TRIBUS DEL DESIERTO

Las tribus del desierto forman una civilización única y experta en el territorio harrassiano, y aunque nunca han alcanzado un gran éxito, siempre han sido una molestia importante para el imperio Najshet y la ciudad estado de Harrassia. Cada una de ellas mantiene un gobierno independiente y normalmente hereditario.

Geografía

No hay un lugar exacto en el que se pueda encontrar a las tribus, pues su carácter es claramente nómada: tanto en su faceta recolectora como saqueadora, rápidamente agotan los recursos del lugar y deben abandonarlo por otro.

De todas formas es innegable que en cierta forma son los habitantes naturales del desierto: nadie conoce tan bien el desierto y es capaz de sobrevivir con menos elementos.

Gobierno y estructura social.

Cada uno de los clanes mantiene un único líder que a su vez es aconsejado por un número variable de sacerdotes. El puesto no es en absoluto despótico, pues se trata de comunidades relativamente pequeñas, normalmente unos cuantos centenares, en los que casi todos los miembros se conocen. No suelen producirse disputas por el mando.

La elección de un nuevo líder corresponde al antiguo, así que no es extraño que el cargo pase a un hijo que lleve toda la vida preparándose para ello, pero también se producen situaciones en las que las líneas sucesorias se interrumpan o cambien en favor a un primo o hermano en situaciones en las que eso sea mejor para la tribu.

Las actividades llevadas a cabo por la población suelen estar determinadas por el sexo. Los varones suelen ser cazadores y guerreros, mientras que las mujeres son en su mayoría recolectores. Se producen ocasionales rupturas de este principio general, y en cualquier caso miembros de ambos sexos pueden convertirse en sacerdotes.

Economía.

Las tribus del desierto viven principalmente de dos actividades. La primera, la recolección de los pocos frutos que da el desierto y que saben encontrar y aprovechar con un gran talento, y el saqueo de caravanas harrassianas, actividad en la que también tienen gran experiencia.

Estos ataques han traído de cabeza a sucesivos gobernantes harrassianos que han tenido que tomar toda una serie de medidas para garantizar el flujo comercial por sus caminos. Esto incluye la construcción de los puestos avanzados y de vías seguras en las que el ejército de caballería protege a las caravanas.

Esta protección no es siempre suficiente, pues la superioridad de movimiento de las carsij harrassianas queda en muchos casos neutralizada por un superior conocimiento del terreno y del clima.

No obstante se trata de una forma de vida en cierto declive, y no es extraño que ciertos jóvenes abandonen la vida tribal y se unan al ejército harrassiano. Cuando lo hacen, constituyen excelentes guías valorados aunque no muy respetados. En todo caso han de tener cuidado, pues los miembros de las tribus ejecutan a todo traidor que se una a las filas harrassianas.

Religión.

Los sacerdotes de las tribus rezan a una sola deidad: Nadruneb, la que gobierna sobre la naturaleza. Sus sacerdotes son parecidos a los druidas guneares en el sentido de que ejercen las mismas tareas, cumplen con un culto extremadamente parecido, y tienen cierta repulsa por la civilización. En ese sentido las tribus del desierto constituyen el mejor abono para su fé.

Ejército.

Las tribus no tienen un ejército unificado en sí mismo, aunque informes del servicio de inteligencia harrassiano garantizan que de unirse, podrían llegar a formar una fuerza peligrosa. No hay una estructura de mando ni uniformidad en tácticas o equipo, pero todos son expertos saqueadores capaces de huir y sobrevivir en las peores condiciones.

La siguiente tabla resume los principales grupos de guerreros en función al clan al que pertenecen.

Este texto se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported. Algunas partes pueden tener restricciones menores. Leer más