El otro día, preparando mudanzas y mudanzos varios a paises lejanos que están por venir, me encontré con un montonazo de fichas de personaje amarillentas, reseca, ciclopeas e incognoscibles aunque posiblemente no-euclidianas (a Verion le hace gracia el concepto, me quiere sonar) de las primeras partidas que jugué a La Llamada de Cthulhu. Recuerdo que debió ser sobre 1999-2000 cuando un colega de clase, Fede, trajo un juego de rol rarísimo llamado La Llamada de Cthulhu. Una mandanga sobre luchar contra bichos marinos y volverse loco.
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