La hermandad se desplazó una vez más, en afán por transmitir el mensaje de la Espada Negra, como hasta ahora en forma de juego de rol, novela y juego de mesa. En esta ocasión nos dirigimos a Torrevieja, en Alicante.
Diría que una característica común de estas jornadas son un tono desenfrenado en el sentido del humor y de la ejecución. No ocurre como en otras jornadas, que todo es bastante rígido, sino que uno tiene bastante aire para organizar a su forma. Esto no significa en absoluto que los colaboradores echemos en falta nada. ¡Al contrario! Si necesitábamos algo y lo tenían, lo compartían sin reservas. En este caso no tengo queja alguna. ¡Creo que por primera vez en nuestra historia contábamos con stand!
Los hermanos realizamos tres actividades diferentes:
Demostraciones del juego de mesa: En estas enseñamos como es
ese juego en algunas de sus variantes. En este caso nos faltó incluso personal, pues pasaban muchos candidatos por el lugar, y no dábamos a basto. Enseñamos a cincuenta personas a lo largo del fin de semana, lo que es un número que me parece bastante bueno.
Torneo del juego de mesa: Solemos organizar este evento la última hora de las jornadas. En ella los jugadores que han podido practicar demuestran que son los mejores en las pujas y los ataques. En este caso había jugadores de edades muy variadas con bastante nivel.
En esta foto podemos ver a algunos de los participantes, pues el torneo excedió el espacio disponible y tuvimos que desplazarlos. Podemos ver al que se alzó como vencedor del torno, con camiseta blanca.
Partidas del juego de rol: En este caso organicé personalmente dos. El sábado por la tarde jugamos "
Misterio en la mina", y el domingo por la mañana "
El arte de la muerte". Yo quedé satisfecho, pero el juicio corresponde obviamente a los jugadores.
Todas estas actividades nos impiden participar e incluso ser conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor. Concursos, talleres, otros proyectos (Jernhest en este caso), demostraciones (Oculus Rift), ilustradores, tiendas... imposible aburrirse.
Destaco entre todo esto el delirante concurso de zampabollos, en el que un concursante se zampó quince magdalenas. ¡Están locos estos jóvenes!
Para mí el único punto negativo de estas jornadas es la crítica común a casi todas: calor y ruido ambiental, circunstancias que complican mucho las partidas de rol. No es que se le pueda hacer nada, claro.
La hermandad va afrontando el cierre de la temporada de jornadas, lo que quizá me lleve a otro artículo adicional.
Entradas similares: