Se trata de un tipo de muerto viviente. Por fortuna es bastante indistingible. No tiene ojos ni orejas, tiende a perder las extremidades, y en general es exactamente igual a un aullante.
Cualidades físicas
Los corruptores son idénticos a los aullantes, solo que no gritan. No obstante no son por ello menos peligrosos pues son una fuente de contagio de la corrupción de Taharda. En sus cercanías se puede percibir la maldad tanto en forma de una sutil niebla como en un más evidente olor corrupto.
Conducta
Los corruptores solo existen. No parecen tener intención de atacar o similar. El resto de muertos vivientes suelen transportarlos, alimentarlos y resguardarlos.
Grados y proceso
No se conoce la forma de creación de un corruptor.
Combate
Los corruptores no combaten en absoluto, y dada su debilidad física no es difícil acabar con ellos con una espada, una maza o un hacha. No obstante son muy peligrosos: un corrruptor tiende a pasar completamente desapercibido en una masa de zombis, e incluso poderosos guerreros pueden reírse en carcajadas de su aparente inutilidad mientras están siendo contagiados del mal de taharda.
La mejor pista es que si un zombi transporta a uno particularmente desmejorado, entonces este es un aullante o un corruptor. Si grita, es un aullante, y en ambos casos conviene estar lejos. No es difícil matar a un corruptor, pero es usual cargar con la mancha el resto de la vida, y quizá más.
La conducta usual para acabar con los corruptores es mandar a los subordinados. No es una conducta que se propicie desde la hermandad, donde se recomienda armas de larga distancia así como protección sobrenatural creíble.
Creación
Podría ser que la creación de corruptores fuera accidental, durante la creación de zombis, o que estos surgieran de cadáveres en el estado de descomposición adecuado. Por fortuna no parece haber un método usual.
Invasiones históricas.
No hay existencia contrastada de corruptores anterior a 473, pero es muy difícil distinguirlos de un zombi maltrecho.