Aquí estamos, a ocho días de acabar el crowdfunding. Deberíamos estar afrontando la que debería ser la segunda semana más importante del proceso, si nos fiamos de la experiencia histórica de crowdfundings hasta el momento. Deberíamos estar organizando partidas online, videoconferencias, muestras y muchos actos de ese tipo. Algo hay, pero la verdad es que, créanme sus mercedes, bastante poco. Y me cuesta traducir los conceptos que explican el porqué en palabras.
Personalmente soy un mal publicista. Soy un publicista de mierda, incluso diría que oficialmente puesto que ya me ha sido certificado por profesionales del sector, pero en verdad no me da lástima, no se crean. Me tengo por un buen escritor, por ejemplo.
En verdad no necesitaba que nos lo dijeran muchos expertos, tengo ojos para leer y cerebro para pensar, y puedo mirar otros proyectos que sí hacen sus tareas publicitarias al estilo que “Soid manda” y los resultados son mucho mejores que los nuestros.
Antes de continuar, déjenme que les retrotraiga a cuarenta días atrás en el pasado. Todavía no hacía mucho frío, y el grupo de trabajo de la hermandad se había puesto de acuerdo en que había que afrontar un crowdfunding “a todo trapo”, con escasos diez días de preparación. Y en ese momento muchas voces nos señalaron lo peligroso que sería afrontar el proceso sin el esfuerzo publicitario adecuado.
Lo cierto es que nosotros sentíamos que habíamos hecho lo que podíamos. Habíamos hecho un buen juego (el mejor juego, en nuestra opinión), lo habíamos enseñado, nos habíamos desplazado por jornadas y habíamos hablado del tema con todos los que habíamos podido. Claro que se podían hacer esfuerzos publicitarios, pero no los íbamos a hacer, porque ni sabemos hacerlos, ni íbamos a aprender. Si me apuran sus mercedes, nos habría desagradado hacerlos.
He observado que parte del milagro de la publicidad es hablar de lo que se va a hacer, y de exagerarlo hasta unas cuotas sorprendentes. Nosotros no hacemos eso, o desde luego no nos gusta hacerlo. A nosotros nos gusta trabajar y enseñar el trabajo realizado para que sea observado y jugado por todos. Aunque claro, ese quizá sea otro de los aspectos que nos convierten en publicistas de mierda. El otro día escribí en un comentario público que “si te vale con el digital, no participes en el crowdfunding”. No estaba pensando demasiado, pero no me arrepiento de lo dicho. Claro que es bueno para nosotros que se participe en el proceso de financiación colectiva, pero no vamos a estar vendiendo a alguien nada que no necesita. Ojalá imprimir fuera gratis y no tuviéramos que vender nada, cada cual se lo sacar como le viniera en gana. Ojalá no existiera el dinero, ya que estoy. Ojalá no tuviera que sentir que estoy vendiendo la obra en la que me significo, porque cada vez que me acerco a pensar que lo hago me siento sucio. Y no esa suciedad buena de meter un pie en el barro al correr por el camino y que este salte hasta las orejas, no. Hablo más de una suciedad negra y polvorienta como el hollín, que se introduce en los pulmones e impide que respire el aire necesario para la vida.
No me gusta ver el proceso de financiación colectiva como una preventa, lo digo muy en serio. Yo lo veo como una petición de ayuda, porque de verdad que necesitábamos ayuda, y ahora nos vendría bien más ayuda, pero ya no es tan vital. Estamos en una situación en la que podemos actuar. Tampoco con mucha holgura, nos se crean, pero estamos bien.
Diría que superado el bache inicial y sintiéndonos financiados, nos hemos relajado. Nos hemos saltado un montón de actuaciones que a corto plazo nos habrían dotado de más apoyos económicos. ¿Y qué hemos hecho en su lugar, con el tiempo resultante? Porque, estimados lectores, el tiempo es limitado, y muy finito.
Pues hemos hecho lo que sí sabemos hacer. Hemos seguido trabajando para poder traer el mejor juego de rol, con la continuidad que se exige a un proyecto de este estilo. Esto nos va a permitir cumplir con algunos compromisos implícitos (que quizá nos imponemos nosotros mismos) de los que no voy a hablar. Porque nosotros no hacemos publicidad ni hacemos “hype” de ese. Nosotros hablamos de lo que ya hemos hecho.
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