Seguramente sea necesario que realice una aclaración antes de comenzar. Este es un artículo de identidad de género. No tiene nada de rol (creo), sino que es otro de esos artículos que demuestran que en este medio se habla un tanto de asuntos personales. Pero tampoco es una exaltación de lo personal, solo pretendo plantear unas cuestiones desde la perspectiva de la experiencia individual.
Como muchos de los ilustrados lectores ya sabrán, y si no ya les cuento yo, existe todo un debate sobre lo que configura el género de una persona, y es muy fácil encontrar todo tipo de información en internet buscando “identidad de género”. En este sentido, tras leer artículos, he encontrado que hay una separación que a mí me pareció insuficiente entre la identidad sexual (la que se tiene físicamente) con la identidad de género (que es cómo uno se percibe).
Quizá más adecuada me parece una división en tres aspectos diferentes: identidad sexual (la que se tiene físicamente), identidad de género (que es cómo se percibe a sí mismo) y rol de género (que es cómo lo perciben los demás). No obstante esta división a tres tiene un problema fundamental en mi opinión: ¿cuánto de lo que se percibe uno a sí mismo no está relacionado con la cuestión más social? No creo que sea fácil establecer un criterio que nos permita separar estos ámbitos de una forma efectiva.
Pero como hay un debate y se habla de ello, hay palabras que nos permiten, por ejemplo, establecer ejemplos. Allá va uno simple: una persona nacida del sexo macho podría sentirse personal y socialmente mujer, y en este caso hablaríamos de una persona
transgénero. Esto no significa que forzosamente se sienta mal con su cuerpo, pero si se diera el caso además sería
transexual, si no me equivoco.
Esto se complica un poco más si no vemos esta cuestión como necesariamente una elección binaria. Por ejemplo, una persona que sienta que es de dos géneros (hombre y mujer) a la vez sería
bigénero, mientras que alguien que sintiera que su identidad se sitúa entre ambos podría ser
intergénero, alguien que cambia de género con frecuencia cíclica o variable podría ser de
género fluido. Alguien que cree que no tiene identidad de género algo sería
agénero, mientras que al contrario, alguien cuya identidad los incluye a todos sería
pangénero.
Como se verá escribo con cierta ambigüedad. Lo hago así no porque no crea en estos principios, sino porque no me considero para nada una persona docta en el asunto, y porque creo que son acepciones un tanto complicadas sobre las que no hay un acuerdo fundamental. Pero yo personalmente creo que lo importante son los conceptos, y no el nombre que se les ponga, así que seguiré avanzando con mi disertación.
Quizá alguno de los lectores estén pensando que esto es un pensamiento de la modernidad que en realidad es bastante simple, y que somos del género que case con nuestro sexo, y ya está. Yo desde luego no creo que sea así, y en cualquier caso cualquier lector puede decir que conoce a una de estas personas: a mí, que soy
agénero, o al menos eso creo.
Llegado a este punto quiero aclarar que esto no tiene que ver necesariamente con la orientación sexual. Por poner un ejemplo, a la persona nacida con sexo macho que se siente mujer (
tansgénero) podrían atraerle las personas nacidas hembras. No ahondaré demasiado en esto por el momento.
Voy a enfocar en la cuestión
agénero que creo que a mí se me aplica, y por que creo que es difícil que una persona como yo se aperciba de dicha identidad.
Y el principio fundamental de todo esto es que no me siento como un hombre ni como una mujer. Ni a nivel de rol social tradicional, de los cuales renuncio con gran placer, ni en una dimensión personal en la que ni siquiera encuentro una definición clara. Pero es que voy aún más lejos, es que creo que me da igual. No me importa como se me perciba, ni como se me trate, ni establezco una definición de mi persona basada en estas cuestiones de identidad de género.
Creo que en mi caso ser
agénero tiene casi más relación con lo fuera que me siento de la sociedad en todos los aspectos. En todo este sentido que soy un ermitaño emocional, un superviviente y una persona ajena a la sociedad, y, como consecuencia, no encajo tampoco en ningún género.
Y todo esto para mí pasaba desapercibido. ¿Por qué? Porque no pienso en ello. Como ciertamente no me importa mucho, estoy a otras cosas, a los asuntos que sí me han afectado más, y hasta que no me ha sido señalada la cuestión de una forma explícita para aplicarla a mi persona no me he dado cuenta de este aspecto de mi identidad desde esta perspectiva formal.
Así que simplemente escribo todo esto por si leyendo hay algún otro
agénero que pueda apercibirse. Porque aunque no tiene consecuencias en mi vida. Bueno, sí que me ha hecho pensar algunas cosas y liberarme de algún peso. No mucho, solo algunos gramos, pero aún así ha estado bien.
Me gusta que estas cuestiones se planteen y se hablen. Creo que el debate llevará a que más personas se aperciban de que no son
cisgénero (identidad de género coincidente con sexo de nacimiento) y que con eso y mucho tiempo, a nadie le quede más remedio que reconocer que estas cuestiones de identidad de género son aplicables por el simple hecho de que las personas no cisgénero estamos ahí.
Ah, y como despedida: quizá algunas personas se pregunten cómo deben tratarme dado que soy una persona
agénero. La respuesta simple: me da igual. Aunque ahora le ponga nombre, llevo siéndolo casi toda mi vida, así que nada ha cambiado.
Pero claro, es en ese mismo sentido en el que me da igual que no se respeten muchos aspectos de mi identidad que no se tienen en cuenta y que hacen que siento, por decirlo de una forma simple, un desapego social considerable. Así que cada cual sabrá.
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