Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Carrusel bloguero: lo que no vendo
4-10-2015 20:39
Por Verion
Desde Rol The Bones nos invitan a participar en el Carrusel Bloguero después de que este estuviera un año parado. Esta iniciativa me parece estupenda, y consiste simplemente en que cada mes un blog plantea un tema y el resto de blogs que quieran contestan a ese tema. Hace un año se quedó “muerto” por falta de participación, y aunque me apenó también me hace pensar en el cambio de paradigma. Supongo que ahora hay muchos más debates y charlas espontáneas en directo con las que también se tratan temas muy interesantes.

En cualquier caso el Carrusel Bloguero me gusta, porque da una oportunidad de ponerse bajo una pregunta de un compañero y responder lo que sea. Como amablemente se señala en esta entrada, no se trata de dar una respuesta concreta, sino simplemente reflexionar en la dimensión que quiera cada uno. Yo considero esto como una oportunidad genial, y además me gusta el tema: lo que no vendo.

Hay muchas aproximaciones posibles, como se nos recuerda en la fuente original. No obstante me gusta respetar un poco el espíritu original, aunque luego desvaríe todo lo que se me apetezca.

No tengo muchos manuales en físico, y en esto decepciono a muchas personas. Mi colección es algo vieja, porque tiene cosas a las que jugaba de chaval, pero en realidad bastante pequeña. Normalmente lo que hago con los libros es pedírselos prestados a otra persona, y darles una lectura, o directamente hacerme con un pedeefe.

Nunca he tenido mucho dinero, y por lo tanto tampoco muchos libros, pero tampoco un gran apego al material físico en sí. En mi grupo los manuales iban “rulando” y el que los iba a usar era su poseedor temporal, y con el paso del tiempo uno tenía en sus estantes unos manuales que no había pagado, y le faltaban otros que sí había pagado, pero nunca sentí agravio en absoluto por eso.

Debido a esta desvinculación de mi persona con respecto al dinero, la respuesta más literal sería que yo nunca vendería ni uno solo de estos manuales. Los que me gustan, los he mantenido (por decirlo así), y los que no han acabado en manos de otras personas que creyeron que les podían ser útiles. De hecho no es en absoluto infrecuente que cuando alguien pasa por mi casa se lleve algún libro que yo no voy a abrir nunca más.

Dándole una vuelta al asunto me hago a mí mismo una pregunta más acorde con mi personalidad, y con un propósito similar: lo que no regalo. Y aunque ni siquiera estoy seguro, creo que para mí tienen un valor personal mi primer manual de "AD&D" (tengo tres), el "Tomo de Magia" de la misma edición, y la caja de "Dark Sun" con todo su contenido, extensible a "Los Reyes Dragón" que no es mío, pero que espero no devolver nunca.

Hasta aquí la parte más genuina del Carrusel. Ahora viene el desvarío personal.

Evidentemente sí hay un manual que vendería, y que de hecho vendería muchas veces: el de Espada Negra. Esta es una situación completamente diferente puesto que no se trata de una adquisición que yo hiciera con propósito de leer, sino que su propósito inicial fue que los manuales llegaran a otras personas. Bueno, yo tengo el mío que está ya ajado de llevarlo de un lado para otro, y ese me lo quedo a no ser que sea la última copia y alguien lo desee imperiosamente para jugar.

Cuando uno vende copias de una obra en la que participa, está teniendo una relación con los compradores que es muy compleja, y que no es la misma que con los jugadores, que simplemente pueden acceder a la obra online y no meter al dinero en la relación.

Lo que ocurre con todo esto es que diría que en la hermandad hemos conseguido una independencia creativa con respecto a compradores, y publicamos nuestro material sin tener ninguna presión, por lo que podemos seguir sacando lo que nos gusta, que no es para nada lo comercial, y creo que este es un factor muy positivo para la obra, para nosotros mismos, y para el que quiera disfrutarla.

Saco este asunto porque no pocas personas me preguntan: ¿para cuándo un Patreon de Espada Negra? Y ahí ya me hago unas preguntas que me sobrepasan. La primera y menos importante, la cuestión técnica: ¿qué es exactamente la hermandad?, ¿cómo nos comportaríamos con respecto a un dinero entrante de estas características?

Pero obviando esa cuestión teórica que seguramente podríamos superar, queda la cuestión más importante, y es la conceptual. La cuestión es, ¿podríamos mantener la independencia creativa pese a la influencia de los patrones? Por una parte puede ser una situación muy divertida y estimulante que los destinatarios del material se impliquen en la obra, pero, ¿con qué autoridad moral podríamos solo implicar en ese proceso a los que tengan dinero para pagarnos?

Creo que si Espada Negra tuviera un Patreon o similar, los pagadores no tendrían derechos por encima de los no pagadores. Pero creo que incluso aún así hay un peso que condiciona la actuación. Tomemos por caso que uno saca unas aventuras que “gustan”, y que luego saca otras que “no gustan” porque no encajan igual con los pagadores, y estos se empiezan a dar de baja. ¿Debemos como autores dejar de hacer lo que creemos que es correcto por la presión económica?

Finalmente está la cuestión de la atribución social: ¿con qué justificación o autoridad le digo yo a nadie, como Creador, que pague por algo de lo que se podrá disponer gratuitamente con posterioridad? Estamos hablando de dinero duramente conseguido a través del trabajo, normalmente desagradable, y que de otra forma podrían ahorrar para afrontar imprevistos futuros. ¿Por qué debe pagárseme a mí para que esté cómodamente creando material en lugar de dejándome los cuernos en un trabajo que detesto? Quizá otros creadores hayan encontrado la respuesta, pero desde luego yo no.

Por todos estos asuntos, en relación con el rol, mi creatividad no está en venta. Por lo menos hasta que alguien me haga entender cómo conseguirlo manteniendo mis principios.

Por cierto, mis principios tampoco están en venta: ¡están regalados! Por fortuna los principios se pueden duplicar sin ningún coste, y los que sustento son principios Creative Commons, así que cualquiera puede duplicarlos, alterarlos y redistribuirlos, y como no tienen autor puesto que son conceptos universales, no hay que mencionar a nadie.


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