Para los soldados, guerreros y mercenarios de los distintos países del mundo, la protección ha sido siempre una prioridad más que respetable, pero no siempre aceptable: en la mayor parte del mundo conseguir una armadura metálica está simplemente fuera del alcance de la economía de muchos particulares, y la protección de toda una unidad militar bien podía estar más allá de la capacidad del responsable económico del fundador: recordemos que en aquella época el coste de una espada era inasumible para un ciudadano.
Pese a que sus virtudes son lógicas e incuestionables, sus defectos no son pocos y condicionaron su estructura en los distintos lugares del mundo. Los efectos indeseables de las armaduras incluyen la rigidez de los movimientos, la reducción de la movilidad, el cansancio a largo plazo, la dificultad de transporte, la dificultad de reparación, y el calor, que vienen determinadas por los materiales, la distribución, el grado de cobertura y otros factores.
Por estos factores, y las dificultades económicas, las armaduras militares más usuales tienden a dejar libres los brazos en favor del uso ágil de un arma de mano y un escudo. Muchas también dejan libres las piernas para una mayor movilidad.
Aunque el acero es indudablemente el material más eficaz, no es en ningún caso el único. Desde la tela al cuero y varios tipos de mimbre, hay múltiples formas de protegerse.
A continuación se citan las armaduras más conocidas y usadas por los ejércitos en el año cuatro cientos setenta y dos.
Cota de mallas
Se trata de una red de anillas de acero ensartada con al menos cuatro otras. Normalmene no tienen mangas, aunque la relativamente común cota de la legión del sur sí incluye perneras. La capucha es opcional, también. Protege muy eficientemente ante golpes cortantes, y nada ante los contundentes. Ante golpes perforantes, depende del tipo: las más elavoradas tienen soldadas las anillas y pueden proteger incluso antes fuertes impactos de lanza.
Generan bastante calor al usuario, y son muy incómodas en contacto directo con la piel, por lo que se suele usar un acolchado interior.
En su ventaja, son fáciles de transportar enrollándolas sobre sí mismas, y no son excesivamente difíciles de arreglar, pues solo es necesario reemplazar las anillas dañadas, cosa que puede hacerse incluso en forjas improvisadas en campamentos.
Las cotas fueron utilizadas principalmente por la legión del sur, aunque ciertos modelos antiguos de muy buena calidad eran frecuentes entre cazarrecompensas y sicarios del estado harrassiano.
Armaduras de placas
Constituidas por placas unidas de diversas formas, ofrecen la máxima protección que una armadura puede otorgar, pero lo hacen al coste más alto de todos: el peso es elevado, el calor considerable, la restricción de movimientos, incómoda, el mantenimiento costoso, y el costo, el más elevado. Pese a ello, la eficiencia en combate está más que demostrada, y solo las más prestigiosas unidades de todo el mundo se han permitido el uso de armaduras de placas.
Guardia real Dormenia: Este cuerpo utiliza la variante más pesada de las conocidas en infantería, combinando en las articulaciones con cota de malla.
Armadura tradicional eridia: Consistente en una coraza y hombreras, es relativamente cómoda, apta para el calor, y fácil de transportar.
Guardia real Najshet: Consistente en una coraza finamente decorada, supone el máximo de protección al que la infantería puede aspirar bajo el asfixiante sol de Harrassia.
Armadura de la caballería Tuanori: Incluyendo altos niveles de protección gracias a acero ancho, es una de armaduras más pesadas del mundo. Aunque la protección es muy notable, todos los defectos de las armaduras de placas son incrementados en esta.
Armaduras personales de los clanes: Con una amplia tradición de forja, las armaduras personales guneares representan el máximo exponente de armaduras en el mundo. Su precio, no obstante, es elevadísimo. Alivian las muchas incomodidades con correajes variados que complican el tiempo de equipación.
Armaduras tírticas: De terrible manufactura y peso, quedan más como curiosidad histórica que como un ejemplo a seguir.
Armaduras de láminas
Consistentes en láminas flexibles de metal unidas entre ellas con tiras de cuero, ofrecen una protección muy adecuada en relación al peso de la armadura, y para colmo son bastante flexibles. La reparación no suele ser muy complicada, pues en el caso de que el daño sea en el metal, reemplazar las láminas dañadas la dejará perfectamente funcional.
En el año cuatro cientos setenta y dos solo se fabricaban dos modelos de Armaduras de láminas:
Armadura moderna del ejército eridio: Una armadura práctica y funcional por méritos propios en lo que se refiere al equilibrio entre protección, peso y comodidad. Curiosamente cabe mencionar que los soldados que preferían usar una tradicional despreciaban la moderna, mientras que los jóvenes que se acostumbraban a la moderna no querían probar la tradicional.
Armadura de carsij: Esta armadura tiene placas no curvadas formando una sección anterior y una posterior. Aunque la protección es notable, no cubre los costados del cuerpo, por donde al menos este se ventila. Se trata de una armadura bastante pesada, pensada para vestir solo a caballo.
Armaduras de escamas
Estas armaduras solo fueron usadas en Harrassia. Consisten en pequeñas escamas de acero unidas mediante alambres entre sí y a un refuerzo interior acolchado. La reparación de estas armaduras es bastante tediosa y dan mucho calor, así que normalmente se usan solo en momentos puntuales.
Armadura pesada de los defensores de puesto avanzado: Esta armadura es incomodísima de transportar y de un peso muy elevado. Es tan asfixiante en el desierto que cualquiera que intente hacer un viaje con ella puesta está condenado a la muerte. Fue pensada únicamente para defender los puestos avanzados, y fue probada en muy pocas batallas.
Protecciones de Carsij: Dispuestas en el caballo, sirven para proteger las piernas, o incluso la parte anterior del corcel. Aunque el peso no lo lleva la persona, ni el mismo animal soporta el calor de esta barda demasiado tiempo.