Ayer un contertulio de google plus escribió una pregunta quizá no del todo afortunada en el muro de las presencias de la red social favorita de algunos roleros españoles. Venía a explicar que sentía lástima de que no hubiera en España una escena de rol independiente, entendiéndose como tal no “los juegos modernos con aspectos”, sino más los juegos “de autor”. Rápidamente se le echó todo el mundo encima, lo cual quizá sea normal por la situación. Bueno, yo conozco al sujeto y creí ver una interesante reflexión o crítica que me ha hecho pensar, y que voy a compartir con sus mercedes. Por supuesto, quizá la forma de expresarlo de nuestro amigo no fue la más juiciosa, y yo lo animo a tratar el asunto mediante otra aproximación. Quizá la forma en la que lo vaya a expresar yo tampoco sea la más juiciosa.
No voy a dedicar más que un párrafo de su tiempo para tratar la definición de independiente como “independiente de las grandes editoriales”, que me parece mucho más adecuada que la que se está usando ahora, como en “juego indi” en el sentido de que tiene mecánicas que mezclan la mecánica con la narración. Voy a referirme, pues, en lo que queda de artículo a esa primera definición que considero mucho más útil y precisa.
No es la única definición confusa que aparece en este debate, pues también está el asunto de lo que es “profesional” y lo que es “amateur”. Por una parte podemos decir que algo es profesional si está bien acabado, y que es amateur si le falta recorrido o trabajo. Pero también podemos decir que es profesional si sus autores viven de ello, o amateur si no. A mí esta segunda definición me parece absolutamente social. Ya saben, decir que “El Quijote” es una obra amateur porque Cervantes no logró vivir de ello... no me parece lo más sensato para establecer una comunicación sana, pero en cualquier caso no emplearé estos términos y referiré simplemente al acabado.
Dicho todo esto, podemos adentrarnos por fin un poco en el meollo del asunto, que en este caso es si hay en España una escena de rol independiente que desarrolle “obras de autor”. Y voy a tratarlo desde unos cuantos criterios que me parecen condicionantes importante.
Acabado
Hoy en día tenemos disponibles obras con un acabado muy distinto, tanto en formato físico como en digital. Desde juegos en páginas web o en PDF o documento de texto, a libretos, libros de bolsillo, o voluminosos volúmenes en tamaño A4 con tapas duras.
Si bien el acabado podría ser un síntoma de “sumisión” al mercado, esto ha cambiado mucho en la modernidad porque los medios de impresión son más baratos que hace unos años. Está claro que aún así no están al alcance de todo el mundo, pero si las circunstancias socio económicas globales de un individuo o colectivo creador son buenas (ya profundizaré más) se puede sacar un material con buen acabado sin que eso comprometa en nada a la obra en sí misma.
De la misma forma, una obra sin ilustraciones y sin maquetación puede ser magnífica sin más. Lo que quiero decir es que el acabado actualmente no tiene por qué imponer nada.
Independencia del mercado
Este punto es delicado en sí mismo. Una obra cuya publicación dependa del mercado se encontrará tarde o temprano con algunos dilemas. ¿Dejo la obra como quiero, o la modifico para que encaje mejor con la gente que puede comprarlo? Esto puede ser más o menos sutil, pero es una presencia que está ahí, la tiranía del capitalismo que en este caso venía impuesta por el criterio de las editoriales.
En la actualidad hay muchas alternativas, como los poderosos crowdfunding, pero esto también son herramientas comerciales que se relacionan con la sociedad de internet y que van a plantear los mismos dilemas.
Originalidad
En una obra de autor uno busca una expresión original, o al menos eso creo. Me parece que es necesario que haya originalidad en el ambiente, originalidad en el sistema y originalidad en la forma de expresarlos. No quiero decir que cada obra tenga que ser un descubrimiento de nuevos paradigmas absolutos, pero si nos encontramos el enésimo retroclón que recuerda al anterior retroclón con el enésimo grupo de guerrero, pícaro, mago y clérigo, pues no creo que nos encontremos ante una obra “de autor”, por mucho que a su autor le encante ese paradigma.
En mi humilde percepción hay muchos autores que se dejan llevar por la comercialidad fácil, y esto se deja ver por las ilustraciones, los sistemas de moda y los ambientes que llenan huecos comerciales aún vacíos y se hacen a medida.
Mi conclusión
Creo que dentro de lo que son los juegos de rol en España hay una escena independiente muy grande, pero claro, es una cuestión de exigencia a la hora de tratar esta independencia del mercado. Lo que quiero decir es que si nos quedamos ahí el debate y la autocrítica van a ser muy reducidos. Yo incluyo personalmente los criterios mencionados, cosa que tendría que hacer cada uno si quiere, pues por supuesto va a ser un asunto muy subjetivo. Pero en mi subjetividad, observo lo siguiente:
- Independencia del mercado: Poca. Muchos creadores, incluso aquellos con pocas pretensiones económicas parecen crear pensando en que algún día una editorial les compre su juego y sea un éxito comercial. Y si no es así, entonces diría que quizá tengan la cabeza muy condicionada por los estándares comerciales actuales.
- Originalidad: Preocupante. En primer lugar en sistemas parece que solo se pueda hablar de que un juego sea muy “indi” (en el sentido de fate) u “old school”, así que imaginen sus mercedes. En lo que respecta a ambientes... bueno, a veces se escucha a autores decir “eh, ¿de qué queréis que haga mi siguiente juego?”.
- Expresión: Ocasional. Creo que es una de las grandes tareas pendientes de los juegos de rol, pero claro, que puede salir todo un director ejecutivo de Walhalla diciendo que los juegos de rol no son arte, y si no monto yo la de Soid es Haradon, aquí pasa nada. Por cierto, no se molesten en buscarlo, que el sujeto lo borró todo. Creo que mientras un proyecto dirigido por una persona así, que diga estas cosas, y que sea un bombazo... pues andaremos con unos valores de expresión muy bajos.
Pero esto no significa en absoluto que opine que no haya una serie de obras de autor, mucho ojo. Para empezar creo que hay algunos creadores que lo intentan de verdad, lo cual me parece ya en sí quizá lo más importante. A donde quiero llegar es que “ni tanto” ni “tan calvo”. Quizá el compañero que inició el debate “se pasó” de crítico metiendo todo en el mismo saco, pero los que se ofenden y señalan a toda obra española como la panacea puede que también se equivoquen, que “no todo en el monte es orégano”, y que siempre debería haber lugar para hacer autocrítica.
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