Allá vamos con la siguiente parte. Tengo que mencionar que esta para mí ha sido una de las mejores partidas que he jugado por la intensidad con la que se vivió.
Los personajes estaban dando vueltas por la provincia buscando al desaparecido hermano de Synnove, pero este no aparecía por ningún lado y el deber a la marca se estaba descuidando, así que volvieron a hablar con Herián. Por el camino escucharon rumores de que un peligroso líder criminal se dirigía hacia el norte, información que compartieron con Herián.
Este determinó que se trataba de Atrom, líder de la sociedad criminal de Inenil, el cual había sido encontrado culpable de, según los rumores, sacrificar a treinta vírgenes. Esta historia resultó ser falsa, pero fue la fuente de múltiples conjeturas de los jugadores.
Herián tuvo que marcharse con su guardia personal, que también es la mayor fuerza de la provincia, a defenderse de una nueva acusación. Esta marcha no fue casual, sino que es parte de una conspiración que se explicará más tarde.
Quedaban al cargo, pues Mavert (caballero), Baldrio (jefe de la guardia de la ciudad), Sira (espía) y Reus (antiguo corrector). Se pusieron alerta por la posible llegada del criminal, debido a lo cual dos miembros, Reus y Baldrio partieron al sur intentando obtener información. Encontraron a un grupo de unos cincuenta miembros acampados. Lo rodearon hasta el siguiente pueblo, en el que habían causado muchos problemas. Reus decidió robar en un domicilio del que obtuvo tres velas y cinco labregas de cobre.
A la vuelta fueron adelantados por un mensajero a caballo del sur, que se detuvo y les hizo entrega de un mensaje para Herián. La información citaba que el jefe Atrom pasaría por la marca antes de abandonar la región, y les dio algo de información sobre lo peligroso que era este hombre, su grupo de guardias personales y su segundo al mano, Ormont. Las órdenes de la cabeza de familia eran dejar pasar al criminal, que entraría en zona Aglazor evitando los daños en el pueblo.
Llevaron esta información a la mujer de Herián, quien no se mostró nada de acuerdo con las órdenes, y apoyó un plan híbrido de los jugadores, consistente en conseguir información y preparar una emboscada dentro de la ciudad con levas ciudadanas.
La obtención de información la llevaron a cabo Reus y Sira infiltrándose en el siguiente pueblo que estaban ocupando. Pudieron ver que Atrom y Ormont no armaban bronca, sino que permanecían muy tranquilitos con sus guardias.
Sira decidió aligerar algo la carga, y ejecutó nada menos que siete hombres durante la noche. Esto tuvo un efecto aparentemente contraproducente, pues los puso en guardia.
Los personajes finalmente tomaron una precaución adicional: hablar con el jefe del crimen organizado en su propia ciudad. Ahí la capacidad de Reus de detectar la mentira fue clave, pues gracias a eso pudieron determinar que el sujeto había pactado con un hombre de Reus, Ormont, el paso de ellos por la ciudad con su cooperación. Esta había consistido en planos de la ciudad y una descripción del personal de Herián, o sea, todos ellos.
La situación llevó a un cambio de estrategia. Reus utilizó la influencia divina de Haradon para tomar el aspecto físico del jefe criminal del pueblo mediante el poder "
disfrazar" y recibió junto con Sira al jefe Reus y su gente. Estos resultaron estar bastante centrados y no armaron ninguna bronca, manteniendo a su medio centenar de hombres bajo control, pero tras charlar con Reus y Sira no quedaron muy convencidos y los tomaron como prisioneros.
Ya habían observado que Ormont tenía un tatuaje de Haradon, lo que dio lugar a una conversación entre Reus y él. Reus no se fiaba nada, y mantuvo su mascarada durante largo rato. Al final hizo declinar el poder ante Ormont, demostrando su auténtico aspecto. Ambos decían tener mucho en común.
Reus se dirigió a hablar con el resto del grupo y la señora de Herián. Esta última ya vestía pelo recogido y armadura de cuero desde el día anterior. Parecía mucho más una campesina que una noble, pues gran parte de su halo especial desaparecía sin los vestidos y peinados sofisticados.
Decidieron que Reus volviera a hablar con Ormont, circunstancia en la que se completó su historia. Ormont había sido un corrector asignado a Inenil después de que la corrección fuera "expulsada" de la provincia. Había ejercido a disgusto como jefe del crimen organizado, pero por los cambios de la política en la correción cayó en desgracia, y se exigió su presencia para ser ejecutado. Ormont decidió en ese momento abandonar la orden, y se puso en un segundo plano, dejando el mando a Atrom, un chaval prometedor por aquel entonces.
Explicó también que las circunstancias detrás de la captura de Atrom no podían haber sido más extrañas. Estaba acusado de la muerte de una doncella noble que se veía con él y la cual, según Atrom, se había suicidad por amor. Ormont tenía otra teoría, pues con muy poca diferencia les llegó una generosa oferta de asilo de los Aglazor que incluía también la necesidad de secuestrar a al menos uno de los miembros del equipo de Herián (en este caso la desafortunada era Sira). Todo encajaba, incluso la acusación por la cual Herián se había tenido que ausentar, y dejaba a los personajes en muy mal lugar.
Reus realizó un intento sorprendente: hizo una oferta para reclutar a Ormont, incluyendo protección y sueldo. Ormont no estaba tan interesado en lo segundo, pero no le hacía ninguna gracia establecerse en la zona Aglazor, donde sí hay mucha corrección, y le agradaba establecerse donde se pudiera crear un clandestino culto a Haradon. Ormont accedió si tenía una firma oficial, cosa que puso muy nerviosa a la mujer de Herián, que accedió.
Reclutado Ormont solo quedaba intentar rescatar a Sira.
En este punto haré una mención como máster: Atrom estaba pensado como un enemigo MUY fuerte y difícilmente vencible. Su guardia personal era sólida, y él mismo tenía atributos elevados y cualidades de combate a un nivel bastante respetable, y no iba a tener ninguna misericordia con los personajes. Tanto me daba llevarme a Sira secuestrada como llevarme a dos o tres y matar a otro par.
Los jugadores descartaron muchos planes. Iniciar una guerra abierta estaba fuera de lugar, pues estaban muy superados en número, y Atrom podría escapar con Sira. Las guardias estaban muy bien organizadas para un acto de infiltración.
Lo único que pensaron que podían hacer era un ataque sobre el líder del grupo, Atrom. Si salía mal estaban perdidos, pero pensaron que no podían dejar así a una amiga. Ormont les dijo que era mucho más plausible rescatarla de una celda Aglazor, pero seguramente recogerían una Sira más torturada.
Los jugadores cogieron a todos sus seguidores y los metieron en el asunto. Debido a esto el combate originalmente planteado contra Atrom y sus diez guardias fue algo más asequible: cinco de los guardias estarían peleando contra los seguidores.
Bueno, el combate fue de infarto.
Los jugadores atacaban a Atrom, pero este pasaba sus golpes a sus secuaces, los cuales resultaron ser bastante duros. Por su parte él no tuvo muy buenas tiradas intentando matar a Mavert (en realidad intentaba matar a Reus, pero Mavert lo cubría). El primer asalto de hecho se saldó solo con dos puntos de daño sobre un guardia (o algo así) y una importante acumulación de cansancio.
El arma secreta de los jugadores era Reus, quien estuvo cargando durante tres turnos y con buena suerte en las tiradas un poder que soltó a nivel dos. el "
Destruir" acabó inmediatamente con las armaduras de Atrom y uno de los guardias cuando solo habían conseguido librarse de uno.
Pese a estas notables piezas de estrategia bien decididas, el combate no pintaba nada bien. A los personajes se les acababa el cansancio y no conseguían unos impactos excelsos. Iban dañando al bando enemigo, pero ellos estaban sin cansancio y con las protecciones comprometidas.
En un momento de duda ofrecieron un trato a Atrom: "Lárgate, te dejaremos con vida", le propusieron. "De acuerdo, pero me llevaré a Sira", dijo. Un desmoralizado Mavert aceptó el trato, seguramente hundido tras un fallo terminal en una de sus tiradas. "En ningún caso dejaremos a nuestra compañera", añadió Baldrio con moral. El combate se reanudó. Todo pintaba un poco mal. Reus se había llevado un mal golpe que lo había dejado con un punto de vida, y a Atrom le tocaba actuar. Realizó dos ataques (reduciendo su iniciativa con "combate a una mano arrojado") que podían haber acabado con el combate, pues los recursos de Mavert tocaban a su fin... pero no fue el caso, pues este logró defenderse, aunque quedando muy vulnerable.
De nuevo la sorpresa la dio Reus, quien descargó sus dos ataques (espada y daga) sobre Atrom. Este no se cubrió con sus compañeros, confiando poder salvarse del no muy combativo corrector para que sus dos guardias remataran la tarea. Pero Reus pelea mucho mejor de lo que parece, y después del espadazo brutal vino un dagazo que concluyó la tarea. Habían capturado a Atrom con vida y su segundo al mando había cambiado de bando. El resto de criminales huyeron.
Como mención adicional de máster, diré que Atrom rechazó la oferta de escape porque realmente creí que podía vencer a los jugadores. Pero así es la vida, otro villano fuera de combate.
Los personajes, en especial Mavert, suspiraron aliviados. Se había dado otra ocasión en la que salían victoriosos, esta vez en contra de las espectativas. Cinco turnos de pesadilla que difícilmente nadie que estuviera presente olvidará.
Hasta el domingo que viene. A ver qué nueva situación nos trae.