Hay días, aunque no son muchos, en los que tengo un rato suelto que es lo bastante largo como para escribirme un buen artículo, pero no es lo bastante largo como para ponerme a trabajar seriamente. En esos momentos puedo escribirme un artículo de los que más me gustan, uno largo que pueda comprender al
juego de rol, las novelas, e incluso otras partes del proyecto de Espada Negra.
En ciertas ocasiones nos preguntan: "¿qué hace especial a Espada Negra?". Ya nos ocurrió en la entrevista en
Rolteca, y ciertamente es una pregunta sofisticada y difícil de contestar. Aún diría más, es fea de contestar. En esa entrevista ya dimos una respuesta, pero dentro de ese contexto en el que tampoco queríamos enrollarnos demasiado porque no podíamos estarnos una hora. Es decir, no debíamos estarnos una hora.
"Yo soy especial"
Uno de los parámetros por los que opinamos que el mundo de la Espada Negra "mola" es por el compromiso que tiene con su propio entorno, el "auto respeto" que hemos intentado conculcar en cada artículo de la enciclopedia, cada novela y cada capítulo del juego de rol. ¡Incluso en el juego de cartas! Nos gusta que sea así.
En este presente artículo voy a dar una introducción al aspecto bélico subyacente detrás del mundo de la Espada Negra. En los próximos días trazaré su relación con las novelas y otros juegos.
A lo largo de los años los Hermanos de la Espada Negra hemos consumido mucha ficción fantástica en múltiples ámbitos, y siempre nos hemos encontrado con que el ámbito bélico estaba deliberadamente esquivado, formando este parte del trasfondo, o se trataba de una forma incorrecta. Y me duele decir la palabra, pero hay tantos parámetros que evidencian que la mayoría de universos fantásticos no han trabajado este ámbito que es la más adecuada. Enumeraré algunos de ellos:
-Numerología: En muchos casos se utilizan cifras que no parecen cuadrar con la población relacionada, o la duración de los conflictos no cuadra con ella. Conseguir cuadrar estas cifras de una forma convincente tiene su trabajo. Importantísimos mundos de ficción simplemente plantan unos números impresionantes y se quedan tan anchos.
-Estado tecnológico y económico: También demasiadas veces los ejércitos no tienen una equipación que responde de forma adecuada a las circunstancias de su nación. En algunos mundos de ficción parece que las cosas sean como son simplemente porque "molan".
-Preparación, moral, y situación social: Esto está muy relacionado con la propia naturaleza de la nación en cuestión. No es para nada similar en una nación feudal que en una capitalista, o una, por ejemplo, de profundo estado religioso, y siempre se deja ver en la forma de disciplina y la política de castigos.
-Movilidad: El posicionamiento de los ejércitos es algo muy delicado, y su logística es obviada gravemente en la mayoría de universos de ficción. En algunos universos muy reverenciados los ejércitos prácticamente se teletransportan de un lugar a otro.
-Magia: La relación entre magia y ejércitos no termina de estar bien ubicada en la mayoría de universos.
Para que todos estos conceptos encajen podríamos recurrir a tres herramientas muy interesantes. Seguramente hay más, pero a mí se me ocurren, hoy por hoy, las siguientes:
-Experiencia: Recurrir a la historia es, por fortuna, bastante fácil. Requiere tiempo en el que leer a diversos autores, pero sin duda da unos resultados bastante aceptables. Aún así mucho cuidado, ¡la historia la escriben los vencedores!
-Especulación: En el bueno sentido. "¿Qué ocurriría si...?" es la pregunta que uno se hace en estas circunstancias. En este caso lo mejor es ser disciplinado y metódico.
-Programación: Existen una buena cantidad de algoritmos de poblaciones, económicos e incluso sociales que si bien no van a dar una respuesta global, sí pueden ser combinados con los anteriores para intentar configurar una visión más completa.
Cuando estos ingredientes se juntan (o por lo menos los dos primeros) se puede dar lugar a un universo más creíble. No voy a decir que en Espada Negra todo sea "maravilloso", pero desde luego nos hemos esforzado en analizar la historia, pensar en las posibles combinaciones culturales que no ocurrieron en esta (sí, no es un error), y hemos aplicado toda la algoritmia a nuestra disposición para entenderlo y afianzarlo lo más posible. Sin duda caben discusiones a respecto de si interpretamos bien la experiencia, si razonamos adecuadamente las posibilidades dando lugar a un entorno realista.
Un caso especialmente sangrante se produce cuando la influencia de la magia no está del todo bien medida. En estos casos parecen producirse incoherencias estructurales muy evidentes, en las que la magia es el gran salvador de la trama, y uno no termina de entender por qué no se utilizó en otras circunstancias.
¿Qué ocurriría si el imperio romano hubiera combatido con los samurai? ¿Habría variado Gengis Kan la estructura de sus tropas (muy particular) de haberse enfrentado a los egipcios? ¿Habrían tenido los bárbaros del norte las mismas oportunidades contra el ejército de Roma durante su esplendor en lugar de su ocaso? ¿Opinaría Sun Tzu lo mismo de las tropas de élite si hubiera sido Azteca?
En los universos de ficción estas preguntas no solo no se responden, sino que ni siquiera están del todo bien planteadas. Supongo que ni siquiera importan demasiado. Así que a la hora de plantear las guerras del mundo de la Espada Negra nosotros sí que nos realizamos algunas de las siguientes.
-¿A qué necesidades obedece cada ejército? ¿Son de carácter permanente o temporal? ¿Qué régimen de sueldos tienen? ¿Qué evolución han tenido? ¿A quienes se han enfrentado? ¿Qué tácticas han utilizado? ¿Cómo le influye su sociedad? Y como este artículo estaría incompleto sin algunas de las respuestas, vamos allá:
Ejército Dormenio.
En este ejército la fuerza impulsora es la superioridad numérica, por encima del razonable equipamiento o el entrenamiento superior. La mejor arma para mantener la moral es el miedo a los propios oficiales de la clase noble, quienes la mantienen con desproporcionados castigos (desproporcionados para nuestro pensamiento actual, vamos).
El 80% del ejército dormenio está equipado así o peor.
El ejército dormenio es totalmente temporal, y solo se convoca en los momentos en los que la nación entra en conflicto bélico contra otra. Dormenia ha tenido la supremacía económica los últimos dos siglos, por lo que se pueden permitir convocar no tener un gran ejército en reserva.
La logística en el ejército dormenio es una tortura. Tanto las tropas habituales como las de élite tienen poca autonomía por sus propios motivos. Los primeros por su bajo entrenamiento, y los segundos por su caro y pesado equipo.
¿Es el ejército dormenio poderoso? Sin duda. ¿Puede un oponente inteligente aprovecharse de su rigidez? Yo diría que sí.
Ejército eridio.
La nación de eridie es bastante contraria a Dormenia. Su ejército está basado en la pura disciplina personal, aprovechándose de la naturaleza religiosa de su cultura. Se trata de un ejército permanente de gran tradición religiosa.
Históricamente eridie mantiene su estructura social mediante el respaldo que esta organización militar da a la autoridad política, por lo que se le da el mejor de los tratos, incluyendo el equipo de la mejor calidad que la nación es capaz de producir.
También se fomenta una logística ágil y rápida, evitando recurrir a personal externo al ejército en todo momento.
Uno de los fallos de esta forma de pensar es que lastra al estado con un gasto militar más que considerable, incluso en tiempos de paz, por lo que en ningún caso este ejército puede ser muy grande.
Las técnicas de guerra del ejército eridio están orientadas a la adaptabilidad táctica, de una forma similar a la que tenía el imperio romano, combinándose en este caso varias funciones en un individuo. ¡Pero de esto se puede hablar en un artículo propio!
Ejército harrassiano.
La nación del desierto tiene un ejército que responde a sus necesidades económicas: proteger sus envíos comerciales. Por una parte cuentan con una caballería media o media pesada encargada de proteger las caravanas en tránsito, y por otra protegen sus emplazamientos fijos (puestos avanzados) con infantería multiuso.
El típico puesto avanzado, y su típico guardia.
El ejército es pues permanente, pero circunstancial en función a la circunstancia económica del momento.
Es de señalar que el servicio militar es voluntario (al contrario que en Dormenia, donde a uno lo reclutan cuando hay una guerra y ya puede decir que Soid lo reclama), pero que su cumplimiento es necesario para obtener la ciudadanía y el servicio militar.
El código de conducta es bastante estricto, pero prevé cierta capacidad de manejo para los oficiales, por lo que las circunstancias son muy diferentes en cada unidad. No obstante al oficial en cuestión se le exige una gran responsabilidad, por lo que los castigos en general pueden ser altos.
Las unidades harrassianas están muy especializadas y cumplen bien con su cometido, pero su autonomía es muy reducida en cualquier otro ámbito en el que se vean implicados. Esto tiene importantes consecuencias en la historia.
Clanes guneares.
Cuando uno habla de los clanes guneares tiene que sentar siempre ciertos principios. Uno piensa siempre en bárbaros norteños, ¡y tiene razón! Pero conviene recordar que estos bárbaros norteños tienen dos diferencias importantes con, por ejemplo, los vikingos. La primera es que realmente están muy bien equipados dado que "conocen el secreto del acero" (aunque ellos no lo dicen así). La segunda cuestión es que están muy unidos entre ellos.
Juntando esto, los clanes guneares no tienen un ejército como tal, sino un conjunto de individuos armados de forma totalmente individual que en un momento dado pueden responder a la llamada del jefe de su clan.
¿Qué cabe esperar de ellos? Un gran valor, una enorme capacidad de sacrificio y muy buena equipación, en lo positivo. En lo negativo, ninguna disciplina, ninguna cohesión, y ninguna táctica. Por ello su capacidad bélica es menor que la de las naciones con ejércitos organizados.
Mil seiscientas palabras parecen más que suficientes para una introducción de este tipo. Remarcaré únicamente que podemos habernos equivocado en nuestra interpretación y especulación al tratar estos conceptos, pero que por lo menos lo hemos intentado.
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