Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Algunos pensamientos sobre la lealtad
29-6-2016 12:36
Por Verion
Soy muy enemigo de poner un nombre a las relaciones. Creo que es una forma de enclaustrarlas y romper su naturaleza excepcional y quizá única. Los nombres no son conceptos, y normalmente son mucho más pobres, con lo que se generan malentendidos, sobreentendidos y otros problemas de comunicación y comprensión.

Creo que la lealtad es en sí o una relación, o una cualidad de una relación, pero hablar de ello genera un montón de problemas porque desde luego no todos entendemos lo mismo, y también porque es una palabra muy manchada por el peso histórico oportunista. No serán pocas las organizaciones o personas que abusan de una visión tendenciosa y manipuladora de esto para conseguir sus objetivos.

En la abrumadora cantidad de información del mundo moderno podemos encontrar todo tipo de relaciones de lealtad, y también todo tipo de usos interesados de la misma. Seguro que todo el mundo puede nombrar rápidamente a un puñado de personas que abusan de otras basándose en esto, claro que por otra parte es muy posible que dichas personas tampoco tengan remilgos en tergiversar otros conceptos o en aprovecharse de los sentimientos de aquellos que lo escuchan.

También es muy fácil encontrar muchas personas que están ancladas en un profundo individualismo en el que no hay lugar para un compromiso de tipo alguno. En verdad cada cual puede hacer lo que quiera con su vida, así que en principio no hay nada que se pueda criticar a este respecto, en tanto que sea una elección consciente. Pero por otra parte he observado que las personas que se dirigen hacia este camino tienden a protestar por sufrir cierta soledad.

Yo personalmente he llegado a valorar mucho algo que ciertas personas podrían llamar lealtad. Me refiero a la situación de confianza que se produce al acometer algún tipo de proyecto, ya sea grande o pequeño, privado o público, personal o social. Ese conocimiento de que otra persona está ahí en la medida que ha manifestado y que se puede contar con ella en los ratos buenos y en los ratos malos.

Supongo que valoro mucho esto porque realmente con estas personas se desarrolla mucha intimidad, y por tanto son las que lo conocen a uno y pueden llegar a hacerle mucho daño en caso de que decidan tomar una vía diferente a la que habían manifestado en principio.

Este concepto de lealtad y confianza puede producirse de muchísimas formas dentro de la sociedad, y puede ser simétrica o no serlo, y aún así seguir siendo lealtad. Por ejemplo puede existir la lealtad de una editorial para dar continuidad a una obra creativa que los usuarios añoran, o también la lealtad de dichos usuarios a esa línea. Un proveedor puede dar un servicio leal a un cliente, y a la vez un cliente puede tener cierta lealtad a un proveedor con el que tiene buena relación a pesar de recibir ofertas algo más económicas. También existe lealtad en las relaciones personales, pero esto no tiene por qué implicar necesariamente conceptos tradicionales. No pretendo para nada ensalzar la monogamia o conceptos de este tipo.

Con frecuencia observo que las relaciones sufren impactos graves y la lealtad queda por ello deteriorada hasta un punto irrecuperable. Creo que en los casos personales en los que hay simetría siempre existe la salida de separar la relación, pero que cuando existe asimetría y dependencia, la situación se puede deteriorar mucho.

Permitan que traga un ejemplo que conozco bien. En mi vida laboral doy servicios a diversos clientes con los que yo tengo cierta lealtad. No obstante algunos de ellos me han dado un trato pernicioso que lleva a que mi relación con ellos sea lo más breve que yo pueda permitir. Es algo que como proveedor de servicios a veces uno se puede permitir.

No obstante los subalternos directos del sujeto no tienen esta libertad y tranquilidad que yo sí, y deben convivir con el sujeto de una forma continuada durante una jornada laboral de cuarenta horas semanales. Probablemente más que con sus parejas, si descontamos el tiempo que pasan dormidos.

En mis periplos por el lugar en custión descubrí que dichos subalternos estaban hartos de su jefe, y con el tiempo pasaron a desahogarse ante mí. Y de verdad que no me pareció que lo hicieran por cotillear o porque fueran criticones, sino porque realmente estaban indignados por el trato que recibían. Debido a esta información aprendí bastantes puntos débiles de dicho sujeto que he utilizado posteriormente para evitarme situaciones desagradables.

Si este jefe hubiera sido más cuidadoso con sus subalternos y los hubiera tratado con continuada dignidad hubiera podido despertar en ellos ciertos sentimientos positivos de lealtad, y ellos no habrían hablado ante un proveedor como yo sobre sus carencias.

Quizá la sociedad capitalista prefiera este tipo de relaciones más superficiales y la lealtad no tenga una cabida práctica en su seno. Lo cierto es que yo creo que hay que dar un trato adecuado a las personas con las que uno trata durante todos los momentos de su vida, independientemente de los beneficios que se pudiera obtener de ello. Creo mucho en este principio.

Pero esto no se da únicamente en este tipo de relaciones asimétricas. Concibamos aquellas en las que todos los elementos tienen un nivel de responsabilidad similar, como puedan ser algunas relaciones emocionales, o también sociedades en las que los socios compartan las cargas. En el momento en el que alguna de las partes de esta relación decida utilizar la organización en su propio beneficio saltándose el objetivo inicial de la misma, provocará con cierta seguridad su debacle. Me parece que este es un ejemplo en el que cierta lealtad hubiera producido un beneficio común mayor.

No pretendo para nada dar una definición sobre lo que la lealtad es, porque de hecho no creo que deba recibir una definición con la que enclaustrar la naturaleza única de las relaciones. Simplemente he querido mandar un mensaje a aquellos que hayan tenido la paciencia de leer este artículo.


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