El tema de la muerte es quizá uno de los que más trato en este blog, si bien en los últimos meses lo he tocado más bien poco. En este caso Funs Athal
ha abierto el tema en su blog,
la biblioteca de Dol Amroth en un texto que me ha parecido interesante.y que se acerca al tema tratando la perspectiva del alejamiento moral con respecto a los personajes.
Creo que el concepto viene a estudiar la siguiente cuestión: ¿por qué muchos personajes pueden vivir con todo tipo de violencia extrema sin sufrir unas consecuencias importantes en su psique? Es algo muy interesante que en el artículo casi alcanza una perspectiva artística que más tarde trataré desde mi punto de vista.
Antes quiero puntualizar que esta perspectiva de la violencia y la muerte es, de hecho, la de una idealizada por el ocio habitual. Me refiero, por ejemplo, al cine, la novela y los vídeojuegos en los que las consecuencias de las acciones son poco desagradables o directamente no ocurren. Esta idealización crea una situación absolutamente abstracta en la que la violencia y la muerte casi cumple un propósito casi masturbatorio, en mi opinión.
Lo que quiero decir es que las personas, o al menos los occidentales modernos, y en este caso los roleros, buscamos una expresión de nuestro subconsciente que puede solucionar los problemas de una forma muy simple e inmediata, desentendiendo a su personificación de las consecuencias sociales y morales. Querríamos que la solución de los problemas tuviera una manifestación plástica bella (en este caso la de la violencia ejecutada magistralmente) y además que la imposición de nuestro personaje sea evidente, encontrando en esta imposición la conclusión de que de hecho estaba en lo cierto, casi como un juicio por combate divino.
Funs Athal habla en su artículo de la forma tan diferente que tenemos que enforcar la muerte los occidentales en oposición a otras culturas. En este sentido, ¿quizá otras culturas jugarían a juegos de rol de una forma diferente? ¿Quizá buscarían otro tipo de soluciones, o simplemente afrontarían unos retos distintos? ¿Es acaso esta forma de evitar afrontar la muerte lo que nos lleva a dibujar una violencia y muerte idealizada?
Pero desde otro punto de vista, ¿no puede ser simplemente una expresión de frustración? Personalmente conozco a pocas personas que todas las cosas les vayan bien. En general en la vida nos encontramos con un montón de dificultades que superamos con extrema dificultad, o que directamente no conseguimos superar? En esta dirección, ¿y si el trato de la violencia dentro de los juegos de rol es un reflejo de esta frustración en la que simplemente soltamos un montón de odio subconsciente a un sistema que conspira contra cada uno de nosotros?
Evidentemente existen todo tipo de partidas, y no en todas la violencia es absolutamente aceptable, quizá porque esta no esté idealizada y nos transporte a un mundo más cercano al nuestro. Pero incluso en esas circunstancias quizá una persona se entregue a las experiencias más agresivas y depravadas del sacrificio y el dolor humano. A fin de cuentas precisamente podemos aprovechar esas circunstancias para buscar expresar una faceta ajena de nuestras personalidades.
Algunos quizá ni siquiera busquemos la imposición de nuestros personajes mediante esta simple violencia, sino que intentemos poner en una balanza universal el esfuerzo máximo de nuestro carácter por conseguir algo tan difícil que la única posibilidad que encontramos sea afrontar la más terrible de las violencias con el fin de imponer nuestro criterio frente a unos opositores que aceptan las mismas normas de este juego macabro, y que a su vez quieren imponer el suyo. En este sentido nosotros afrontamos esas normas y sabemos que algún día tenemos que caer ante alguien que es como nosotros. Quizá ante los demás no sea ni mejor ni peor, pero para nosotros es un enemigo al que odiamos. Tenemos que odiarlo.
Me pregunto yo, ¿acaso no es esta violencia una forma de expresión en sí misma? Ni siquiera como arte marcial, sino como imposición violenta en sí mismo. ¿No es arte? ¿Es que acaso la mejor victoria probarnos a nosotros mismos que nos hemos enfrentado a oponentes valiosos como nosotros? ¿Es que caer ante ellos no es el mayor orgullo que se debe sentir?
Quizá esta perspectiva pueda parecer insana, pero recordemos que en lo que consideramos el mundo real formamos parte de un sistema que conspira contra casi todas las personas, especialmente contra las del tercer mundo que mueren de sed, hambre, y de enfermedades que podemos curar. Un mundo en el que condenamos a la desgracia y la pobreza. Un mundo en el que también vivimos con una visión idealizada de la violencia y de la muerte, porque nos parece que está lejos y que no estamos relacionados con ella.
Entonces, ¿podré volver mañana a la violencia frontal y directa? Esa que pueda ejercer con mis propias manos y de la que pueda responsabilizarme y convertirme en culpable consciente de mi existencia.
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