Ayer escribía sobre nuestra partida hacia las jornadas “Tierra de Nadie” que hemos de afrontar en poco menos de una hora. En el hilo de G+ se produjo una conversación sobre lo que es la fama, los admiradores, y ese tipo de cosas, en la que yo defendía que de hecho yo
soy un jugador más, y que es lo que siempre seguiré siendo. Hoy analizo esta afirmación.
En primer lugar yo no creo que tengo ningún admirador, y desconfiaré el día que perciba que alguien se porta como tal. Sí es cierto que en un buen número de ciudades hay personas con las que puedo jugar una partida y luego tomar unas cervezas (o un bocata), pero a todos ellos los conozco por su nombre o apodo (salvo imperdonables fallos de memoria por mi parte).
Me parece oportuno señalar que yo me considero un jugador más porque mi objetivo siempre ha sido serlo. Es cierto que he hecho un esfuerzo considerable junto a otros hermanos por concluir el juego de rol de Espada Negra y otras obras, pero siempre lo hemos hecho por expandirlo y por jugar. Desde el desarrollo del ambiente hasta las reglas, porque otros sistemas no nos parecían adecuados, y pensamos que este que hemos desarrollado sí lo es. Ahora nos podemos sentar a jugar con una obra que nos gusta, que era el objetivo principal.
En tercer lugar está el hecho de que no se nos trata más que como a jugadores normales. Otros autores reciben una atención especial en muchos espacios, pero nosotros por lo general (hay excepciones) somos unos asistentes más a eventos, unos “bloggers” más, y unos participantes más de la comunidad como los muchos que hay, entendiendo que en esta participación común es donde está la fuerza para conseguir un futuro mejor.
Creo que en el pasado y en el presente hemos hecho todo lo posible para mantener este estado de ser “sobre todo jugadores”. Si uno observa los créditos del juego de rol de Espada Negra o de “La Última Luz” verá que no pone el nombre de ningún hermano en particular, sino el de los hermanos en general. Creo que el mensaje fundamental en este sentido es que lo que hay es una obra que perdurará en el tiempo siempre más que sus autores, y que lo que puede, si eso, tener admiradores es la obra, y que una vez ha sido publicada, ha perdido el contacto con sus autores, que en el caso de Espada Negra solo somos soldados anónimos, con el rostro tapado por tela y acero.
Recuerdo que precisamente el año pasado en las TdN arbitré un torneo del juego de mesa de Espada Negra en el que participaron una treintena de personas. Pues bien, ocurrió que en las inmediaciones del recinto me encontré a dos grupos (en tiempos diferentes) que estaban jugando al mismo juego y que no habían estado en el torneo. Al primer grupo le hice una foto y me presenté, cosa que meditando más no hice con el segundo, con el que pedí permiso para sentarme y echar una partida, porque yo personalmente he hecho todo el esfuerzo que he hecho hasta ahora para poder sentarme y jugar. Y por eso digo que soy un jugador más, y si me distingo por algo que sea por
GANAR.
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