyas esferas de forma natural interaccionan la mayor parte del tiempo.
Este culto es totalmente autónomo, y las funciones tradicionales prácticamente desaparecen. Se puede hablar de un culto prácticamente individual cuya única práctica común es la enseñanza.
Este culto es especialmente común en el clan Ígvinror, pero normalmente todos los clanes que cuentan con cazadores conviven con él.
Se trata de los sacerdotes que oficial como creyentes de Bablgon, y que como tal bendicen los puertos, adivinan el clima y se embarcan en viajes.
Es el culto más formal de todos los que se pueden ver en los clanes. Sus ritos están bastante formalizados, y sus sacerdotes, de hecho, se dedican a ello de forma exclusiva y reciben una asignación, bien de un patrón, o bien de la familia gobernante.
Esta forma de culto está bastante llena de superstición. Su principal rito es el del sacricio al dios del mar, el cual se realiza de la forma más simple: arrojando un bien al mar. En este sentido se prefieren los sacrificios vivos con los que se realiza un augurio relativamente formal. Por ejemplo, si los animales marinos lo devoran rápidamente es un mal augurio, y si llega a tierra es nefasto. Si la sange impregna al barco, depende del dibujo realizado, y si se hunde rápidamente es buena señal.
Se pueden realizar todo tipo de sacrificios, y en casos desesperados se sabe que algunos sacerdotes han llegado a sacrificar personas, o incluso a ellos mismos.
Este culto de sacerdotes no está adscrito a un lugar específico, sino que tienden a viajar por pequeñas comunidades dispersas o aparecer en momentos concretos. Como son creyentes acérrimos de Sylviz están asociados a sucesos climáticos adversos en los que pueden prestar su ayuda, por lo que su llegada es tanto una mala noticia como un alivio.
Han aparecido visitantes se Sigvaur por todos los clanes, y se sospecha que hay una organización o comunicación común, pero esta no ha sido establecida, y los miembros de esta organización tienden a ser muy silenciosos a este respecto.
Esta creencia no es del todo compartida por el resto de guneares, pues aunque acepta todo el credo y doctrina, se basa en la idea de que hay algo común a los dioses guneares, y que ese aspecto común es en sí mismo la entidad o divinidad a la que hay que adorar.
Esta entidad común está evidentemente muy relacionada con el acero mediante el cual estos superiores artesanos consiguen la comunicación con los dioses, pero su misma naturaleza está en discusión dentro del clan Ollvaror.
Dada esta estructura informal de adoración no se puede decir que haya una estructura legal per se más que en los clanes Eorleik y Ollvaror, que son algo más rígidos y formales que los demás.
Pero estos códigos no vienen más que a formalizar el principio de que la creencia en los dioses no es en sí opcional. Se les puede desafiar o incluso combatir, pero no se puede negar su existencia.
De la misma forma, también se considera intrínsecamente malvado negar la adoración a los dioses guneares para otorgársela a dioses extranjeros.
A los que obran de esta forma suele reservárseles el mismo castigo que a los delincuentes: la expulsión.