Hermanos Juramentados de la Espada Negra
La búsqueda de la marca
26-1-2016 23:16
Por Verion
Llevo unas cuantas semanas sin publicar las aventuras relativas a la campaña “El imperio en ruinas”, el sandbox creado por Senshi en el que yo participo como jugador, dentro del marco del juego de rol de Espada negra. Hace tiempo lo dejé con un relato en el que Nelk parecía morir… y no seguí. Uno de los motivos es que no sabía cómo iba a resultar la campaña, así que había que adaptar la narrativa. El segundo, que se han sacado hechos que pertenecen a la tercera novela que no quiero detallar.

Así que doy un pequeño paso adelante en el tiempo. Los que conozcan la saga se van a encontrar con los personajes algo cambiados.

Nelk sentía cómo el polvo de la calle de Malauf le dificultaba la respiración, pero tampoco le molestara. Disfrazada más como una pedigüeña que como la guerrera con responsabilidad que había llegado a ser, se preguntaba cuál era su lugar real en el mundo. Escudriñó en su mente hasta donde podía recordar: ¿a cuántas personas había matado?, ¿a cuántas había salvado? ¿Había tomado buenas decisiones? Se sentía culpable de necesitar verdaderos esfuerzos para recordar eventos importantes de su pasado.
Cerca de la casa de la que consideraba su madre adoptiva, sentía que volvía a una parte de su pasado y se mezclaba con sus dos derrotas recientes, de las que conservaría cicatrices el resto de su vida, y que sin duda le hacían sentir mucha inseguridad.
Sabía que intentaba no pensar demasiado en ello, pero también ardía en deseos de entrar a hablar con Maca y contárselo todo. Ahí sentada fuera de su casa no sentía tanto que estuviera espiándola y traicionándola, sino que más bien estaba cediendo a su propio carácter introspectivo. Y de hecho cuando el marido de la sacerdotisa de Taharda, Sasbal, la reconoció, no pareció extrañarse de su comportamiento.
-Cuanto tiempo sin verte, Nelk -le dijo como saludo.
Ella solo murmuró. No le costaba demasiado sumirse en sus propios pensamientos, en las derrotas que había sufrido, y en la vergüenza a la que se veía sometida por su mirada.
-Sí -añadió al final.
-¿No prefieres entrar y tomar un té? Quizá comer algo. Maca estará encantada de verte.
Nelk quiso buscar un amago de falsedad en su voz, una señal que le indicara si aquel hombre estaba intrigando en su contra, pero sabía que simplemente no era lo suficientemente lista.
-Té, sí. Me gustaría, sí.
Se incorporó y se sacudió el polvo. Tenía miedo de encontrarse con Maca y que no hubiera una respuesta para ella, sino que sus derrotas fueran un síntoma de que todo lo especial que se había sentido alguna vez no fuera más que la suerte. Si se le despojaba de su capacidad guerrera, ¿qué le quedaba? Sabía que no era lista, como Msrah, y no era capaz de formar una familia como Dafne.
Intentó buscar también una señal en el abrazo de Maca, ya en el interior de la vivienda, o en las primeras frases de bienvenida, pero no notaba más que sinceridad en ella. Quizá todavía eran parte del mismo bando.
-He oído que has tomado responsabilidades -le dijo Maca no mucho más adelante.
-Solicité dirigir el templo de furias. Como estaban las cosas tan revueltas me lo concedieron…
-Es un paso magnífico, es muy importante que crezcas así como persona -dijo la sacerdotisa con tono afectivo.
-En verdad solo es un cargo de nombre. No tengo capacidad para manejar algo así, Otboru se encarga de todo, y mientras yo… yo… he estado metida en algunos asuntos que me preocupan.
-Comparte tus preocupaciones -solicitó Maca.
Nelk miró en todas direcciones. Solamente veía a su madre adoptiva y su marido Sasbal, además de dos criados.
-Se da la circunstancia de que Msrah, Dafne y yo hemos recibido, cada uno por su lado, revelaciones que… bueno, nos preocuparon. En la noche, sacerdotes de Liana se levantan para matar acólitos de Taharda y viceversa. Yo misma recibí una visión en la que ambas diosas se destrozaban mutuamente. De la contienda, solamente salía beneficiada una hiena que se hacía con los despojos. Y tras tanto tiempo llevo pensando en si puedo ser yo esa hiena.
Maca se tomó unos segundos antes de contestar. Nelk intentó, sin éxito, entender qué significaba ese silencio.
-Eso no es necesariamente malo. Eres una persona fuerte, Nelk, y podríamos ayudarte, ahora que los elementos conservadores del Najshet no están presentes.
Ella suspiró. Por supuesto, lo que no le había dicho es que habían investigado mucho más que eso, y que sabían que una corriente a espaldas del Najshet estaba manipulando las fuerzas sobrenaturales. Por parte de Liana, el alma torturada de Sohaila había sido utilizada como puente de poder, y por otra, tres sacerdotes de Taharda se habían convertido en el enemigo.
De hecho por eso ella estaba ahí. Sospechaba que Maca podía ser una de las tres, pero se resistía a creer que pudiera ser así. Su cometido consistía simplemente en conseguir la información y en ningún caso pelear. Todos volverían más tarde, si era el caso, para ejercer el castigo de los dioses. Obrar en equipo funcionaba, obrar como una persona individual la había llevado a los más horribles fracasos.
Así que aquella oferta de colaboración le sonaba fatal. Le hubiera supuesto lo suficiente como para sospechar definitivamente de cualquier persona. Pero no de su madre adoptiva, a la que había querido como una hija. La única con la que había podido compartir sus temores íntimos. Con ella necesitaba algo más.
-¿Vosotros qué habéis hecho estos tres años? -preguntó al cabo.
-Aguardar, afianzar nuestra posición.. -explicó Maca-. Sasbal tiene ahora la mejor red de contactos de todo Najshet.
Nelk sabía que ahí había alguna información que no estaba teniendo en cuenta. Deseó ser más lista. Dafne habría sabido ver más allá en sus palabras. Msrah habría hecho las preguntas adecuadas. ¿Qué preguntaría Msrah? Quería ser lista como Msrah.
-Si tenéis todos esos contactos… es decir, conoceréis a todo el mundo. Claro, si decidiera ser la hiena y me apoyarais… ¿qué grupos dentro del Najshet podrían representar un peligro?
-Ninguno, Nelk. Nadie podría oponérsenos.
Y ahí estaba la respuesta: si tenían esa red de contactos, no podrían no conocer a los cultistas traidores de Taharda. Tendrían que conocer por lo menos rumores, una pista, algo. La única forma de que no tuvieran que enfrentarse a ese culto era que ellos fueran ese culto.
Nelk suspiró para sus adentros. Aquello ya estaba, solo tenía que seguir la corriente, fingir dudas, hablar algo de la vida, como madre e hija, y marcharse del lugar. Eso era todo. No obrar como un individuo, sino cumplir con los criterios que habían acordado. Volverían poco tiempo después y capturarían a Maca. Y hablarían claramente, como una madre traidora y una hija dolida.
Solo tenía que tener una charla normal. Después levantarse e irse. Sus dos últimas peleas en solitario habían sido un fracaso, y ahí había por lo menos cuatro personas.
Pero aún así, no podía aguantarlo.
-Siento ganas de vomitar solo de pensar en seguir hablando contigo. Confiar en ti… era una de las pocas cosas buenas de mi vida, y me has traicionado de esta forma.
-No estás siendo justa…
-¿Dominar a Msrah para que matara a una de mis chicas, Maca? Eso es imperdonable. Imperdonable. Dime quienes son los otros dos para por lo menos redimirte.
-Eso no va a pasar, Nelk -dijo Maca con tono agresivo.
Había de reconocer que sentía una imposición enorme en su voz. No quiso reprimir sus lágrimas.
-Sacaré la verdad de tus labios muertos.
Se lanzó contra ella con poca fortuna, pues los sirvientes, pese a que no eran muy hábiles, estaban dispuestos a dar su propia vida con tal de proteger a su señora, y aunque consiguió librarse de ellos con relativa facilidad, las cosas no estaban para nada de su lado: del piso superior descendió Kadur, un guerrero que ya conocía por haber luchado a su lado. Tenía pocas oportunidades de vencerlo en solitario, y mientras retrocedía torpemente ante su brutal masa y esquivaba con cierta fortuna sus golpes fue consciente de que no conseguiría vencer, y no por su imponente oponente, sino por la temible fuerza sobrenatural que Maca estaba convocando, y que se manifestó en un temible orbe de oscuridad que consiguió esquivar. Pese a ello unos zarcillos de la misma materia atravesaron su cuerpo y la mandaron directamente al suelo.
-Tercera y última derrota -llegó a pensar, mientras el gigantesco guerrero se lanzaba contra ella.
Sintió que el tiempo se frenaba, como lo había sentido las otras dos veces. Era un momento horrible, pues aunque estaba plenamente consciente, y sabía que vendría una gran cantidad de dolor que se uniría al de los zarcillos de oscuridad que aún contraían su cuerpo, no podía reaccionar a tiempo, solamente aguardar al horrible desenlace.
-No somos nada, somos insignificantes -escuchó en su cabeza.
Sabía que aquella voz era la de uno de sus enemigos, uno que habían derrotado en el pasado y que ni siquiera se había resistido. Sabía que resonaba dentro de ella porque pese a ser su enemigo había sido su maestro más importante, el que lo había guiado por la senda de la nada.
-No somos nada -repitió para sus adentros-, no soy nada, soy un grano de arena en el desierto. No soy nada, solo la ira de los dioses, ¡solo la ira de los dioses!, ¡no me van a derrotar!
Rodó por el suelo para esquivar el espadazo de su oponente, y pudo ver como destellaron chispas por el contacto. Ya levantándose lanzó los dos golpes más fuertes que nunca había podido lanzar. Kadur trastabilló, y ella extendió las manos hacia sus oponentes.
No tuvo claro por qué lo hacía, pero sí supo que algo había ocurrido. Fue perfectamente consciente no solo de las energías que la rodeaban, sino de que había bloqueado las fuerzas sobrenaturales de Maca y Sasbal.
Pero no se dejó llevar por la sensación, pues sabía que estaba herida y que si no se dejaba llevar por la ira que tenía dentro, aún sería, con todo, derrotada. Siguió luchando, y aunque escuchó la voz de Sasbal implorando algo, esta se fundió con los gritos del guerrero cuando lo consiguió acuchillar una vez, y otra vez, y otra vez. Y nada pudo impedir que asestara un único golpe con el que atravesó de lado a lado a la que consideraba su madre. Esta pareció querer hablar, pero de su boca solo salió sangre.
Nelk quiso decirle unas últimas palabras, pero aún había de enfrentarse a Sasbal, quien estaba sometido a un extraño espasmo. Ella creía que se trataba del impacto emocional de ver a Maca morir, pero el sacerdote se arranció la camisa y de su cuerpo empezaron a salir ojos y bocas que intentaron atacarla.
Ella no pudo reprimir un grito, pero después se volvió a centrar y lo golpeó con todas sus fuerzas, tantas veces que creyó que las armas se le partirían en pedazos. Incluso cuando yacía indefenso en el suelo, en una masa de sangre negra, seguía moviéndose, y ella siguió golpeando hasta que quedó inmóvil, y mucho después.
Solo entonces fue del todo consciente de cuando dolor le había causado el poder de Maca.
Miró a su cadáver, que aún estaba con los ojos y la boca abierta. Parecía aún quisiera decir algo.
-Si me estás viendo, Maca… he cumplido mi amenaza. He sacado de tus labios muertos la única verdad que podías darme: el silencio.

Y como siempre, algunas notas de la partida.
  • En verdad han sido varias partidas. Cantidad de ellas. Una pena no poder relatarlas todas, aunque a partir de ahora creo que podré retomar esta costumbre que tanto me gusta.
  • Esta pelea a cinco fue totalmente singular dentro del paradigma del rol objetivo, o sandbox. Lo normal, de hecho, habría sido perder un combate tan complicado. Se juntó la cantidad adecuada de suerte (que la hubo) con unas elecciones de poderes muy acertadas. De esta forma Nelk y yo nos hemos redimido de las derrotas anteriores.
  • En el plan estaba claro que solo había que obtener información, para nada hacer lo que Nelk hizo, pero realmente sentí todo eso. Nelk no podía soportar la conversación con Maca.
  • En verdad la partida tuvo más. Nelk ha encontrado una terrible máscara del caos que se comunica con ella. ¡Glups! También se produjo una escena adicional en la que asistió como albacea del otro personaje al que consideraba su madre. Eso queda para lo privado.
  • El resto de personajes tienen que realizar sus investigaciones. ¿Qué les pasará? Espero que no sean tan insensatos como Nelk.


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