La hermandad, en su afán por entender mejor los colectivos roleros, estuvo en las “IX KDD de comunidad umbría”. En estas peculiares jornadas, ciertamente diferentes a todas las demás, pondríamos cara a algunos elementos con los que hemos tenido relación a lo largo de estos meses.
Estas jornadas no son para nada típicas, pues no siquiera jornadas, al menos no como las puede entender un asistente a otros eventos. Es, como indica su nombre, una quedada de un gran colectivo de amigos a los que les gusta jugar al rol y a otras cosas. En este sentido lo que uno encuentra son muchas partidas en las que diversos individuos dan rienda suelta a sus aficiones durante tres días.
Se nota mucho este carácter de “quedada”. Poca presencia profesional, no especial interés en la asistencia de no afiliados, horarios rígidos, comidas comunes...
En lo relativo a nuestra experiencia, fue satisfactoria. Organizamos tres partidas del juego de rol, enseñamos el juego de mesa, disfrutamos de las demostraciones de esgrima antigua y sobre todo conocimos a muchos buenos roleros.
En este sentido quedé especialmente satisfecho con la participación de un grupo variopinto que se apuntó a la primera partida, una muy política en la que el combate no fue una parte trascendente, pero sí lo fue el sistema y la narración. Lástima que se me fuera un poco la cabeza y no gestionara bien el tiempo.
Por cierto, en esta ocasión los emisarios de la hermandad no fuimos en coche, sino en tren. ¿Y qué hacen los hermanos durante las cinco horas de viaje?
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