El otro día el aún vivo chat de las Net Con 01 (sí, con treinta participantes aún) se me planteaba esta cuestión de cuánto de caro sale publicar un juego de rol, y hasta donde entendí no se refería al dinero, o no exclusivamente a ello. Este artículo trata de la respuesta personal a ello.
En primer lugar sí que tengo que mencionar que esta respuesta es individual. No tengo la experiencia de los demás y por lo tanto no sé para nada si a otras personas les resulta más o menos costoso. Lo que aquí aparece es mi experiencia personal, solo la mía. Y claro, como es la mía todo es muy diferente al caso general, porque mi tiempo no se dedica “únicamente” a crear el juego de rol de Espada Negra, sino que también participo en el juego de mesa, en varios aspectos de la programación, en las novelas y en muchas otras facetas que juntas forman el “todo” de Espada Negra.
En segundo lugar sí que es mencionable que aunque la pregunta no va relacionada necesariamente con el dinero, el dinero sí es algo importante. Es muy difícil realizar según que cosas sin pagar por ellas, y en el momento en el que paguemos por ellas tendremos que conseguir dinero, y ese dinero nos puede hacer renunciar a tener una casa, o un coche, irnos de vacaciones, o cosas incluso más normales. Está claro que hay quien se puede gastar cuatro euros en algo de material previo, hacer un poco de humo y montar un crowdfunding exitoso, pero desde luego a mí no me parece una buena forma de actuar. En primer lugar por las implicaciones morales evidentes, y en segundo lugar por el riesgo práctico que puede suponer si no eres un experto en publicidad contemporánea.
Hablando desde un punto de vista general, alguien va a arriesgar su patrimonio. En nuestro caso no pensábamos que nadie lo fuera a hacer por nosotros, así que arriesgamos nuestro propio patrimonio y tuvo consecuencias para nuestras personas. Quizá algún día lo recuperemos. Es lo que queremos, pero por el proceso hemos tenido que vivir de formas creativas, por decir un eufemismo majete.
El segundo coste más evidente es el tiempo. Personalmente suelo pasar más de ocho horas diarias con asuntos varios de Espada Negra, y claro, eso es un problema porque eso hay que compatibilizarlo con las cuestiones laborales y profesionales. No me pregunten cómo lo hago, porque yo tampoco lo tengo claro. El segundo coste, pues, es el tiempo personal. El tiempo dedicado a aficiones desciende hasta prácticamente cero, y las relaciones personales se ven muy limitadas.
Hablando de las relaciones personales, estas son muy importantes en el asunto citado. Cuando el hermano Sigeiror y yo nos pusimos en serio con esto, contactamos con diversas personas que creíamos que podrían estar interesadas y les hablamos del proyecto. Y nos dijeron que estábamos locos, que dejáramos de hacer tonterías y nos buscáramos un trabajo normal. Fue muy esclarecedor.
Y esto eran nuestros amigos, así que imagínense la reacción de nuestros familiares. Este hermano juramentado fue desheredado por su padre (no bromeo) si bien años más tardes fue reheredado, lo cual no importa demasiado porque el extraño progenitor de uno parece haberse gastado todo su patrimonio en otras cosas. Toda esta oposición es otro de los costes que hay que pagar, y si bien yo me enfrenté a ella y salí, de alguna forma, victorioso, creo que en mi cuerpo quedaron cicatrices o quizá un cansancio de fondo. O quizá no, ¡qué se yo!
Otro de los pesos es la responsabilidad. Según las cosas van avanzando se va adquiriendo responsabilidad con los miembros del grupo, con los jugadores, con los inversores, con los micro inversores. Y si se está trabajando con múltiples personas hay que coordinarse y entenderse, y eso somete a cierta carga. Hay que saber llevarla.
Otro de los costes que surgen parte de las relaciones sociales. Tratar con la comunidad rolera tiene unas partes muy positivas, y otras que me hacen desear dejarlo todo. Y claro, como hacer estas cosas bien puede ser lo que más me gusta de la vida, pues querer dejarlo puede ser algo deprimente.
Yo siempre me he sentido preparado para las críticas negativas porque a una persona no le gustara Espada Negra, o sus novelas, o sus ilustraciones o lo que fuera. Es algo que hay que aceptar, pero para lo que nada me podía preparar era para personas que literalmente dijeran “no lo he leído pero no me gusta”. Y que otros aplaudieran. También tengo en el recuerdo aquella vez que el señor Walhalla me puso a parir (no lo busquen ahora, ha borrado sus cuentas), y otras tantas que tampoco voy a estar reseñando una a una para no aburrir a sus mercedes.
No voy a incluir en este conjunto de costes las no pocas broncas de cierto calado entre miembros de la hermandad por los asuntos de diverso tipo. Creo que habríamos discutido de todas formas, y quzá no lo habríamos aclarado.
Costes económicos, de tiempo, de relaciones personales y sociales, responsabilidad, críticas destructivas... vaya panorama más negro que he pintado. Estas cosas son duras y pesan, pero si estuviera otra vez al principio con lo que he aprendido ahora... lo volvería a hacer.
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