Juegos de rol, miniaturas y Espada Negra.
Una de las cuestiones que más separan a los jugadores de rol es el uso de miniaturas en los combates. Se puede decir que una tendencia viene a señalar que suponen una limitación a la hora de imaginar los sucesos, mientras que otra visión nos señala que cuanto más detallista es el escenario, más implicado se siente el jugador en la acción. Quizá una tercera visión nos viene a decir que permiten una mayor definición de la estrategia de juego.
Hay que tener en cuenta que los dos últimos argumentos no tienen por qué ir separados. Es decir, una mayor definición de la estrategia puede llevar a una mayor comprensión del entorno y por lo tanto una mayor inmersión. Este concepto es algo que muchos defensores minimalistas no parecen querer asumir, y está relacionado con el hecho de que cada uno de nosotros va a disfrutar de unas cosas más que otras. Eso no deja de ser importante, pues aunque nuestra afición o forma de vida (los juegos de rol) es pequeña en adeptos, también es enorme en amplitud, y esta contradicción puede ser especialmente chocante en situaciones en las que ya es difícil encontrar un grupo de rol en sí mismo, como para encima andar exigiendo que sean exactamente de nuestra escuela de juego.
Por esto las miniaturas son una especie de cuchillo que corta y separa muy claramente a al menos dos estilos de juego debido a sus características más paradigmáticas:
- Crean un entorno estratégico.
- Consumen tiempo y esfuerzo, y tienen una prolongada preparación incluso fuera de partida.
- Cuestan dinero.
- Pueden provocar fácil inmersión inmediata y pueden limitar la inmersión a largo plazo.
Basado en estos cuatro puntos, el perfil de una persona que prefiera las miniaturas puede ser el de un jugador estratégico con tiempo libre y dinero suficiente que quiere conseguir una experiencia inmediata muy aparente. En el otro extremo tendríamos a un jugador no estratégico con poco tiempo y pobre como una rata (o tacaño, con otras preferencias económicas) que se deleita en las descripciones profundas.
Bueno, en realidad son dos perfiles muy exagerados, y entre medias tendríamos los que cumplen uno, dos o tres parámetros, que seguramente serían la mayoría. A lo que quiero llegar es que el uso de miniaturas responde tanto a unas preferencias personales como a unas circunstancias y finalmente a unos objetivos concretos.
Es conveniente señalar que las miniaturas conforman una herramienta que tiene esas características, pero no son el único elemento que cuenta con ellas. Por ejemplo, se puede conseguir un entorno profundamente estratégico no basado en las posiciones (ahora después hablo de ello), no es lo único que consume tiempo y esfuerzo, y desde luego no es la única cosa cara que podemos tener en una mesa de juego.
Juego de rol de Espada Negra y miniaturas.
Sentado este quizá excesivo preámbulo, diré que el juego de rol de Espada Negra está pensado para no utilizar miniaturas en absoluto. No es que tengamos algo en contra del uso de miniaturas, es que no encajaban bien en los objetivos que nos habíamos propuesto, si bien quizá en el futuro pueda haber uno o varios juegos que utilicen miniaturas, aunque no pensamos que vayan a ser “de rol”.
La primera edición de Espada Negra sí podía usar miniaturas, y en la segunda edición eran prácticamente una necesidad. Nos movimos mucho tiempo con esta dinámica de jugar con las posiciones y los movimientos, y tras no poco meditar decidimos descartarlo completamente como objetivo básico. Veamos los motivos.
- El juego podía alcanzar y alcanzó toda la profundidad táctica que quisiéramos mediante el uso de conceptos no posicionales. En este caso ya hay más que suficiente con la gestión de aguante, de iniciativa, de vida y estructura, de concentración y otras variables secundarias.
- Queríamos disponer de un juego que fuera económico y no segregar a sus jugadores en función a sus necesidades económicas.
- Queríamos que el juego no exigiera mucha preparación. Muchos jugadores de rol ya tienen bastante esfuerzo como para preparar una partida para que además tengan que incluir un sistema de miniaturas que exige aún más esfuerzo.
Siguiendo estos preceptos, en la tercera edición de Espada Negra sacamos de nuestros planes a las miniaturas y las devolvimos a los cajones, donde han permanecido hasta el momento. Tuvimos dos sistemas de posicionamiento abstracto, lo que nos llevó a la situación actual, en la que nosotros no las usamos para nada, pero, ¿se pueden usar?
Uso de miniaturas para gestionar la iniciativa.
La iniciativa en el juego de rol de Espada Negra es un “pool” que podemos ir gastando para obtener resultados que cambian completamente el panorama táctica no posicional. En este sentido nuestros personajes se “colocan” de la mejor forma posible para sus intereses sin que nosotros tengamos que decir nada al respecto. Creemos que es importante mantener la descripción y la estrategia alejada de esta situación y dejar que la abstracción haga el trabajo, pues de esta forma no ocurrirán “fantasiadas” ni situaciones anormales, y la profundidad estratégica se mantendrá en el más alto nivel.
Como la iniciativa es cambiante, se pueden utilizar diversos medios para controlarla. Nuestro favorito es emplear una herramienta digital de mesa de combate, pero, ¿por qué no utilizar un tablero con la numeración de las iniciativas y desplazar miniaturas por la posición de iniciativa que ocurran en cada momento.
Una de mis formas favoritas de gestionar todo esto.
La ventaja de obrar así es tener una forma rápida de entender la iniciativa. El único problema es que las distancias que aparecen en esta mesa no son para nada reales, y pueden dar lugar a una percepción errónea por parte de los jugadores. Además, la ganancia puede ser insuficiente para la preparación exigida.
Uso de miniaturas para representar la posición.
Como ya se ha mencionado, el juego de rol de Espada Negra tiene completamente abstraídas las posiciones, y no hay, por ejemplo, una regla de movimiento que diga cuantas “casillas” puede avanzar un personaje. Además las cualidades de combate que hacen referencia a conceptos espaciales (por ejemplo, la de proteger a un compañero) no hacen referencia a distancias concretas, sino que simplemente tratan relaciones de iniciativa.
Por ello, jugar al juego de rol de Espada Negra con miniaturas representando las posiciones no es correcto con las reglas tal y como están. En este caso sería necesaria una re definición total de bastantes sistemas, asunto que alguna vez hemos tocado, pero que desde luego no vamos a afrontar a corto plazo.
Hacia el futuro.
Aunque a los editores puede interesarles mantener una línea de miniaturas que de vida al negocio, parece que la tónica actual de juego de rol va en otras direcciones, o por lo menos en algunos sectores, pues aún se puede ver a muchos jugadores de pathfinder que pueden incluso montar apasionantes escenarios tridimensionales, y a notables artesanos de las manualidades que se las apañan con una impresora y tres o cuatro recursos adicionales para montar una partida de DCC. Yo desde luego no soy un oráculo y no sé si alguna tendencia prevalecerá sobre las demás, pero en esta dualidad de juegos estratégicos posicionales apasionados de las campañas contra narrativistas pulp de one shots me pregunto, ¿hay otro juego aparte de EN que incluya elementos estratégicos profundos no posicionales?
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