Partida 0: El ombligo de la diosa
8-10-2017 22:43
Znara se acercó al borde del cráter e intentó vislumbrar el fondo. Tuvo que limpiarse los ojos con agua antes de volver a intentarlo, y en cualquier caso ni siquiera consiguió ver el fondo.
Se sintió sobrecogida por el momento: por primera vez en su vida sentía que era la dueña de su destino, y no logró evitar que las lágrimas salieran de sus ojos. Miró a Aranak, Umar y Ura, agradecida porque le hubieran ayudado a comprender los primeros misterios del ombligo de la diosa. Quiso que su mirada pareciera mucho más madura, que paliara la escasa presencia de su menudo tamaño, pero sabía que ni en aquel momento de gloria indudable conseguiría transmitir aplomo.
No, sabía que ni las palabras ni mucho menos su aspecto demostrarían lo que su padre le había negado. Solo los actos harían que todos esos hombres la reconocieran.
Deseaba que su padre estuviera ahí; ardía en deseos de arrojar a Coda por el precipicio, y que sus huesos se quebraran. Deseaba verlo disculparse antes de morir.
Pero por el momento sabía que tenía que ganarse el aplomo no solo de sus veleidosos partidarios, sino también de los hombres y mujeres valientes que habían seguido a las criaturas deformes hasta los mismos terrenos de la muerte.
Sabía que quedaba mucho por delante.