Hermanos Juramentados de la Espada Negra

TIRTISMO

Religión cuya característica primordial es estar restringida a una región específica, concretamente a las cuatro provincias de Tirtie. No obstante tiene una serie de características que la hacen destacable, y el número de fieles la hace estar entre las primarias. Encaja, no obstante, de forma clara dentro del tridecadeísmo.

Por desgracia el tirtismo no es en absoluto fácil de estudiar por tres motivos principales. El primero, que no existe registro escrito. El segundo, que la única fuente de conocimiento fiable son los ulekaiz o sacerdotes tírticos, y el tercero, que estos tienen una desconfianza plena hacia los extranjeros. La información obtenida, pues, debe aceptarse con cierta prudencia, y recordar que precisamente esta falta de registro escrito puede haber propiciado cierta mutabilidad histórica.

Dentro del tirtismo se reconocen a cuatro dioses propios, que en este caso son Drayard, Tatja, Taharda y Sylviz. Es de señalar que este subconjunto de dioses responde a la forma de entender el mundo de los tírticos, y toda la religión está basada en este concepto personalista: sus dioses son los de el clima, los cultivos, la caza y la muerte, que vendría a ser todo lo necesario en la vida de un tírtico.

Como se ha mencionado, el tirtismo encajaba bien como una parte del tridecadeísmo, y los tírticos son tolerantes en cierto sentido con las religiones y dioses ajenos. No niegan en absoluto su existencia, pero son vistos con una mezcla de desconfianza y desprecio.

De hecho, una de las cualidades extrañas del tirtismo son reconocer plenamente la participación de otros dioses en la creación del mundo. No exigen, en este sentido, ninguna concrección específica, sino que asumen que el mundo lo crearon algunos dioses, pero que los dioses aceptables son los suyos.

El tirtismo desencaja con el tridecadeísmo en el sentido de que, aunque reconoce la existencia de un “reino de los muertos”, en este no habitan los dioses, o no al menos todos los dioses. Parece frecuente el pensamiento de que los dioses viven en la tierra, y que de hecho los dioses tírticos viven en Tirtie, en lugares secretos que no se dejan ver.

Otra de las cualidades singulares del tirtismo está relacionada con la construcción del mundo. Según ellos, este fue concebido para enterrar un arma poderosa que daría con el fin del mundo. No obstante, pese a la importancia de estos dos conceptos, los tírticos no la citan mucho en su cultura.

Sí hay una explicación más concreta en relación a la cabida del hombre en el mundo. Según si visión, la función específica del ser humano es mantener funcionando la creación de los dioses mediante las tareas específicas como la caza, la ganadería y sobre todo la agricultura. De esta forma las principales tareas tírticas tienen una carga divina inmediata.

En este sentido su identidad nacional y territorial también está relacionada directamente con la religión. Existe el precepto de que los dioses entregaron Tirtie a los tírticos como un premio por su lealtad y capacidad de trabajo. En ese sentido Tirtie es simplemente el mejor lugar para reencarnarse.

En relación a la migración de las almas, esta encaja con bastante facilidad en el tridecadeísmo. Según ellos, las almas recorren un ciclo de la misma forma que las estaciones y los cultivos. Al final de la vida, el cuerpo debe ser enterrado bajo tierra (de hecho, más bien bajo Tirtie) para que el alma sea guiada en su viaje. El destino que puede sufrir este alma puede ser variadísimo, aunque es una constante que todos los tírticos quieran contar con el apoyo de un sacerdote de Taharda que lo guíe. En una situación óptima, el alma volvería a nacer como tírtico, dispuesto a trabajar la tierra una vez más.

En general los tírticos no hacen demasiadas menciones al caos y los defectos, y es razonable pensar que si la hacen es por la referencia cercana del eridismo. Se reconoce que es un enemigo fundamental de Sylviz, dios del clima y de los ciclos, y anti caótico por lo tanto, pero no existe un miedo a ello precisamente por estar protegidos por ese dios. Se reconoce la existencia de los defectos, pero también con poco miedo. En general hay una visión de que la gente tírtica es muy buena como para acabar con ese destino, y menos si se cuenta con un ulekaiz de Taharda en la muerte. Por ese motivo, los tírticos opinan que los defectos son, en general, extranjeros, y probablemente eridios.

Todos los conceptos de la existencia se explican siguiendo fácilmente los dos preceptos fundamentales: que el humano existe para cultivar el mundo, y que su alma se reencarna una y otra vez para seguir haciéndolo. En este sentido el tirtismo es muy simple buscando las explicaciones a cualquier concepto. Ningún ulekaiz dudaría al explicar que el sol es una bola de fuego creada por Tatja con ayuda de Sylviz para que los cultivos funcionaran, y que la luna la puso Taharda al apiadarse de los hombres, para que estos vieran algo de noche. En otros casos no son tan claros; por ejemplo, preguntados por el significado de las estrellas, suelen decir que son bolas de fuego lejanas de dioses extranjeros menos poderosos que los suyos.

Es ciertamente difícil estudiar o clasificar los mitos tírticos, no solo por la resistencia tírtica de revelarlos a extraños, sino también porque estos mitos son, en su gran mayoría, de una variación territorial inmensa. Es muy posible que el mismo mito aparezca en una región del norte y otra del sur con diferencias trascendentes, o que uno se aplique solamente a una aldea específica.

Aún es más, da la sensación de que muchos de los mitos tírticos se refieren a hechos recientes, por lo que es posible que otros tantos hayan desaparecido en el pasado cuando los hechos históricos a los que se refiere dejaron de ser acuciantes. Los que aquí se representan son quizá los más inmutables de ellos, o por lo menos los que más han calado en el pueblo tírtico.

El cuerno del Ezdur

Esta leyenda afirma que Drayard posee un instrumento, posiblemente una flauta, con la cual puede convocar a cualquier variedad animal, bien individualmente, en manada o en hordas. Conociendo los secretos de la fabricación de esta herramienta mágica, creó otra similar para que el pueblo tírtico pudiera ser convocado de una sola vez para realizar su revolución.

Este cuerno sería entregado como presente al primer Ezdur, y no habría sido utilizado ni una sola vez en toda la historia.

Sea o no cierto este mito, la misma creencia en él tiene una relevancia en sí misma, y el debate de lo que ocurriría si el Ezdur tocara un cuerno (cierto el mito o no) se ha repetido tanto entre los propios tírticos como sus aliados. Las consecuencias sociales

El derecho a portar armas y la muerte en los tírticos

Según este conveniente mito, los tírticos habrían sido dotados del derecho a poseer un arma como fruto de un mandato divino de la misma Taharda, que garantizó a partir de ese momento un permiso a todo tírtico de enfrentarse y matar a sus enemigos sin sufrir condena.

Las circunstancias en las que Taharda concedió este permiso varían de una fuente a otra. Unos dicen que hace referencia a un tírtico capturado llamado Brahlus, que intentó suicidarse de una docena de formas durante su presidio en un centro de reeducación, y que finalmente solo lo consiguió tras arrancarse la lengua a mordiscos, y no por ahogo, sino de la infección posterior. Según esta versión Brahlus pediría personalmente a Taharda (aunque no queda claro como, si se había cortado la lengua) que concediera a los tírticos el derecho a portar armas y matar a sus enemigos.

Otros explican una versión menos heroica pero quizá más alegórica según la cual Tatja fue una vez azotada y violada por un dios extranjero. Taharda, disgustada, se enfrentó a ese dios en una lucha que duraría siglos, pero encomendaría a los tírticos que defendieran a Tatja como un derecho y una obligación. Si tenemos en cuenta que según cierta visión los campos de cultivo son el cuerpo de la misma Tatja, la metáfora obliga a los granjeros a defender el terreno de Tirtie.

Se atienda a la versión que sea, todas son muy convenientes para el gobierno en la sombra de Tirtie y podrían ser simplemente una forma de dar validez religiosa a una conducta ya bastante establecida y sin duda deseada por los líderes revolucionarios tírticos.

Las lágrimas de Tatja

Tatja y Taharda habrían alcanzado un importante pacto, quizá como fruto de la promesa de venganza que desinteresadamente la diosa de la muerte hizo cuando la de la fertilidad fue azotada y violada. Tatja abrazó a Taharda y lloró, emocionada por el acto de esta. Pero Taharda también se emocionó por el momento, y dijo: “En lo sucesivo allí donde han caído tus lágrimas será tierra sagrada, y los hombres que allí sean enterrados volverán una y otra vez para cultivarte”. Según este mito Tirtie sería el lugar del mundo en el que las lágrimas de agradecimiento de Tatja cayeron.

Los gorilas de Drayard

Muchos siglos atrás la diosa oscura Taharda habría sufrido una incursión de un tírtico de nombre olvidado en busca del alma de su amada. Taharda estuvo a punto de ser engañada por el ingenioso tírtico, pero en el último momento lo detuvo y lo maldijo a cien años de castigo en el que se le clavarían clavos en las muñecas y colgaría de ellas. Pero el tírtico era fiel a Drayard y solicitó su intervención. Drayard apoyó al tírtico y aunque no logró evitar su condena si consiguió que esta ocurriera sin dolor, de forma que solo tenía que aguardar cien años de encarcelamiento.

El mismo Drayard acudió el día de su liberación, pero el guerrero había cambiado. Aunque Taharda no lo había sometido a torturas físicas, no le había dejado hablar ni comunicarse y al tírtico se le había olvidado todo lo que había sabido, incluyendo su nombre, y se comportaba solo como un animal. Drayard se lamentó, pero le dio fuerza y talla descomunal, y lo soltó de nuevo a Tirtie. Los tírticos asumen de esta forma que el gorila desciende del hombre, y que solo se encuentran en Tirtie.

Este mito deja otra herencia en el dicho común “Antes olvidaré mi nombre que traicionaré a Tirtie”, o “No hablaré aunque olvide mi nombre”, refiriéndose a que guardarán silencio si son capturados y torturados.

El rayo de Sylviz

Este curioso mito pretende explicar como los hombres llegaron a Tirtie. Este afirmaría que el mundo estaba padeciendo un gran diluvio de origen desconocido que amenazaba con acabar con las civilizaciones. Sylviz habría elegido a trece hombres valerosos de diferentes partes del mundo que se distinguían por la fuerza de sus valores y la rectitud en su aplicación. Estos hombres serían guiados por un gran rayo que sería visible desde cualquier lugar.

Este rayo habría golpeado en un gran árbol en el centro de Tirtie. Según el mito, la madera del árbol se volvió mágica y fueron sacadas trece ramas con el poder de llamar a los relámpagos.

Por supuesto, los trece bastones estarían desaparecidos, y aunque no hay ninguna evidencia de que el árbol existiera realmente, muchos exploradores aseguran que, desesperados en horribles tormentas, han visto caer un rayo en un gran árbol, y que el momento de iluminación resultante les permitió recuperar la dirección y volver vivos a sus casas.

Las ofrendas a los dioses

Es común en muchas religiones ofrecer sacrificios a los dioses, pero los tírticos parecen haber llevado esta idea a una dimensión más práctica, por lo que nunca desperdician una buena pieza de caza o queman el trigo cultivado, sino que las ofrendas se hacen con los restos de las diferentes prácticas habituales. Por ejemplo, la cornamenta o las pezuñas de un animal cazado sirven como digno sacrificio a Drayard, y es bien sabido que los guerreros tírticos guardan y ofrecen a la diosa de la muerte restos mortales de sus enemigos, incluyendo orejas, narices, ojos, dedos, o incluso cabezas enteras, extremidades o corazones.

No obstante la más significativa de estas ofrendas es la que se hace a Tatja al final del verano, y que consiste en la quema del rastrojo. Esta es la mayor fiesta de Tirtie en la que se realizan todo tipo de juegos, entretenimientos y festejos, y se intenta llegar a la hoguera más grande posible.

Todas las mujeres son Tatja

Más que un mito, se trata de una forma de entender la vida. Según esta, Tatja, como diosa de la fertilidad está en todo aquello que da lugar a la vida. Particularmente todos los campos de cultivo son Tatja, y todas las mujeres son Tatja. De esta forma todos los atentados contra ambos son vistos como el más terrible de los crímenes, y tanto quemar un cultivo como pegar a una mujer son castigados con severidad.

Esta importante protección solo se aplica, no obstante, a las mujeres que potencialmente pueden parir. Una mujer que se haya demostrado infértil será considerada como “maldita por Tatja” y será vista como indigna de confianza. De la misma forma una mujer que renuncie voluntariamente a la maternidad perderá completamente el beneficio y será considerada como un hombre.

El cubo de gusanos y los vigilantes de las tumbas.

Este mito tendría lugar en una época en la que los tírticos estaban bajo el control absoluto de los eridios. El Ezdur de ese momento habría pedido ayuda a los dioses para poder liberar a su pueblo, y Taharda le habría dado el legendario cubo de gusanos. En este peculiar objeto mágico habría que depositar los gusanos de la tumba de un muerto para obtener control sobre su alma.

Los tírticos tienen la falsa creencia de que los eridios cogieron temor a este artefacto y decidieron quemar a sus muertos para evitar que sus almas fueran capturadas. Hay documentos que señalan que la cremación es una costumbre muy anterior, pero sin duda la creencia da cierta ilusión a los tírticos.

Posiblemente como referencia a esta historia, o quizá a una anterior, los tírticos tienen cierto respeto a los gusanos que aparecen donde alguien ha sido enterrado, y no solo no se les molesta, sino que existe la costumbre de poner espantapájaros guardianes en las tumbas. De esta forma se expresa el respeto o el amor que se tenía por el fallecido, y hay tumbas en las que aparecen múltiples espantapájaros incluso años después de la muerte.

Los juicios de los dioses

Cuando los trece viajeros que ocuparon Tirtie fueron falleciendo, los cuatro dioses se turnaron para elegir cuales quedaban con ellos. Ocho de ellos fueron a acompañar a los dioses como avatares, pero los restantes cinco no fueron elegidos por los dioses puesto que habían traicionado sus principios en vida.

La justicia tírtica imita esta simple forma operativa con sus delincuentes: una vez verificada la identidad se pregunta si alguien respetable quiere hacerse cargo del infractor. En caso afirmativo, ese sujeto pasa a ser responsable de él, y en caso contrario se le ejecuta, independientemente del crimen cometido.

El destino de los animales

Existen toda una multitud de mitos asociados a diferentes animales, como el de los gorilas que ya se ha citado.

Otro muy conocido es aquel que sostiene que una mujer tírtica madre de diez hijos vio como estos perdían la vida en la lucha contra Eridie. Dice la leyenda que, llorando de rabia, inició una revuelta, pero al término de esta fue capturada por los eridios, y fue torturada día y noche, por lo que pedía a Drayard que la convirtiera en pájaro y le permitiera escapar de su presidio. El dios de la caza y de los animales se apiadaría de ella y la convertiría en golondrina.

Por ellos esta ave es considerada un ser de naturaleza casi divina y se considera que destruir sus nidos, incluso fuera de temporada, es de muy mal gusto. Los tírticos llegan a cambiar sus mismas costumbres por evitar destruir un nido de golondrina, y las casas que tienen muchos de estos se consideran benditas.

Existen docenas de mitos en los que un héroe o villano acaba reencarnado en animal y su vista tiene un significado especial. Un gato negro significa que se va a tener fortuna en el siguiente combate, pero que hay que estar alerta. Una bandada de gorriones significa que no va a venir el recaudador este año. Ser mordido por una serpiente y sobrevivir sin ser amputado presagia que el próximo hijo tendrá buena salud. Otros son negativos, como el que dice que pincharse un pie con un erizo garantiza un mal año de cosechas, y hay que remediarlo cuanto antes cazando una lagartija, aunque sirve que lo hagan los hijos del desafortunado, y otros solo hacen hincapié en una evidencia de la naturaleza, como aquel que garantiza que los perros son la raza elegida por Drayard para ser los guardianes del hombre.

Probablemente sea imposible citar todos los mitos relativos a animales, no solo por su cantidad, sino también por la falta de uniformidad en función a la región.

La residencia secreta de Sylviz

Existe la creencia común de que los dioses viven, de hecho, en Tirite. En general se supone que los dioses habrían elegido lugares alejados y secretos, y que si no se conocen es porque ellos quieren mantenerlo en secreto.

No obstante sí se dice que la residencia de Sylviz existe y está en las montañas, al sur. Esta afirmación podría tener relación con un rumor que se da entre ulekaiz, y que dice que un fiel a Sylviz está alcanzando algún tipo de iluminación. Esta historia podría no tener ninguna base, pero sin duda tiene fascinados a ulekaiz y campesinos.

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