Es una unidad de élite cuya función es la protección de la familia real. Aunque en tiempos de paz se convierte prácticamente en una unidad de protocolo, no ceden en su entrenamiento. Cuentan con una equipación, disciplina y moral famosas en el mundo entero. El número de guardias reales a fecha del año 472 es de 800 hombres.
La guardia real se protege con cotas de mallas y corazas de metal con hombreras. Esta armadura está bellamente decorada con ribetes dorados. Las reminiscencias a halcones indican que la familia Trilbanson es la protectora de la familia real.
Existe la creencia de que las armaduras de la guardia real fueron creadas por Soid en persona. Si bien es cierto que la mayoría de armaduras son antiguas, también se llegan a crear armaduras nuevas para reemplazar aquellas que quedan inutilizadas. Para este propósito se reclama la tarea a los mejores artesanos con los que se puede contar, los cuales suelen ser extranjeros.
El equipo formal incluye un escudo y una espada de punta o una alabarda, pero es normal ver armas personales en muchos guardias reales. Esta actitud no es tolerada en actos oficiales, donde deben portar las armas de la unidad para realizar los desfiles, aperturas oficiales, cambios de guardia y otros actos protocolarios. En batalla no obstante sí que pueden verse estas elecciones personales variadas y contextuales, incluyendo alabardas no reglamentarias, espadas de legionario, mazas e incluso manguales.
El oficial superior de la guardia real suele ser propuesto por la familia Trilbanson y aceptado por el rey. Este cargo es de un importante crédito personal, pero es incompatible con el ejercicio de otros cargos y si bien no es vitalicio sí es usual que el hombre que lo ocupa lo haga durante un decente número de años, al menos hasta que exista un sustituto capaz.
Este oficial es el responsable táctico y administrativo de la unidad, y no cuenta para ello con oficiales intermedios o tenientes. Esto se debe a que socialmente serían puestos totalmente indeseables que ningún noble querría ocupar.
Las funciones de teniente son ejercidas por los sargentos de la unidad, que son ascendidos de entre las filas de los guardias por méritos y capacidades probadas. Esta estructura se mantiene en tiempos y de paz y en tiempos de guerra.
Cada guardia real es entrenado y formado por el resto de los integrantes. Sin intervenciones por parte del exterior. El proceso de selección de un guardia real es fino y muy delicado, debido a que van a ocupar puestos de altísima responsabilidad.
En primer lugar se elige un candidato para entrar en el cuerpo. De partida ni siquiera se eligen a aquellos adultos y se descarta a aquellos sin una familia estable y claramente leal. Como es sensato pensar, normalmente los familiares y conocidos de guardias reales son pre seleccionados con más facilidad.
No es la única vía, no obstante. Una fuente clara de candidatos se produce en los torneos de la festividad que la guardia organiza en Eianil una vez cada dos años, y en los que los de cualquier parte de Dormenia pueden participar.
El capitán de la unidad mantiene una lista de posibles candidatos a disponibilidad de la Corrección, quien investiga a los candidatos y sus familias de forma activa, y se asegura de que son de una credibilidad indudable. Aquellos que tienen la más mínima sombra de duda, como una conducta posiblemente homosexual o amigos críticos con la corona son descartados. Simultáneamente se comienza su entrenamiento, que si bien es lento y concienzudo no es el más duro de Dormenia en términos físicos.
Finalmente la Corrección tacha muchos nombres de la lista. Aunque no sirven para participar en la guardia real sí son válidos para participar en otros cuerpos militares dormenios menos exigentes, aunque algunos acaban dándose a la mala vida. Para cuando el capitán de la unidad tiene que tomar sus elecciones normalmente hay tan pocos nombres en la lista que no hay nada que decidir.
La formación de la guardia real no acaba nunca, y las prácticas protocolarias y de combate se suceden de forma grupal e individual. Lo mismo ocurre con las visitas de la Corrección, que tienen un doble propósito: descubrir posibles traiciones, y entrenar a los miembros de la unidad para conocer y resistir los interrogatorios.
La guardia real tiene una elevada disposición moral más allá de toda duda. Esta viene conferida por su concienzudo y prolongado equipamiento, su equipación superior y la fama que la unidad tiene en toda Dormenia. Cuando la guardia real aparece como conjunto el resto de tropas suelen sentirse inspiradas, o por lo menos inferiores.
Es muy usual que los soldados se dejen un gran bigote, que se conoce culturalmente como "bigote real", a pesar de que los reyes suelen dejarse barba. Cuando en los cuarteles del ejército se ven muchos de estos bigotes se suele elevar la moral.
La función básica y evidente de la guardia real es garantizar la seguridad de la saga Neldar, lo que incluye al monarca, su familia inmediata y sus ministros. Esta última no suele ser ejercida, no obstante, por las sospechas de espionaje que los ministros tienen hacia cualquiera que no sea de probada lealtad hacia sus personas.
Esta función de seguridad se refiere solamente a los peligros que se pueden afrontar con la punta de una espada. No está encargada en absoluto de poner el oído a las conspiraciones y catar las comidas en busca de venenos, talentos para los que en principio no tienen formación, aunque muchos capitanes veteranos desarrollan tras muchos años de callar y observar, un cierto talento para detectar las conspiraciones, y no es raro que los monarcas reclamen su consejo en momentos delicado.
Pese a que la función primaria de la guardia es la seguridad, no es para nada despreciable la capacidad en batalla: se trata de una infantería pesada sobradamente entrenada que puede operar bajo la más opresiva de las situaciones sin ceder un solo paso. Equipados con escudos y armaduras pesadas, su grado de invulnerabilidad es muy alto, y muy pocas unidades en el mundo podrían hacerles frente de igual a igual.
No obstante, dado su pequeño número y rígida equipación, solo puede ser utilizada para reforzar tácticas de otras unidades.
Esta utilidad ha sido demostrada durante la invasión de Tagcedo, campaña a la que fue destinada una buena sección de la guardia con resultados óptimos.
Los miembros de la guardia real cobran el sueldo mínimo garantizado por el rey, esto es, una corona mensual, pero lo hacen durante toda su vida. Esta cantidad de dinero es más que aceptable para un plebeyo, y la situación de seguridad laboral contribuye a que sean puestos muy deseados. Además, para fomentar la lealtad se garantiza la pensión para la mujer de un guardia fallecido. Por todo ello los familiares de la guardia real gozan de mucho respeto, y en ocasiones envidia.
La guardia real es una unidad con caro y pesado equipo que requiere personal específico para su reparación e infraestructura compleja para su transporte. Para colmo, no están entrenados en la supervivencia, y están acostumbrados a muchas comodidades.
Finalmente, sus elevados principios les impiden robar, por lo que en general se puede hablar de una autonomía nula o prácticamente nula. No se trata de una unidad que se pueda separar de su método de financiación tradicional y en ningún caso son apropiados para el trabajo de campo más allá de alguna intervención militar puntual.
Las tácticas de la guardia real suelen ser defensivas, relativas a la protección de personalidades, pero pueden ser fácilmente adaptadas para la defensa de lugares o de posiciones estratégicas. Están perfectamente entrenados para cumplir con esta función, y raramente cederán en este propósito.
La guardia real tiene su origen en diversos veteranos pertenecientes a la familia Trilbanson que lucharon como infantería al servicio del primer Neldar. Al término de los conflictos bélicos fueron elegidos por sus méritos en batalla para servir como cuerpo de seguridad del monarca. Su fundación está recogida en la ley Dormenia, y la familia Trilbanson ha gozado de derechos exclusivos desde entonces incluso en los momentos de su grave decadencia.
La guardia real ha frustrado un número suficientemente trascedente de eventos violentos contra el gobernante como para justificar su existencia, si bien posiblemente otro cuerpo menos entrenado también podría haberlo hecho. Se ha pronunciado este argumento en ocasiones para desbandar la guardia real, si bien el Rey ha sido siempre categórico al respecto de su preferencia por un cuerpo entrenado en la lealtad a su persona. En esto último puede estar seguro: no hay registro de un solo acto desleal entre los integrantes de la guardia real, aunque el vigilante ojo de la Corrección está relacionado con esto.
Los guardias reales son entrenados y adoctrinados en la visión de que el Rey está imbuido por una naturaleza divina impulsada por Soid. Esto se consigue mediante una doctrina concreta y en este caso escrita, "El código de la guardia real". En ella también se recoge la forma de comportamiento de un guardia, que incluye elevados valores y establece un criterio claro de las prioridades de uno de los miembros de esta unidad.
Las faltas en la guardia real son escasas, debido a múltiples factores entre los que se encuentra ese código, la dureza de las condiciones exigidas para entrar y las terribles consecuencias para su familia al completo. Estas son tan duras que cuando se producen los guardias pueden preferir suicidarse y garantizar de esta forma el cuidado de su familia y la dignidad de su nombre.
En ocasiones sí se producen faltas que son una violación clara de los principios de la guardia o una dejadez importante en las funciones, y el guardia no tiene tiempo o voluntad de suicidarse. Estos casos acaban inevitablemente en ejecuciones privadas. La guardia cuenta con seis ejecuciones de este tipo.
La guardia lleva un registro de todos los miembros que ha tenido desde el comienzo de su existencia. A este respecto un compañero normalmente elegido por el fallecido suele escribir el texto, detallando las acciones y personalidad del muerto.
El grito de moral de la guardia real cita "Por la patria y el rey".