Hermanos Juramentados de la Espada Negra
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Llevar dinero a casa
15-12-2016 00:50
Por Verion
Aporto este pequeño relato para hacer un poco de pruebas de chequeos y para ver si puedo escribir algo de Alsia que no termine en un mar de sangre. Cómo no, subidillo de tono.
Alsia se miró a sus manos y se sintió segura. Le gustaban sus manos, eran su parte preferida de su cuerpo, una qué había podido cuidar y trabajar hasta que habían logrado engañar incluso a ella misma. Cuando tenía miedo o dudas, se miraba las manos.
-Me siento poderosa -se dijo a sí misma.
-¿Sí? ¿Y cuándo vas a demostrarlo? -recriminó Saali-. Siempre dices que te sientes poderosa, pero a la hora de la verdad Alsia nunca hace lo que tiene que hacer.
Alsia intentó que no se le notara la impaciencia. A fin de cuentas era el tipo de juego que siempre había tenido con su hermana... pero había de reconocer tenía el poder de sacarla de quicio en tan solo seis palabras.
-He estado llevando dinero a casa, ¿no?
Un hombre se las quedó mirando con cara de pocos amigos. Alsia se sintió aún más molesta por la intromisión.
-¿Quieres invitarme a algo? -preguntó, cuando la sensación se le hizo demasiado extraña.
-Mejor no -denegó antes de seguir su camino.
-Como si pudiera pagarme -masculló ella cuando se hubo alejado.
-La verdad, hermana -aportó Saali-, es que sale bastante barato contratarte.
-No es tan fácil tener buenos clientes cuando tienes que trabajar en la calle… - se defendió.
-Eso no tiene nada que ver -recriminó su hermana con tono burlón-. No vas a pescar peces más grandes porque tienes miedo de que…
-Ya vale, ¿eh? -la interrumpió.
-Solo digo que lo tienes todo. El pelo, la mirada, los labios, las piernas, las manos… eres poderosa, no tienes que hacer esa tontería de robar a tres más.
-Me siento poderosa -se dijo a sí misma mirándose las manos.
-Mira, en ese fumadero han entrado tres tipos que han tenido un golpe de suerte en el juego, y va a ser otra la que les saque los dineros. Entra ahí y quédate con uno de ellos. Al menos.
Alsia tragó saliva involuntariamente.
-No son tres descarriados precisamente, son gente de los importadores. Si el que sea me pilla… tendré que matarlo, y puede que no lo consiga. Y si lo consigo… no es como los otros tipos. Alguien lo echará de menos y me habrá visto con sus compañeros.
-Una mujer con todo en su sitio lo haría.
-Vete a la mierda.
-Una mujer…
-¡¡Cállate!! -le gritó.
Prácticamente todos los que pasaban por la calle la miraron.
-Estás llamando la atención -observó Saali cuando reanudaron su actividad.
Alsia se miró las manos.
-Me siento poderosa -se dijo a sí misma-. Si me matan, Saali, caerá sobre tu conciencia.
-No, preciosa. Si te matan, caerá sobre la tuya.
Mientras Alsia se dirigió al local contorneando la cadera, supo que así sería. Su hermana no sobreviviría en la calle si no estaba ella para llevar dinero a casa.
-Me siento poderosa -se repitió.
Ahora la idea es hacer chequeos. Yo entiendo que la cuestión sería hacer uno de disfraces, uno de seducir y uno de engañar para que Alsia logre emborrachar a su víctima y que la cosa se salde en que le roba el dinero. Dejo los detalles a algún subcreador que no sea yo para que ponga las dificultades o altere esta secuencia.
Alsia se miró a sus manos y se sintió segura. Le gustaban sus manos, eran su parte preferida de su cuerpo, una qué había podido cuidar y trabajar hasta que habían logrado engañar incluso a ella misma. Cuando tenía miedo o dudas, se miraba las manos.
-Me siento poderosa -se dijo a sí misma.
-¿Sí? ¿Y cuándo vas a demostrarlo? -recriminó Saali-. Siempre dices que te sientes poderosa, pero a la hora de la verdad Alsia nunca hace lo que tiene que hacer.
Alsia intentó que no se le notara la impaciencia. A fin de cuentas era el tipo de juego que siempre había tenido con su hermana... pero había de reconocer tenía el poder de sacarla de quicio en tan solo seis palabras.
-He estado llevando dinero a casa, ¿no?
Un hombre se las quedó mirando con cara de pocos amigos. Alsia se sintió aún más molesta por la intromisión.
-¿Quieres invitarme a algo? -preguntó, cuando la sensación se le hizo demasiado extraña.
-Mejor no -denegó antes de seguir su camino.
-Como si pudiera pagarme -masculló ella cuando se hubo alejado.
-La verdad, hermana -aportó Saali-, es que sale bastante barato contratarte.
-No es tan fácil tener buenos clientes cuando tienes que trabajar en la calle… - se defendió.
-Eso no tiene nada que ver -recriminó su hermana con tono burlón-. No vas a pescar peces más grandes porque tienes miedo de que…
-Ya vale, ¿eh? -la interrumpió.
-Solo digo que lo tienes todo. El pelo, la mirada, los labios, las piernas, las manos… eres poderosa, no tienes que hacer esa tontería de robar a tres más.
-Me siento poderosa -se dijo a sí misma mirándose las manos.
-Mira, en ese fumadero han entrado tres tipos que han tenido un golpe de suerte en el juego, y va a ser otra la que les saque los dineros. Entra ahí y quédate con uno de ellos. Al menos.
Alsia tragó saliva involuntariamente.
-No son tres descarriados precisamente, son gente de los importadores. Si el que sea me pilla… tendré que matarlo, y puede que no lo consiga. Y si lo consigo… no es como los otros tipos. Alguien lo echará de menos y me habrá visto con sus compañeros.
-Una mujer con todo en su sitio lo haría.
-Vete a la mierda.
-Una mujer…
-¡¡Cállate!! -le gritó.
Prácticamente todos los que pasaban por la calle la miraron.
-Estás llamando la atención -observó Saali cuando reanudaron su actividad.
Alsia se miró las manos.
-Me siento poderosa -se dijo a sí misma-. Si me matan, Saali, caerá sobre tu conciencia.
-No, preciosa. Si te matan, caerá sobre la tuya.
Mientras Alsia se dirigió al local contorneando la cadera, supo que así sería. Su hermana no sobreviviría en la calle si no estaba ella para llevar dinero a casa.
-Me siento poderosa -se repitió.
Ahora la idea es hacer chequeos. Yo entiendo que la cuestión sería hacer uno de disfraces, uno de seducir y uno de engañar para que Alsia logre emborrachar a su víctima y que la cosa se salde en que le roba el dinero. Dejo los detalles a algún subcreador que no sea yo para que ponga las dificultades o altere esta secuencia.
Re: Llevar dinero a casa
15-12-2016 03:44
Por Senshi
Alsia consigue excito en sus respectivos chequeos, llamando la atención de uno de los importadores a lo largo de toda la noche. Tras beber buena cantidad de alcohol, ante alguna mirada envidiosa o alguna burla de sus compañeros, es llevado a una habitación. Antes de hacer nada cae dormido por el alcohol y Alsia sale con su recompensa.
Re: Llevar dinero a casa
16-12-2016 00:43
Por Verion
No esperaba que los chequeos tuvieran éxito, la verdad, y en realidad lo que tenía pensado eran las consecuencias del fracaso, pero le he dado un empujón a la historia para ver si sale una pequeña subtrama de aquí. Como siempre, subido de tono.
Alsia salió del lugar y siguió caminando tranquilamente. Sabía que gran parte de su capacidad de pasar desapercibida no era tanto la de ser invisible, sino la de resultar natural, parecer un elemento más del entorno nocturno harrassiano, y aunque en ese momento le incomodaba la voluminosa bolsa de su cliente, la gente no parecía fijarse en eso.
-¿Qué es eso? ¿Cuánto hay ahí? -le preguntó Saali cuando la alcanzó.
-Cállate y camina -le ordenó sin subir el tono de voz.
-¿Pero qué es lo que le has robado? -le preguntó.
-Estoy bien, gracias -replicó, tras cerciorarse de que nadie las seguía-. No he tenido tiempo de mirarlo, ¿sabes? Lo he cogido y me he marchado, no fuera que se despertara y me viera husmeando en su bolsa.
-Pero so no es una bolsa normal, ahí debe haber…
-A lo mejor esta vez sí que llevo dinero a casa -sonrió, satisfecha. Le gustaba sentir que no solo había superado la prueba, sino que podía alimentar a su hermana durante un buen tiempo. Abrazó aquella voluminosa bolsa como un tesoro prohibido, una recompensa propia de una novela que, cuando la abriera, podría colmar sus esperanzas.
-¿Y cómo ha sido? Habéis… ya sabes…
-No. Estuve con él en el fumadero… y luego fuimos a una habitación donde acabé de emborracharlo. Con un poco de suerte aún estará donde lo he dejado, roncando como si lo hubieran bendito los dioses.
-¿Pero te besó?
-¿Qué te importa si me besó?
-Te besó, picarona. ¿Y te gustó?
-No creo que eso te importe tampoco. Quizá tú deberías probarlo algún día…
-¿Y no te excitó? Es algo que me llama la atención porque… bueno, eso que tienes entre las piernas no es que sea pequeño, ¿sabes? Me pregunto cómo haces para que… no lo noten.
Alsia bufó; hasta el momento la noche no había ido mal, pero sabía que su hermana tenía que estropear hasta el único momento en el que se sentía apreciada, lo cual, siendo honesta consigo misma, no era gran cosa, dado que la relación en cuestión había sido con un hombre al que iba a robar.
Deseó sacar su daga y cortarle el cuello ahí mismo. En su lugar le arrojó la bolsa del cliente. Saali se apartó hábilmente.
-Oye, ¿qué pasa contigo? -le recriminó esta.
Alsia miró en todas direcciones. En esos momentos ya caminaban por una calle totalmente vacía.
-¡¿Por qué tienes que recordármelo?! ¿No podíamos tener una conversación sobre cualquier otro maldito asunto?
-Oye, conmigo no te enfades… enfádate con… los dioses Najshet esos que te gustan tanto. Son ellos los que han decidido que nacieras así. Para mí no eres menos mujer ni menos mi hermana porque te cuelgue algo entre las piernas, ¿vale? ¡Cómo te pones por una pregunta de nada!
Alsia se sobresaltó cuando un vagabundo se levantó y salió corriendo de improvisto. Había estado escondido durante toda la conversación.
Se llevó la mano a la frente para calmarse.
-Pues para que lo sepas, el truco consiste en que la situación me de más miedo que excitación. Todo lo que tengo que hacer si noto presión ahí abajo es pensar que si me pillan seguramente me matarán y no podré seguir alimentando. Así que te imagino muerta en las calles, y la repugnante visión de tu cadáver hace que se me pase de golpe.
-Siempre tan alegre. Pero no te lo tengo en cuenta. Además, me alegra de ver que soy una buena influencia. Incluso ausente te salvo la ida.
-Una generosa de forma de verlo -replicó ella-. ¿Es que nunca te sientes culpable por nada?
-Te consigo aventuras, te he enseñado a ser una mujer. Sin mí… hoy no te habrían besado.
-Es verdad, estoy en deuda.
-Hablando de eso -dijo Saali con la vista fija en el paquete del suelo-, aquí ya no hay nadie, y con los gritos que has dado si no ha venido nadie ya… ¿miramos qué tiene el tesoro?
Alsia se agachó y lo recogió. Había de reconocer que estaba totalmnte intrigada; ¿cuánto dinero habría ganado aquel desgraciado?
-Vale, echemos una ojeada -aceptó divertida.
Y aunque el tesoro era mayor de lo que esperaba conseguir… desde luego no tenía una forma especialmente útil
-¿Pero qué es eso? -preguntó Saali-. ¿Es nantio?
-No -replicó ella-. Es descarriador.
-Por tus dioses, somos ricas.
-Sí… y estamos muertas. Esos tipos no van a dejarlo pasar.
Alsia salió del lugar y siguió caminando tranquilamente. Sabía que gran parte de su capacidad de pasar desapercibida no era tanto la de ser invisible, sino la de resultar natural, parecer un elemento más del entorno nocturno harrassiano, y aunque en ese momento le incomodaba la voluminosa bolsa de su cliente, la gente no parecía fijarse en eso.
-¿Qué es eso? ¿Cuánto hay ahí? -le preguntó Saali cuando la alcanzó.
-Cállate y camina -le ordenó sin subir el tono de voz.
-¿Pero qué es lo que le has robado? -le preguntó.
-Estoy bien, gracias -replicó, tras cerciorarse de que nadie las seguía-. No he tenido tiempo de mirarlo, ¿sabes? Lo he cogido y me he marchado, no fuera que se despertara y me viera husmeando en su bolsa.
-Pero so no es una bolsa normal, ahí debe haber…
-A lo mejor esta vez sí que llevo dinero a casa -sonrió, satisfecha. Le gustaba sentir que no solo había superado la prueba, sino que podía alimentar a su hermana durante un buen tiempo. Abrazó aquella voluminosa bolsa como un tesoro prohibido, una recompensa propia de una novela que, cuando la abriera, podría colmar sus esperanzas.
-¿Y cómo ha sido? Habéis… ya sabes…
-No. Estuve con él en el fumadero… y luego fuimos a una habitación donde acabé de emborracharlo. Con un poco de suerte aún estará donde lo he dejado, roncando como si lo hubieran bendito los dioses.
-¿Pero te besó?
-¿Qué te importa si me besó?
-Te besó, picarona. ¿Y te gustó?
-No creo que eso te importe tampoco. Quizá tú deberías probarlo algún día…
-¿Y no te excitó? Es algo que me llama la atención porque… bueno, eso que tienes entre las piernas no es que sea pequeño, ¿sabes? Me pregunto cómo haces para que… no lo noten.
Alsia bufó; hasta el momento la noche no había ido mal, pero sabía que su hermana tenía que estropear hasta el único momento en el que se sentía apreciada, lo cual, siendo honesta consigo misma, no era gran cosa, dado que la relación en cuestión había sido con un hombre al que iba a robar.
Deseó sacar su daga y cortarle el cuello ahí mismo. En su lugar le arrojó la bolsa del cliente. Saali se apartó hábilmente.
-Oye, ¿qué pasa contigo? -le recriminó esta.
Alsia miró en todas direcciones. En esos momentos ya caminaban por una calle totalmente vacía.
-¡¿Por qué tienes que recordármelo?! ¿No podíamos tener una conversación sobre cualquier otro maldito asunto?
-Oye, conmigo no te enfades… enfádate con… los dioses Najshet esos que te gustan tanto. Son ellos los que han decidido que nacieras así. Para mí no eres menos mujer ni menos mi hermana porque te cuelgue algo entre las piernas, ¿vale? ¡Cómo te pones por una pregunta de nada!
Alsia se sobresaltó cuando un vagabundo se levantó y salió corriendo de improvisto. Había estado escondido durante toda la conversación.
Se llevó la mano a la frente para calmarse.
-Pues para que lo sepas, el truco consiste en que la situación me de más miedo que excitación. Todo lo que tengo que hacer si noto presión ahí abajo es pensar que si me pillan seguramente me matarán y no podré seguir alimentando. Así que te imagino muerta en las calles, y la repugnante visión de tu cadáver hace que se me pase de golpe.
-Siempre tan alegre. Pero no te lo tengo en cuenta. Además, me alegra de ver que soy una buena influencia. Incluso ausente te salvo la ida.
-Una generosa de forma de verlo -replicó ella-. ¿Es que nunca te sientes culpable por nada?
-Te consigo aventuras, te he enseñado a ser una mujer. Sin mí… hoy no te habrían besado.
-Es verdad, estoy en deuda.
-Hablando de eso -dijo Saali con la vista fija en el paquete del suelo-, aquí ya no hay nadie, y con los gritos que has dado si no ha venido nadie ya… ¿miramos qué tiene el tesoro?
Alsia se agachó y lo recogió. Había de reconocer que estaba totalmnte intrigada; ¿cuánto dinero habría ganado aquel desgraciado?
-Vale, echemos una ojeada -aceptó divertida.
Y aunque el tesoro era mayor de lo que esperaba conseguir… desde luego no tenía una forma especialmente útil
-¿Pero qué es eso? -preguntó Saali-. ¿Es nantio?
-No -replicó ella-. Es descarriador.
-Por tus dioses, somos ricas.
-Sí… y estamos muertas. Esos tipos no van a dejarlo pasar.
Re: Llevar dinero a casa
16-12-2016 05:15
Por Senshi
Vaya. Muy interesante. Conseguirá alguien esa información? Por cierto, el nombre de la hermana es Saali. Y el de Alsia también lo has puesto una vez mal e.e
Re: Llevar dinero a casa
18-12-2016 13:39
Por CelicaSoldream
Verion ha alterado el tejido de la realidad (?) XDDD
El persnaje de Alsia cada vez me mola más (y me perturba más). El día que deje de darme mal rollo, de verdad, me preocuparé. Mucho. XD
El persnaje de Alsia cada vez me mola más (y me perturba más). El día que deje de darme mal rollo, de verdad, me preocuparé. Mucho. XD