Hermanos Juramentados de la Espada Negra
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La llegada
16-12-2016 17:28
Nased - Presente


Kaleb siguió las indicaciones que le habían dado en la Orden para poder acceder a las instalaciones que servirían no sólo como escondrijo seguro en una ciudad tan violenta como aquella, sino también como emplazamiento donde realizar los experimentos que tuviera que hacer para conseguir la fórmula del nantio modificado.

Todo el camino hasta allí se lo había pasado recordando las situaciones que habían hecho que abandonara aquel lugar. Las facciones de Khalig se le vinieron como un torbellino frente a sus ojos varias veces. Se enteraría, tarde o temprano lo haría. ¿Se tendría que ocupar de él antes de que actuara? ¿O se arriesgaría a solucionar todo antes de que se enterara?

La noche ocultaba sus movimientos, pero también había leído en los informes que durante la noche es cuando el caos parecía tomar forma en las calles, dando rienda suelta a la violencia y dolor. Debía ser cuidadoso.

Una vez dejó sus pertenencias a buen resguardo, y revisó el equipo presente (que por cierto era muy bueno) decidió que lo mejor sería revisar la zona para comenzar a familiarizarse con ésta. Debía conocerla como la palma de su quemada mano para poder moverse en ella como si fuera su propia celda en Dormenia.

Recordó por un momento sus tiempos de embozo y dagas en la noche, y una sonrisa apareció en su boca. Tenía consigo los papeles falsos que le permitían llevar armadura, pero sólo los usaría si era una emergencia. La suya estaba bastante bien oculta bajo los ropajes…

Metódicamente revisó que todo estuviera en su lugar, y observó por un momento sus manos. Muchas veces hacía eso. Le recordaban las consecuencias de no ser paciente. Se adentró en la noche como un gato negro. Tenía tiempo para pensar, y el fresco nocturno ayudaría a su afiebrada mente.

Tenía muchas vías de acción, sólo debía decidir cuál era la mejor ahora: contactar a Ledus, no era la mejor idea ya mismo, pero también le significaría una fuente suficientemente informada de la situación; el otro Corrector infiltrado era una buena opción, pero no quería arriesgar su trabajo contactándolo de improviso, primero tantearía el terreno; averiguar en las calles y tabernas era una buena idea, pero también arriesgada, si había oídos indiscretos; pero la que más le atraía a su mente metódica, era conseguir algo de ese nantio y hacerle algunos estudios antes de emerger a la luz Harrassiana.

Una vez terminó de reconocer el terreno, las primeras luces del alba parecían emerger del Este. Decidió entrar a su escondrijo, como si de una madriguera se tratara, y masticó algo de sus provisiones de viaje. Tenía que buscar frutas y comida fresca… era lo mejor para su cuerpo.

Había mucho trabajo por delante, y de nada serviría arrojarlo todo por la borda ni bien llegado. Se sentó en el jergón que oficiaría de cama durante su estadía en Harrassia y miró alrededor. Descansaría bien, eso era lo primero…