Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Explorando el templo de Hampatuf
20-10-2015 00:35
Por Verion
Allá va uno muy corto. La partida consistió en la exploración de una dungeon que dio lugar a lanzar un montón de runas, pero no a mucha intepretación, ni a un gran desarrollo de personajes. No iba a hacer relato en esta ocasión, pero finalmente se me ocurrió una idea. Allá va.

Nelk se adentró en la sala del templo dedicada a Taharda. Tal y como esperaba, ahí se encontraba el jefe de los defensores del templo, Msrah, dedicado al rezo de la diosa de la muerte. Permaneció totalmente silenciosa, a la espera de que el sacerdote concluyera.

-Siéntate y medita -indicó este.


¿Cómo lo había visto? Nelk sabía que se había movido de una forma sigilosa, y que lo había hecho desde la espalda del sacerdote. Solo se le ocurría una respuesta: en su estado de trance era consciente de la presencia de otras personas, como también lo era Naeratis II en su templo. ¿Era una cualidad de estos lugares, o quizá de la misma persona?

No logró concentrarse demasiado en esos pensamientos; la imagen de Taharda, que normalmente pasaba inadvertida en su presencia, le recordó a la buena cantidad de muertos vivientes que habían extinguido en la parte inferior del templo. La diosa muerte normalmente era una aliada, pero en los últimos tiempos le había demostrado su cara hostil. Y ni cerrando los ojos su presencia desaparecía y le daba un momento de descanso, pues en sus ojos aparecían esas criaturas hechas de oscuridad, la misma oscuridad que le recordaba a la celda.

-Te han quemado -observó Msrah.

Ella abrió los ojos y miró al sacerdote. Se tocó la quemadura, le gustaba su quemadura, le recordaba la vida.

-Algunos muertos de ahí abajo tenían una sangre que quemaba. Hemos llenado dos ánforas.

-¿Estáis todos bien?

No tenía muchas ganas de responder a esa pregunta.

-Había unas trampas que hemos sorteado, algunos fosos y cosas así, además de seres extraños. No hemos encontrado nada más que unos pendientes… y un montón de textos antiguos. Creo que tendréis que bajar tú y bailando con muertos. Quizá haya algunas puertas escondidas, no sé. Había algo de un pacto con un dios harrassiano.

-¿No encontraste nada con lo que batirte?

Ella se sintió fastidiada. ¿Tan transparente era su gesto que se percibía su frustración? ¿Tan previsible era su actitud que era fácil saber que no había encontrado un oponente?

-Quedan cuatro espectros en pie, nuestras armas no les hacen nada. Por lo demás todo fácil.

-No has respondido a mi pregunta.

-¿A cuál?

-Que si estáis todos bien.

-Arañazos y moratones. Salió bien -dijo ella intentando sonar indiferente.

-Hemos tenido muchos problemas últimamente. Es normal estar preocupado o tener dudas. Aquí, ante Taharda es el mejor lugar para expresarlas.


Ella miró a la imagen de la diosa muerte. ¿De verdad era el mejor lugar?

-Tika lo pasó mal cuando nos capturaron. Vomitó sin motivo… y no parecía hacerle mucha gracia. Creo que hay algo que no nos cuenta.

-Habrá que hablar con ella. ¿Te preocupa alguien más?

-Kadhaj -respondió ella. No tenía ganas de hablar de sí misma, y desde luego prefería hablar de los demás.

-¿Qué le pasa?

-Se ha pasado estos días enfrentándose a todas las dificultades por delante de los demás, con un coraje suicida.

-¿Y te parece mal?

-Su dedicación no es… más que rencor. Desde que leyó la carta de Jebertep está así. Está todo el tiempo desafiando a Taharda.

-¿Es imprudente?

-No -dijo ella-. Un poco –se corrigió a sí misma.

-En la carta Jebertep no le perdona su condición de criminal. Le da un perdón parcial según el cual está a mi responsabilidad. Para él eso ha sido como sentirse como un esclavo, y después de todo lo que sacrificó en la defensa del templo se tiente traicionado. Seguro que tú sabes como se siente una persona a la que no se le reconocen sus logros.

Desde luego que lo sabía. Llevaba toda su vida luchando por conseguirlo.

-Ni siquiera es lo mismo. Yo desfiguré a tres furias valiosas por despecho. Él se enfrentó a un oficial que aceptaba dinero. No se merece ser un esclavo.

-¿Crees que debí luchar más?

-No es eso, es que…

-¿Me culpas de la muerte del resto de furias?

Ella se sintió invadida por esa pregunta. ¿Cómo sabía que de hecho era así? ¡Claro que se sentía enfadada y disgustada! Cincuenta muertas porque ella había estado al mando cuando nunca había estado preparada. Sentía ganas de llorar, de gritarle que estaban todos errando. Pero había aprendido a controlar algo sus emociones.

-No -replicó al final-. Intentamos matar harrassianos, evitar que se tomara el templo de Sohaila. Murieron por Najshet, mucho más de lo que tenían en el pozo.

-Yo sí me culpo a mí mismo -dijo Msrah-. La caída de Sohaila, la traición de Farid… ¿debería haberla visto venir? Quizá debí conseguir más recursos en harrassia… no sé.

Nelk se sintió molesta por la culpabilidad de Msrah. Había probado ese tipo de responsabilidad con las furias, y no quería tener más.

-Tenemos una de las tres reliquias que buscan. Sabemos que otra está aquí abajo, y la tercera…

-¿Tienes alguna idea para vencer a Naeratis y sus guardianes? -preguntó Msrah.

-A decir verdad, sí. Infiltrarme y matarla antes de que pueda abrir la boca. Pero me percibe sin ojos y sin oídos. Necesito ocultarme… de ella.

-Naeratis puede percibirte con los sentidos del más allá. Es inútil que te muevas más silenciosamente.

-¿Puedes enseñarme a ocultarme de los sentidos del más allá? -quiso saber ella.

-Yo no sabría hacerlo -reconoció Msrah-. Pero puedo ayudarte a despertarlos. Quizá entonces encuentres tu propio camino.

Algunas notas de la partida:
  • Una partida absolutamente objetiva en todo su sentido: al no haber personajes sensatos no dio lugar a una sensación de "completitud", sino que más bien obramos como peones para que luego entrara el equipo de trabajo "de verdad".
  • Los encuentros fueron superados gracias al buen trabajo en equipo. Creo que en otras circunstancias podríamos haber palmado todos.
  • Nelk lleva tres sesiones de frustración contenida, pero se anticipan tres retos de gran calibre: Naeratis II, Hampatuf, y el segundo combate en la arena. Siento el miedo de Nelk.
  • Las experiencias de Nelk no me han llevado a pensar que deba pelear mejor, sino que por primera vez ha aprendido "engañar", cosa que he metido en el texto, y un nivelillo de concentración. Espero que sea útil al grupo, incluso sin poderes.



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