Vivimos un periodo especial en la red social favorita de algunos roleros. De verdad que ha sido excepcional en muchos aspectos. De verdad que me ha hecho sonreír, aunque tampoco es que sea una sonrisa condescendiente ni nada así, y tampoco ha sido una sonrisa feliz. Pero tuvo el poder de sacarme de la
mierda de la navidad.
En primer lugar llegó la esperada relación de personas que comunican lo bien que les va y
lo maravilloso que es todo, algo que en sí no tiene nada de malo… de no ser porque se hace demasiado pegado, ahí en el falso día del nacimiento de la reencarnación de algún dios de alguna religión. Si una persona manifiesta su felicidad… no sé, el 29 de febrero, pues quizá me parezca un poco cursi, pero desde luego será personal (y en lo positivo solo ocurre cada cuatro años). Si juntamos todos esos sentimientos empalagosos todos el mismo día… ¡vamos a acabar todos diabéticos de tanta azúcar!
Mi reacción al puto sentimiento navideño
Total, que llega la nochevieja y el espíritu feliz continúa con buenos deseos y menciones de fiestas muy roleras. Bien, bueno, cada cual hace lo que quiera con su tiempo, yo esa noche vi una película malísima y me fui a dormir. Debí haberme masturbado en su lugar.
Dudo que alguien del mundo rolero sepa qué peli es
Lo realmente interesante llega en el momento en el que pocos días después (tan pocos como el día uno y dos) empiezan a aparecer manifestaciones de odio y destrucción que vaticinan el fin del rol tal y como lo conocemos, o nos ponen de cara a la realidad, porque ellos son sabios de los tiempos de Platón y los demás ignorantes que viven en…
¡¡¡LA CAVERNA!!!. No voy a poner los hipervínculos como tampoco he puesto de las manifestaciones de felicidad extrema.
Total que la pelota cambia de campo, y algunos elementos más “happy-happy” reaccionan a las menciones, y manifiestan que les desagrada (algunas veces de forma también algo violenta) que haya personas hiperdestructivas que se pongan a hacer ese tipo de críticas… y supongo que la pelota cambia de lado otra vez. Me imagino que por ahora las aguas se calmarán, aunque ojalá no, porque de verdad que está entretenido.
Como digo, no me considero para nada por encima de nadie, y como elemento cualquiera voy a manifestar algo de opinión de todo esto.
En primer lugar me pregunto si hay una
relación causa-efecto entre las manifestaciones de felicidad extrema y las de odio extremo. Tengo la sensación de que sí la hay, lo cual me parece un poco extraño porque las menciones de la citada hostilidad han sido un tanto generales, y en mi opinión desproporcionadas, si bien no voy a ser yo a estas alturas quien le diga a nadie lo que es la “vieja escuela” o si vivimos en una burbuja dorada de latón, o qué.
En parte yo entiendo al grupo de “haters”, porque de verdad que las manifestaciones de amor y felicidad me dieron ganas de… ¡de vivir! O sea, no es que me diera felicidad, sino honesta mala leche, y esa es una fuerza que lo aleja a uno del suicidio y lo acerca a la vía del combate. No sé si podré canalizar esa energía, pero desde luego no me parece a mí del todo acertado ponerse a criticar todo a los cuatro vientos, como si el primero de enero fuera por fuerza el día obligatorio para hacerlo.
No obstante solo digo que no es mi camino. Yo ya emití mi protesta sobre el espíritu navideño, y ya está. Muchos pasarían, a algunos les haría gracia, y a otros les parecería despreciable. Otras personas han manifestado sus opiniones… y a mí me parece perfecto.
Lo curioso es que algunos partidarios de la otra tendencia
replicaran con voz de disgusto y enfado. Quiero decir, ¿hace cinco días no era el terreno de la felicidad? No sé, déjese a cada uno manifestar su opinión, y ya está. En el crisol de las diferencias está precisamente el encontrar las persona afines a uno mismo, supongo (si se nota aquí una contradicción, es aposta, más adelante la deshago).
Claro que en todo esto hay un punto conflictivo, y es que si el objeto de la discusión es manifestar nuestra opinión como si fuese un golpe de porra (de villano), entonces quizá nos vendría mejor una especie de red social que nos agrupara por afinidades, y listo. No soy de esta opinión, claro, y precisamente me gusta encontrarme con la opinión contraria para revisar mi propia posición. Creo que en este sentido sería mejor si todos expresáramos nuestra opinión de una manera más pausada, tranquilamente y entendiendo el lugar de cada cosa. Sin ofendernos, sin bloquear a nadie… y ojo que me parece bien expresar lo negativo que uno sienta… pero siempre buscando el razonamiento y el sentido. Tranquilamente, sin acritud.
Claro que si no va a ocurrir, creo que lo mejor es que
todos manifestemos nuestra opinión. Ya sea como listillos, pontificando, insultando, o como sea. Si no es de buenas, pues de malas, que tampoco pasa demasiado. Así sabremos no solo lo que opina cada uno, sino que tipo de persona es. Porque en mi opinión nos iría a todos muy bien sin ninguna censura, ni mucho menos social, diciendo lo que pensamos, aprendiendo lo que podamos, y pasando del que nos parezca un gilipollas, que
todos somos el gilipollas de alguien.
De verdad que
no me siento ni parte de la mentalidad happy-happy con su “ha llegado la navidad”, y “he tenido un año estupendo”, y
tampoco estoy para nada con el rollo “es que ya no se juega al rol, lo llevo diciendo el año pasado, y el anterior, y el anterior, y el anterior, y todo lo que hagáis, jornadas o juegos o partidas es puta mierda”. De verdad que me siento un poco “el malo”, porque estoy deseando que se pasen los reyes y llegue la puta cuesta de enero y estos espíritus efervescentes (de un lado o de otro) se fundan un poco en la realidad de no estar de vacaciones, y que luchen, si quieren, por un mundo mejor, y si no, que se queden con la
puta mierda que es este.
Morid por mis vómitos de arcoiris, mamones
No puedo despedirme sin lanzar una crítica hater a todos los happy-happy que no paran de pronunciar lo maravilloso que es todo porque todos somos roleros y compartimos… ¡compartir, y un rabo! De verdad, que me cuesta creer que sigamos en el pensamiento de que porque somos roleros somos todos maravillosos y amigos. Para mí esto es una irrealidad similar a decir que todas las personas que les gusta la música son todas amigas, porque ¡¡comparten el gusto por la música!! ¡¡¡PUES NO!!! A mí me gusta el Death Metal, y a otro le gusta el Punk, y a otro el Reaggeton, y no tenemos ningún interés en los gustos del otro, ni en afirmarnos mutuamente porque todos seamos personas muy musicales.
Y de verdad que este jugador de estilo objetivo no tiene ningún interés por las movidas más independientes de la interpretación maravillosa del último vídeo en el que sale el mejor máster doctorado por la universidad de… ¡me importa un coño!, ni tampoco por cómo con tal manual se recrea exactamente la forma en la que Gary Gygax ponía los ganchitos durante una partida decente de las primeras GENCON. Como por otra parte la mayoría de los que no están leyendo estas líneas les importa una mierda la forma en la que yo juegue, o si se me pudren los ojos (esto último no es recíproco).
En fin, ruego que no se me tome muy en serio este texto. Me despido con un consejo.
Más hortalizas y menos azúcar
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