DIVISAS

Conjunto de las monedas que los miembros de las distintas naciones acuerdan utilizar como valor de intercambio.

Debido a la imprecisión histórica y a la muy variable economía (Harrassia tenía una gran inflación, y Dormenia comprendía a cinco realidades económicas bien diferentes) es prácticamente imposible hacer un estudio fiel, e incluso en nuestras propias fuentes aparecen ciertas incoherencias. Por ello, los datos relativos al valor de la moneda deben ser tomados con escepticismo.

Dormenia

Hay tres unidades básicas en dormenia: La labranza es de cobre, el escudo es de plata y la corona es de oro.

Una corona equivale a cien escudos, y un escudo equivale a cien labranzas. Se deduce que una corona equivale a diez mil labranzas.

La forma de presentación de las monedas quedan resumidas en la siguiente tabla:

Aunque todas ellas son monedas legítimas, la de cinco escudos tiene menor reconocimiento, debido a que como tiene menos plata de la que le correspondería, es la favorita de los falsificadores, que intentan hacer réplicas fundiendo monedas de un escudo y sacando gran beneficio. Esta práctica se castiga cortando los dedos de la mano derecha.

El estado dormenio establece en una corona el sueldo diario de un soldado, con lo que se espera que un soldado pueda vivir con una cantidad de treinta labregas al día aproximadamente. La realidad era que más bien un soldado cobraba pocas veces esa cantidad, y que se esperaba que viviera varios años de eso, mientras que mientras estaba movilizado era mantenido por el ejército y los saqueos.

El siguiente detalle está extraído de una hoja de cuentas de la familia Fedder.

• Campesino: cinco céntimos diarios.
• Artesano: quince céntimos diarios.
• Cazador: diez céntimos diarios.
• Cocinero: treinta céntimos diarios.
• Herrero: cincuenta céntimos diarios.
• Marinero: diez céntimos diarios.
• Médico veterano de guerra: noventa céntimos diarios.
• Peón: ocho céntimos diarios

Es de señalar que muchas familias nobles gustaban de tener en sus hogares a médicos veteranos de batallones, y les pagaban grandes cantidades de dinero incluso aunque pertenecieran a la case baja.

Para entender la capacidad de ahorro, se pueden mirar las listas de los precios de los alimentos básicos en Avanil (algo más caros en otras capitales):

• Barra de pan: un céntimo.
• Cerveza: un céntimo.
• Pescado (una pieza): cuatro céntimos.
• Queso (una pieza grande): seis céntimos.
• Vino barato: siete céntimos.
• Carne (caza o ganadería): de diez a veinte céntimos el kilo.

La dieta básica estaba basada en el pan y la cerverza, estando la carne o el pescado reservada al domingo. Atendiendo a estos datos, se saca la conclusión (apoyada por los datos históricos) de que en Dormenia una familia podía comer sin demasiada dificultad, en tanto que no quisiera ahorrar.

Pero otra realidad hacía algo más difícil la subsistencia de la clase baja, y era el innaccesible precio de todos los demás servicios, sobre todo del metal. El caballo más barato no valía menos de dos coronas, y una espada cualquiera bien podía alcanzar el precio de veinte escudos, por no hablar de una cota de mallas, en donde ya hay que calcular el precio en coronas. No se menciona el valor de una armadura de placas.

Estos precios, también aplicadas en las sencillas herramientas cotidianas, hacían imposible la capacidad de ahorro en la clase baja, reservada únicamente para los nobles.

Eridie

En el año cuatro cientos setenta y dos no existe divisa en Eridie. Todos los bienes son asignados a los gobernantes de las distintas zonas en función a la población, y distribuidos por estos.

No obstante, la existencia o no de la divisa es una circunstancia variable que ha cambiado varias veces a lo largo de la historia del Orden, y las reservas de moneda se encuentran almacenadas en depósitos subterráneos.

Solo hay tres tipos de moneda en estos cofres:

Aunque técnicamente no se puede hablar de unos precios, ya que el mercado estaba prohibido en el cuatro cientos setenta y dos, había mercaderes ilegales, y algunos gobernantes hacían tablas de precios para sus repartos, e incluso llegaban a pactar con estos, sacando monedas del tesoro que tuvieran a su alcance.

Los precios de los alimentos básicos, extraídos de un listado de un comerciante del mercado negro, quedarían como sigue:

• Barra de pan: un octavo.
• Pescado (una pieza): cuatro octavos.
• Vino barato: un virto y dos octavos.
• Carne (caza o ganadería): un virto y dos octavos.

Un leve cálculo sobre esto, entendiendo que una persona normalmente recibía alimento suficiente y los bienes necesarios para su trabajo, nos permite aventurar que como mínimo el sueldo mínimo sería de unos pocos octavos (incluso teniendo en cuenta la ganancia de los mercaderes ilegales).

Harrassia

Tras la nacionalización de todos las empresas bancarias, el estado harrassiano decidió sacar de circulación toda moneda legal basada en el oro, y creó el papel moneda.

Aunque el día a día de las transacciones se realiza en este papel moneda, los grandes comerciantes tienen potentes reservas de oro con los que realizan los grandes intercambios.

El papel moneda es realizado y firmado por funcionarios de bastantes niveles del ministerio de comercio, y supervisado por el ministro de economía.

Debido a la alta inflación, hay billetes de muchos valores, desde un dinero, hasta cinco mil.

Como se puede ver en la siguiente lista, los sueldos son muy variables. En este caso están expresados mensualmente:

• Campesino: dos mil dineros mensuales.
• Artesano: cuatro mil céntimos diarios.
• Herrero: ocho mil dineros mensuales.
• Marinero: dos mil dineros mensuales.
• Peón: mil dineros mensuales.
• Funcionario: seis mil dineros mensuales.
• Soldado de una carsij: doce mil dineros mensuales.
• Soldado de cuerpo menor: entre dos mil y cuatro mil dineros mensuales.

Los precios de los bienes básicos son relativamente bajos (interviniendo en ello extrañas subvenciones estatales), incluso en los bienes importados. Para un trabajador bien establecido no es difícil alimentar a su familia, permitirse bienes superfluos y aún así ahorrar algo. El pan rara vez costaba más de diez dineros, y el pescado treinta. Una espada de calidad decente costaba dos mil dineros, e incluso un buen caballo estaba disponible por quince mil dineros.

Teniendo en cuenta que al cambio se podía conseguir una corona dormenia por tres mil dineros (un tipo de cambio establecido en aquella época en la zona fronteriza), se puede decir que el trabajador harrassiano tenía unas condiciones muy superiores a las del trabajador dormenio.

Si es notable añadir que lo difícil en harrassia en aquella época era conseguir trabajo. Las tasas de desempleo entre población no ciudadana eran enormes, y el gasto de pensiones y funcionariado suponía una gran parte del presupuesto del estado.

Tirtie

Los tírticos hacen sus monedas de cerámica, no teniendo ningún valor en caso de desnaturalizarse. No tiene tampoco valor en otras naciones, más allá de la curiosidad o el coleccionismo.

Solo hay tres tipos de monedas, en un supuesto intento de simplificar el entendimiento. Pero el valor de las monedas no es tan simple, por motivos desconocidos.

La moneda tírtica se puede crear en cualquier horno de cocina. El gobierno es el encargado de decidir cuando y cuanto dinero se debe fabricar. Para este fin emplean artesanos cualificados que realizan un molde con una nueva representación y la fecha de fabricación. También se elige un barro concreto y se tinta para dificultar la falsificación.

Aún así, es con diferencia la moneda más fácil de falsificar conocida. Este acto es castigado, como todos los crímenes de Tirtie, con su peculiar forma de juicio.

Los precios varían mucho en función al emplazamiento, pero los bienes básicos podrían costar lo siguiente:

• Barra de pan: de dos a seis nuzos.
• Pescado (una pieza): de cuatro a ocho nuzos.
• Vino barato: una ezsa.
• Carne (caza o ganadería): de seis a quince nuzos el kilo.

Es muy difícil establecer cuanta sería la capacidad de sueldo de un tírtico, debido a que el concepto de sueldo en sí es bastante extraño en tirtie, puesto que la relación de empleado y empleador apenas existe.

No obstante, el estado tírtico decidió pagar dos ezsas diarios a cada miembro de una zobagar, en un intento de fomentar el alistamiento. Podemos pensar que se trata de un sueldo alto, más del doble del fruto del trabajo de un campesino, cuyo sueldo bruto podría establecerse en un ezsa diario, siendo parte de este sueldo su propia manutención.

La capacidad de ahorro de un tírtico no sería demasiado alta en ningún caso.

Clanes guneares

Los clanes guneares centran su intercambio en una gran moneda de cincuenta gramos de acero. Su valor no es más que el del acero que contiene: veinte monedas hacen un quilo, suficiente para una espada.

La moneda no tiene nada de excepcional. No tiene por qué tener grabada una cara o un número (aunque algunas sí lo tienen), no tiene distinciones ni señas. Simplemente consiste en cincuenta gramos de acero útil, efecto y difícilmente falsificable a la mano de un herrero.

En ese momento el clan perdido de los Ollvaror había empezado a comerciar con una moneda del mismo peso de plata, con variadas formas de arte acuñadas en ellas. En el año cuatro cientos setenta y dos esa moneda no era conocida en la sociedad. Su valor se establecía en doscientas monedas de acero.

Aunque la relación de empleo no es muy común, una ley admitida por la sociedad establecía que un hombre que contratara a otro debía pagarle al menos diez monedas de acero por día trabajado. Este principio se ha mantenido, y el usual que un gunear exija sus diez monedas.

La única excepción podría producirse en las tierras del sur, donde la leva del clan del lobo acepta un sueldo de cinco monedas de acero.

Teniendo en cuenta que no todos los días un gunear podía trabajar, los siguientes costes son algo altos:

• Barra de pan: una moneda de acero.
• Cerveza o hidromiel: una moneda de acero.
• Pescado (una pieza): dos monedas de acero.
• Queso (una pieza grande): dos monedas de acero.
• Carne (caza o ganadería): tres monedas de acero.

No obstante, los precios de las armas y armaduras de metal son mucho más asequibles que en otras regiones.

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