Espada Negra: juego de rol

HARRASSIA

La ciudad estado de harrassia controla una gran parte del territorio del desierto al este de Dormenia, si bien no ha reclamado gran parte de su superficie y sufre ocasionales ataques de las tribus del desierto. Lo que más caracteriza y condiciona la forma de vida de Harrassia es su clima desértico extremo. La forma de gobierno es una democracia en la que todos los ciudadanos ejercen el derecho a voto, entendiéndose la diferencia entre civil y ciudadano. La realidad operativa es que dos partidos se turnan el gobierno en periodos bastante regulares.

La religión oficial protegida por el estado es la de Armeniam, pero esta protección a un nivel práctico es muy baja, y cada cual practica el culto que desea.

Geografía

La civilización Harrassiana está dispersa por diferentes puntos del desierto, generalmente cerca de pequeños accidentes montañosos en donde hay cierta minería y sus ríos todavía no se han vuelto subterráneos o se han evaporado. En esos lugares se produce algo de agricultura.

El clima es extremo: cálido por el día todo el año, y normalmente muy frío por la noche. Las lluvias son escasas, aunque cuando se producen, lo hacen de forma torrencial, arrasando en ocasiones los pocos cultivos que han podido arraigar.

Ni siquiera en los macizos montañosos la situación es mucho mejor. Aunque la temperatura se vuelve más tolerable en sus alturas, la piedra cruda no permite el crecimiento de una sola planta.

En general esta condición desértica es una consecuencia de la situación histórica, política y bélica de las relaciones entre Dormenia y Harrassia, fruto de las cuales esta última fue empujada de sus territorios más fértiles al oeste.

Gobierno y estructura social

El sistema político harrassiano establece que cualquier ciudadano (lo que implica cumplir con un prolongado servicio militar de hasta veinte años) puede ejercer el derecho a voto para elegir a estos ciudadanos. Este principio, nacido de colonos que escapaban de la expansión Dormenia, podría marcar una situación de dignidad moral, pero desde sus copienzos estuvo corrompido: los Tangloi que originaron Harrassia eran ricos comerciantes que desconfiaban de ellos mismos, y el intento de democracia harrassiana no obedece más que al miedo de tener un tirano vitalicio. Por ello rodearon a sus ciudadanos y a su gobierno de un complicado entramado de leyes que obliga, entre otras cosas, a que cada minúsculo detalle esté documentado en complicados impresos firmados, sellados y guardados por una alta cantidad de funcionarios. El resultado es, inevitablemente, que cualquier mínima gestión requiere un gran tiempo, ocasionalmente sobornos, y no siempre se llevará a buen término.

De igual forma, el gobierno harrassiano nunca ha tenido una gran fuerza para llevar a cabo medidas reales, pues para llevar a cabo campañas electorales reales hace falta el apoyo de la poderosa clase social de los comerciantes, quedando obligado con ellos durante la legislatura. Esta incapacidad para tomar medidas les ha llevado a una dependencia total con Dormenia.

Pese a ello, el pueblo harrassiano es fuertemente competitivo, por lo que ha acabado mermando y absorviendo a dos culturas nativas del desierto: Las tribus nómadas, que pese a estar casi extinguidas siguen atacando sus rutas comerciales, y el Najshet, antigua civilización del desierto basada en la religión.

La división territorial harrassiana está basada en prefecturas. Aunque todos estos lugares tienen su origen en lugares de actividad comercial o empresarial, están gobernados por prefectos elegidos por el gobierno, siendo este uno de sus pocos poderes reales.

Las seis prefecturas quedan resumidas en la siguiente tabla.

Nombre Ubicación Propósito
Harrassia Sur Capital del estado. Enclave comercial.
Radel Oeste Frontera aduanera con Dormenia
Nased Noroeste Minas
Ramed Norte Minas
Raad Saak Noreste Minas y caballos
Malau Este Caballos
Assad Sureste Escasa producción

Las distintas prefecturas están unidas por las vías harrassianas, que a su vez disponen de puestos avanzados cada relativa distancia para hacer de punto de descanso para el viajero y para el comerciante. Estos puestos avanzados están mantenidos por el ejército, y cuentan con todo lo necesario para la auto subsistencia, aunque en circunstancia los soldados hacen abuso de su posición y cobran todo tipo de impuestos por servicios básicos. Estos puestos están pensados para pasar la noche en ellos, pero por desgracia su distancia está pensada para un día de camino militar, que es un ritmo mucho más rápido que el que suelen soportar las caravanas comerciales.

Economía

La gran lacra de la ciudad estado de Harrassia es no tener auto suficiencia. Con el alimento que produce solo podría mantener con vida a algo más de la mitad de su población, hecho del que abusa la nación vecina, Dormenia, para comprar los bienes harrassianos. Estos son varios y de buena calidad, aunque los más apreciados son sin duda sus caballos y su metal. No en vano casi todas las armas y armaduras dormenias son fabricadas en harrassia.

Los harrassianos también han sabido aprovecharse en gran medida de la parasitaria nobleza dormenia. Debido a sus extravagantes y en muchos casos ilegales gustos, pagan cantidades altas de dinero por bienes que no saben obtener en sus países.

Un caso simple pero paradójico de esto son las especias. Debido a las cantidades que los nobles pagan por sus exóticos sabores, hay zonas de cultivos que ya no se usan para alimentar al país, sino para obtener de forma extensiva de estas especias que los nobles llegan a comprar a sacos, a un precio obsceno.

Otros casos no son tan inocentes. Es el caso de las bailarinas harrassianas. Estas mujeres, formadas en la danza, suelen partir hacia dormenia engañadas por historias de cuento en las que acaban casadas con un atractivo noble dormenio. Son pocas las que llegan siquiera a la prostituta de un noble, la mayoría acaban en burdeles de mala muerte que aún así pagan buenas cantidades a los poco escrupulosos comerciantes que las llevan. El gobierno siempre ha mantenido una oposición a estas prácticas, pero nunca ha podido evitarlas.

Tras la nacionalización de todos las empresas bancarias, el estado harrassiano decidió sacar de circulación toda moneda legal basada en el oro, y creó el papel moneda.

Aunque el día a día de las transacciones se realiza en este papel moneda, los grandes comerciantes tienen potentes reservas de oro con los que realizan los grandes intercambios.

El papel moneda es realizado y firmado por funcionarios de bastantes niveles del ministerio de comercio, y supervisado por el ministro de economía.

Debido a la alta inflación, hay billetes de muchos valores, desde un dinero, hasta cinco mil.

Como se puede ver en la siguiente lista, los sueldos son muy variables. En este caso están expresados mensualmente:

  • Campesino: dos mil dineros mensuales.
  • Artesano: cuatro mil céntimos diarios.
  • Herrero: ocho mil dineros mensuales.
  • Marinero: dos mil dineros mensuales.
  • Peón: mil dineros mensuales.
  • Funcionario: seis mil dineros mensuales.
  • Soldado de una carsij: doce mil dineros mensuales.
  • Soldado de cuerpo menor: entre dos mil y cuatro mil dineros mensuales.

Los precios de los bienes básicos son relativamente bajos (interviniendo en ello extrañas subvenciones estatales), incluso en los bienes importados. Para un trabajador bien establecido no es difícil alimentar a su familia, permitirse bienes superfluos y aún así ahorrar algo. El pan rara vez costaba más de diez dineros, y el pescado treinta. Una espada de calidad decente costaba dos mil dineros, e incluso un caballo de calidad moderada estaba disponible por quince mil dineros.

Teniendo en cuenta que al cambio se podía conseguir una corona dormenia por tres mil dineros (un tipo de cambio establecido en aquella época en la zona fronteriza), se puede decir que el trabajador harrassiano tenía unas condiciones muy superiores a las del trabajador dormenio.

Si es notable añadir que lo difícil en harrassia en aquella época era conseguir trabajo. Las tasas de desempleo entre población no ciudadana eran enormes, y el gasto de pensiones y funcionariado suponía una gran parte del presupuesto del estado.

Gran parte del funcionamiento comercial cotidiano de Harrassia está basado en los emporios comerciales, grandes intermediarios que practican el monopolio.

Religión

La religión oficial del estado harrassiano es el culto a Armeniam. No obstante se ha producido una desprotección continuada que ha provocado el desinterés del pueblo, cuyo culto suele ser poco uniforme.

El culto Armeniam, dios de la sabiduría y la justicia, tiene aún reminiscencias. En todo tribunal hay alguna estatua haciéndole honor, y la apertura de los juicios suele incluir una invocación a su sabiduría.

El pueblo Najshet mantiene sus cultos tradicionales a Taharda, diosa de la muerte, y a Liana, diosa del amor. Incluyen también a su gobernante, el heredero de Najshet, como divinidad en la tierra.

No es extraño encontrar entre la población de rango bajo creencia en cualquier dios.

Ejército.

El ejército de Harrassia no tiene como función defenderse o invadir otras naciones, pues ni tienen capacidad ni deseo de hacerlo. Sus funciones incluyen mantener la seguridad de las vías del comercio, garantizar la seguridad en las ciudades, asegurar los puestos avanzados y perseguir a las tribus del desierto. Se trata principalmente de un ejército montado.

Las unidades del ejército harrassiano son las siguientes:

Carsij: Se trata de caballería polivalente. Pueden estar equipados con protecciones intermedias para los trabajos de alta movilidad como la protección de caravanas, o incluir bardas de escamas para batallas reales. Una Carsij tiene un centenar de hombres aproximadamente, aunque va a acompañado por al menos un número igual de camelleros de soporte. En total hay aproximadamente una treintena por todo el país. Para su desgracia, es una unidad muy cara que en ciertas ocasiones el estado no puede sostener. No es raro ni ilegal que los líderes de las carsij ofrezcan sus servicios a comerciantes para sus viajes. El estado apoya esta actividad con tipos de impuestos reducidos.

Caballería sariana: Se trata de la evolución de caballería ligera de los sarios, uno de los pueblos anteriores a la formación de Harrassia. En la actualidad forma parte de la reserva pasiva, y es solo llamada en circunstancias de excepción.

Defensores: Se trata de la infantería, posicionada y hacinada en los puestos avanzados. Es un cuerpo de baja moral, poca actividad y casi perdida función. Se considera un desprestigio en harrassia ser parte de la infantería. No obstante cuentan con abundante equipo variado de buena calidad que en ocasiones acaban vendiendo.

Espionaje

Oficialmente la ciudad estado solo mantiene un cuerpo de espionaje, el servicio de inteligencia. Este cuerpo, que responde directamente ante el ministerio de presidencia, tiene un entrenamiento y equipación fuera de lo común, y un sueldo acorde. Sus competencias se limitan teóricamente a la información interna, lo que no es tarea menor en una nación con frecuentes golpes de estado.

El espionaje internacional era llevado a cabo en el año cuatro cientos setenta y tres únicamente por el embajador en Dormenia, apoyado en términos operativos por hombres del servicio de inteligencia movilizados especialmente para esa tarea.

No obstante, pese a no haber más organizaciones aprobadas por el estado, hay un número apabullante de sociedades y individuos dedicados al espionaje y contraespionaje interno. Cada prefectura y ministerio tiene hombres dedicados a estas tareas, y es un hecho tan aceptado socialmente que incluso las organizaciones civiles y comerciales pagan a uno o dos hombres para poder tener sus propias defensas y asesorías.

Es común encontrar en harrassia todo tipo de autorizaciones de un reconocimiento y utilidad variable.

Aunque teóricamente el servicio de inteligencia tiene como función adicional informar al gobierno de la proliferación de estos grupos, durante años se han hecho oídos sordos a las voces del servicio. En la situación actual, el espionaje está tan arraigado que su eliminación crearía innumerables problemas, como un aumento del paro.

En un intento por normalizar la situación, se les concedieron ciertas capacidades menores a estos espías, incluyendo el acceso a documentos del estado, en tanto que estuvieran autorizados por un órgano competente e inscritos en un registro mantenido por el servicio de inteligencia.

Algunos de estos grupos cuentan con fuerte entrenamiento y estructura interna. Es el caso de los informadores del ministerio de comercio y los del departamento de prisiones, dependiente del ministerio de interior, cuyo descomunal tamaño y financación llegó al congreso en el año sesenta y uno.

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