Como bien sabrán algunos de los lectores de este espacio, este fin de semana se ha jugado una de las mastodónticas partidas de la hermandad de la Espada Negra. En este caso un total de doce jugadores (además del máster) se enfrentaron a una situación tremendamente difícil, lo que dio lugar a mucha reflexión durante el juego, además de interesantes combates, chequeos, capturas... durante casi doce horas: empezamos a trabajar con las fichas a las cinco de la tarde, y acabamos de recoger a las cinco de la mañana.
El caso es que fruto de esta situación unos cuantos jugadores padecieron algunos males al día siguiente, o incluso al acabar la propia sesión.
- Un jugador sufrió un importante dolor de espalda.
- Otro jugador se aquejó de un notable dolor, en su caso en el cuello.
- Un tercero tuvo fiebre al día siguiente.
- Otro sufrió dolor de estómago y náuseas.
- Uno recibió una multa de aparcamiento.
- Uno tuvo problemas para llegar a su domicilio y ciertas broncas.
Tengo que decir que su resolución no fue exactamente como esperaba, y desde luego no al nivel de la preparación que había trabajado. Precisamente por la crudeza del estilo de juego objetivo, los personajes se enfrentaron a unos retos muy peligrosos que dieron lugar a un peligro de muerte constante, lo que podría explicar algunos síntomas como el dolor de estómago; el jugador que lo sufrió participó en un durísimo duelo personal que pudo haber tenido consecuencias definitivas para su personaje, el cual además cuenta con muchos años de existencia.
Otras desgracias ocurridas, no obstante, parecen señalar más a algún tipo de maldición. Es el caso de la multa y la bronca casera, que no pueden ser en ningún caso síntomas psicosomáticos ocurridos por el desgaste y el estrés. En este caso podríamos pensar en una maldición, un aviso de los dioses, o algún otro tipo de evento sobrenatural no comprendido. Quizá simplemente estemos rompiendo un principio físico del rol al juntar a tantos jugadores, o quizá al contrario, no debimos dejar jugadores en cola y estamos sufriendo una especie de justicia divina.
No soy una persona que tenga respuestas a este tipo de cuestiones, y aunque no soy dado a creer en madiciones, soy consciente de las limitaciones de mi propia comprensión. Creo que existe un vínculo entre jugadores y personajes. Esto tiene un dirección muy obvia: los jugadores manejan a los personajes, pero ¿acaso no aprenden algo los jugadores mediante los personajes? ¿No entendemos nuevas formas de ver la vida y afrontar los problemas gracias al desdoblamiento personal?
Así que, incluso sin maldiciones, ¿no podemos haber proyectado nuestra ansiedad y expectativas de una forma externa? Las tensiones de espalda y cuello se explican muy fácilmente por la tensión física y emocional, e incluso el dolor de estómago pudo haber sido causado por la tensión del duelo, pero, ¿qué hay de las multas y las broncas?, ¿se explican como una consecuencia de la ansiedad subconsciente, y pueden entonces ser considerada como una consecuencia del vínculo existente entre jugador y personaje?
Todo este asunto a mí me lleva a pensar si el resto de jugadores sufrieron afecciones y avatares que conoceré durante los próximos días, o que no conoceré en absoluto. Este servidor de sus mercedes no sufrió ninguna consecuencia. Bueno, ese día tenía una lesión en una pierna, pero justamente al día siguiente se curó.
¿O quizá sí llevaba más males en mi interior que fueron canalizados a los jugadores a través de los personajes? ¿Acaso soy alguna forma de íncubo del rol?
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