Hay pocas cosas más secretas en nuestro mundo que las características del clan Ollvaror. Nadie sabe con certeza cuantos son, ni dónde están, ni cual es si líder. Lo único que se sabe es que son los más expertos mineros y herreros del mundo.
Si hubo un animal que representara al clan, se ha olvidado. Es conocido con cierta frecuencia como "el clan de los perdidos". Históricamente se separaron de su pasado común con el resto de clanes y se enterraron bajo tierra, donde tienen una forma de vida completamente aislada.
Ese principio no es del todo cierto en ninguno de sus aspectos. Para empezar una cierta cantidad de personas sí que viven en la superficie, normalmente en la superficie de las teóricas fortalezas subterráneas. Para continuar, no tienen ni remota capacidad de subsistencia, para la que dependen de otros clanes, principalmente con el carnero.
No obstante el clan Ollvaror prové de una gran cantidad de instrumentos de buen acero a cambio, y aún es más, mantiene el compromiso unilateral de regalar a cada jefe de clan una armadura personal de la máxima calidad. Cada uno de los clanes guarda todas las armaduras en el salón de sus hogares ancestrales.
Quizá la característica más definitoria dentro de la mentalidad del acero de esta gente que ha escapado al control del resto de la humanidad sea la capacidad de guardar secretos. Los misterios del clan Ollvaror seguramente sean una tentación para todos aquellos estudiosos que se acerquen a este espacio. Por desgracia no van a encontrar demasiada luz en este texto. Al clan Ollvaror se le da bien guardar secretos.
Es muy probable que el clan Ollvaror tenga un extenso registro en el que se pueda leer no solo toda su historia, sino también la de todos los clanes. Quizá gracias a sus bibliotecas en papel, piedra y metal se pueda conocer la vida de Nivgeur Sigvar y todos sus descenientes, y quizá incluso sus ascendientes hasta remontarse al origen de los clanes guneares.
Hasta el día en el que alguien desvele todos esos poderosos secretos, toda la historia de los clanes guneares está limitada a la complicada lectura en armas, armaduras y paredes guneares.
Es difícil saber en qué momento exacto el clan Ollvaror abandonara los símbolos animales y se internara bajo tierra. No obstante la primera armadura que entregaron a un jefe gunear fue la de Nigveurjonr Sigvar, por lo que se puede estimar que o bien su internamiento ocurrió entonces, o emergieron para relacionarse con el mundo desde entonces.
Lo que sí sabemos seguro es que en esa época hubo un cambio, y que desde entonces el clan Ollvaror ha regalado a cada jefe de clan de los grandes clanes una armadura de excelsa manufactura.
De hecho los Ollvaror miden el tiempo desde este momento, en un calendario único que nadie más comparte. Este calendario comienza en el año 372, de forma que en la actualidad estamos a punto de hacer un siglo.
Aunque hay otras obras de artesanía Ollvaror por todos los clanes, las armaduras de los jefes de clan son las más interesantes que existen. De ellas se puede aprender mucho no solo de las técnicas de herrería empleadas, sino también de su decoración e incluso de sus intereses localizados en el tiempo. No en vano se trata de las mejores piezas del mundo.
Ateniendo a estas características podemos diferenciar cuatro periodos claramente diferenciados:
Estos periodos pueden corresponder bien con cambios en el mandato del clan, con hallazgos que la familia Ollvaror hiciera en sus cuevas, con avances en la técnica de herrería, o quizá con una unión de todas ellas.
Es muy difícil señalar cómo afecta exactamente el frío al clan Ollvaror puesto que nadie conoce exactamente su emplazamiento. Se sabe que hay al menos tres explotaciones mineras en montañas no necesariamente relacionadas entre sí, dentro del territorio de los clanes. Los Ollvaror entienden que ese ese su territorio, aunque físicamente pueda estar muy cerca del espacio de otros clanes.
El contenido de estas minas es, como casi todo en este clan, secreto, pero se reconocen tres partes claramente diferenciadas:
Como se desprende de todo esto, el clan Ollvaror sufre de forma cuanto menos especial las condiciones de vida asociadas al frío gunear, y si bien bajo tierra la temperatura puede parecer fresca, no es para nada tan helada como la que puede hacer en las altas montañas en las que se establecen sus ciudades.
Nadie tiene muy claro cuantos habitantes tiene cada asentamiento, ni de hecho cuántos asentamientos Ollvaror hay. No se sabe cuantos de sus habitantes viven en las casas de superficie y cuantos lo hacen en las estancias subterráneas, pero las experiencias conocidas hacen pensar que de hecho hay una vida importante bajo las montañas en las que el clan perdido se internó.
El clan Ollvaror no produce los alimentos que su pueblo necesita. Esto se trata en la sección de comercio y moneda.
Los herreros Ollvaror son el máximo representante de la artesanía del metal citada en la mentalidad del acero. De hecho es muy probable que sean ellos los responsables únicos de que los guneares hayan desarrollado dicha mentalidad.
Si en el resto de clanes todo el mundo tiende a ser un poco guerrero, en el clan Ollvaror todas las personas tienden a ser un poco herreras. Los miembros del clan reciben desde niños la doctrina de que el acero es el medidor del valor de un hombre, y que un hombre que consigue doblegar el acero está mucho más preparado para afrontar su destino.
En este sentido los herreros guneares son también los gobernantes y los sacerdotes, y a fin de cuentas el pilar central de la comunidad.
Los guneares son excepcionales herreros pero también los mejores mineros del mundo, y no hay mejor acero que el Ollvaror.
Aunque es muy posible que hayan desarrollado novedosas ténicas o que hayan encontrado en sus cuevas vestigios de secretos olvidados siglos atrás, lo que sí es indudable es que fomentan una disciplina en torno a esta actividad difícil de encontrar en otros lugares. No es que un maestro herrero tenga años de experiencia, es que los auxiliares de un maestro herrero son personas que dedican varias horas simplemente a purificarse, meditar y entrenar para el tiempo que tengan que pasar con el maestro. Esos auxiliares tienen sí cada uno entre tres y diez aprendices que están a su servicio, y solamente uno de todos ellos pasará al siguiente escalón. Se trata de un entrenamiento tremendamente intensivo en cuya dura competición no se toleran las traiciones ni los golpes por la espalda.
Como ya se ha citado, el clan Ollvaror cimenta su estructura en torno al acero. Los herreros son las personas dignas de credibilidad política, guerrera y religiosa. Un buen herrero habrá doblegado al acero en todos los sentidos y lo demostrará tanto en posición social como en otros aspectos, como la misma decoración que porte.
Hay que entender que la distancia entre las minas Ollvaror es grande, por lo que es imposible que haya un gobierno central, sino que más bien cada caverna será dirigida por un herrero o consejo de las profunidades.
Se sabe que cada cierto tiempo se produce una reunión Ollvaror en una de estas minas, y que un embajador de cada una de las otras acude para tratar los asuntos determinantes del clan.
No existe una figura como tal de los guardianes de clan, si bien cada mina cuenta con un consejo de superficie o de tierra que regula los asuntos más mundanos del clan, y que hace de primera recepción para las visitas.
Como se comprenderá, las explotaciones mineras del clan exigen una buena cantidad de trabajadores, y es muy probable que las exprendorosas salas subterráneas se hayan construido con sangre de personas que no querían estar ahí. No es para nada secreto que los Ollvaror pagaban bien los esclavos Dormenios que los incursores pudieran llevarles, y que han tenido diversos tratos con prisiones Eorleik de donde conseguían precios mejores.
Estos esclavos exigen cierta formación, por lo que no reciben el peor de los tratos, pero en ningún caso serían personas que controlasen su vida, y que sin duda escaparían si tuvieran la oportunidad.
No obstante, como se dice, puede haber ciertas diferencias entre minas Ollvaror, y que algunas explotaciones menores se hubieran saldado sin este trabajo esclavo.
El clan Ollvaror no tiene producción de casi nada que no sean productos mineros, por lo que es absolutamente dependiente del resto de clanes. Esto puede parecer una posición de vulnerabilidad, pero a fin de cuentas los Ollvaror producen más acero que el resto de clanes juntos.
Este acero suele entregarse, de hecho, en la forma de monedas. Aunque en las montañas las monedas están simplemente valoradas por su peso de metal, aquellas acuñadas por el clan Ollvaror han adquirido, por decirlo de alguna forma, una credibilidad superior.
Una moneda sin el sello Ollvaror puede ser quizá una pieza de aceptable acero Sigvar, pero con mala suerte puede venir de las nefastas minas Eorleik. Sin embargo al acero que tenga una de las marcas Ollvaror es, sin duda, acero de calidad.
Es mencionable que estas monedas son en sí mismo un registro histórico, y que muchos guneares las coleccionan, pues toda remesa incluye una iconografía de su periodo, y normalmente son en sí obras de apreciable belleza.
El clan obtiene de esta forma todo tipo de bienes y servicios. Del clan Fosrodr obtiene carne, del clan Sigvar colaboración bélica y protección, y del clan Eorleik esclavos y grasa de orca. Con el clan Ígvinror los tratos son menores.
Aunque este tipo de comercio es la mayor fuente de recursos para el clan, hay otra forma de trato mucho más minoritario que también tiene importancia social. Según este contrato no escrito un guerrero puede ascender por su propio pie a las montañas Ollvaror para solicitar un arma o armadura Ollvaror. Esto es de alguna forma una prueba de las montañas.
En primer lugar el aspirante tiene que saber done hay una mina Ollvaror, lo cual ya ha puesto a prueba son confianza y su perspicacia.
Después debe ascender hasta la mina cargando con el acero necesario para realizar el objeto y el pago, con lo que se garantiza su interés y fuerza de voluntad.
Finalmente el guerrero debe ponerse a disposición del clan Ollvaror, que puede rechazarlo o ponerle algún tipo de prueba.
De hecho el clan Ollvaror tiene ciertas leyendas negras entre la gente de los clanes, por lo que en este sentido se prueba también la valentía del sujeto. No todos los guerreros han vuelto de intentar consegir un arma Ollvaror.
Siendo los Ollvaror una excepción a casi todo lo que significa el paradigma gunear, religiosamente se puede decir que son una especie de reflejo oscuro. Aunque han rechazado al concepto base del feralismo, en sí no han rechazado a los dioses guneares a los que adoran en su conjunto. Esta adoración, no obstante, está siempre relacionado con el metal, y muy probablemente con la naturaleza caótica de los dioses guneares.
Particularmente el clan tiene un importante culto a todo lo que es material. Prácticamente todo objeto, columna y pared está santificado a los mismos dioses con un cuidado ritual que de hecho es repetido y renovado por sacerdotes que recorren las cavernas asegurándose de que esta protección divina sigue vigente. Casi todos los herreros han realizado alguna de estas inscripciones protectoras en algún momento de su vida y tienden a detenerse en los puntos aecuados de sus fortalezas para renovar con su espíritu la fuerza que, según ellos, impide que la montaña los aplaste.
Es muy posible, de hecho, que la separación del clan Ollvaror no sea en sí tanto un hecho político como un advenimiento religioso quizá surgido no de una familia organizada, sino de los herreros de varios clanes que hubieran alcanzado en el corazón del acero al rojo una verdad que el resto de personas aún están por descubrir.