Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Crónica de las convivencias "Espada Verde"
15-8-2019 01:07
Por Verion
Los que sean asiduos a leer en este lugar sabrán que varios miembros de Espada Negra viajamos de forma continua a las jornadas “Comarcon” de Torrevieja año tras año desde su segunda edición, y que tenemos muy buena relación con los estimados organizadores porque, entre otras cosas, nos ponen año tras año junto al club “Biohazard” unos jóvenes a los que hemos visto crecer y con los que hemos desarrollado hermosos lazos de amistad y hermandad, hasta el punto de que finalmente decidimos bilateralmente formar un encuentro privado obviamente llamado “Espada Verde”.

Quizá algunos lectores puedan preguntarse en qué le puede interesar unas jornadas a las que quizá nunca pueda acudir. No lo sé, la verdad, pero en cualquier caso tenía muchas ganas de compartir esta experiencia y dejar, aunque sea, registro de lo ocurrido.

Debido a las condiciones vitales que yo arrastro no pude prepararme apenas para este evento privado, pero por fortuna el resto de hermanos se encargaron de todo, y debo señalar a la hermana Favnia quien se tomó el interés de organizar una partida de rol en vivo para fRáGiL.

Las convivencias se produjeron en una aldea rural de trasfondo agrícola en un lugar que no citaré, pero que podría estar en cualquier llanura castellana: cultivos, calor, y bastante lejanía de la tecnología. Un lugar perfecto para unos días de retiro, si bien iban a estar muy llenos de actividades.

La primera de ellas fue la citada partida que realizamos la hermana Favnia y yo. Debo decir que no soy para nada un buen organizador de roles en vivo, pero por fortuna el talento creativo de la hermana Favnia superó con creces su inexperiencia y mi ineptitud, de manera que creo que pese a estas limitaciones se pudo disfrutar de una partida razonablemente interesante.


Después de aquello aprovechamos la lejanía de la civilización para ver estrellas fugaces. Yo suelo hacerlo todos los años pues vivo en un pueblo, pero en este lugar secreto había una razonable oscuridad en la que se veía claramente el recorrido de la vía lactea.

Al día siguiente teníamos tres partidas de rol en vivo más, pero antes de eso me puse mis mejores zapatillas de correr -las únicas que tengo- y me di una buena carrera por las citadas llanuras. Cuando uno corre, absorbe mejor las experiencias, o al menos eso me pasa a mí.

Llegué a tiempo de jugar el segundo rol en vivo de las convivencias, en este caso trataba e un universo de ficción de un cariz similar a “Harry Potter”. Si bien esta saga no está entre mis favoritas, he aprendido a reconocer y respetar su carácter distintivo y creo que pude aportarle algo de gracia, ¡especialmente porque me tocó un papel de profesor! Creo que todos pasamos un buen rato.

Tras ingerir alimentos sólidos nos pusimos con el tercer rol en vivo, que en este caso transcurría en una Cuba en la que, en pleno 1994, había ocurrido un apocalipsis zombi. El importante carácter distintivo de esta situación era que la investigación cubana había dado con una cura que “domesticaba” a los zombis y los convertía en sumisos trabajadores o soldados. Me tomaré un poco de tiempo en tratar cómo fue esta partida porque me transmitió buenas sensaciones.

En realidad no empezó del todo bien. Tras darnos los papeles, se nos explicó a los jugadores que era un rol en vivo serio, que el cachondeo sobraba, y que poner acentos cutres estaba de más. A mí me vale con que me digan esto una vez -en verdad me vale con cero veces-, por lo que la excesiva insistencia quizá se me hizo un poco paternalista.

Después se dio una sesión de entrevistas entre los máster y cada jugador de forma privada, y esto duró, creo, casi una hora y media. Cuando me llamaron yo ya había hecho de todo, y nada relacionado con la partida.

Pero a partir de ahí se dio una situación muy buena, no solo porque la historia era tan trabajada como original, sino porque todos los jugadores cooperaban con dicha historia para dar lugar a una experiencia que recordar. Me gustó mucho además la combinación de los elementos, el apocalipsis zombi con la peculiar idiosincrasia cubana, incluyendo aspectos negativos como la pobreza, el cruel racionamiento, pero también aspectos positivos como la avanzada investigación médica.

Desde mi humilde punto de vista, solo lo enturbió la lentísima preparación y si acaso que a partir de cierto momento sentí que yo no podía hacer nada para evitar el avance de la historia, que tenía una gran fuerza dirigista, algo que quizá encaje bien en ciertas agendas, pero que yo no prefiero. Pese a esta diferencia de pareceres, el resultado fue muy bueno.

Por la noche se iba a celebrar un cuarto rol en vivo, pero debido a causas de fuerza mayor una pequeña parte de los asistentes nos tuvimos que retirar y regresar a la cruel vida exenta de vacaciones, y partir para recorrer… unos cuantos cientos de kilómetros.


Sin duda me quedó mucho por hacer, y no me refiero únicamente a participar en el último rol en vivo del evento, sino otras actividades que me habría encantado ver, incluyendo algunas partidas de rol tradicional de mesa, que en general me gusta más que el vivo, y algún seminario de Ollvaror Caves, aprovechando que unos cuantos miembros de Biohazard disfrutan ya de este juego.

Tengo que decir que a despecho de que estas partidas estuvieran divertidísimas, lo mejor fue disfrutar de la compañía. Esa unión de pequeñas y simples experiencias que demuestran el tipo de convivencia que solo se puede conseguir partiendo de unas relaciones personales fuertes. Me resulta encomiable que en un grupo de tantas personas se puedan organizar las comidas sin mayor problema, sin que nadie proteste de que le toca una u otra tarea, o que otro lo ha hecho mal o ha trabajado menos. Dentro de esta dinámica uno no puede salvo dejarse llevar en el torrente de amistad y centrarse en lo ocurrido en cada momento, ya sea preparar unas pizzas de forma conjunta, ver las estrellas, recitar poemas violentos, escuchar piezas clásicas y modernas interpretadas en un piano de viento... o tantas otras pequeñas vivencias.


Todo esto me confirma mi anterior percepción de que Biohazard es el mejor club de rol que he conocido, y lo que resta por ver es qué depara el futuro para este colectivo y para cada uno de sus miembros. Todos ellos, uno a uno, cuentan desde luego con mi cariño, y deseo que en el futuro podamos seguir viéndonos, no solo en las excelentes “comarcon”, sino también en estas convivencias de amistad y hermandad.



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