La hermandad realizó un viaje relámpago para pasar la tarde con nuestros amigos de la asociación de rol de Durango, donde tuvimos una genial acogida y nos sentimos como en casa. O incluso mejor que en casa.
Y aquí el escudo de la ciudad.
Pasamos la mañana del domingo con un paseo por las tranquilas calles del emplazamiento mientras el gran amigo de la hermandad que es Akerraren Adarrak nos explicaba el contexto histórico cultural e histórico de los lugares que íbamos visitando.
El hermano Sigeiror y yo no pudimos evitar pensar en algún lejano día en el que pudiéramos retirarnos a un lugar así, lejos de las prisas y agobios de la capital.
Ya por la tarde fuimos al local de la asociación, donde se celebraban las jornadas de puertas abiertas, y el anunciado torneo del juego de mesa de Espada Negra, que finalmente consiguió una nutrida asistencia de dieciocho jugadores que pugnaban por la influencia del rey de Dormenia.
Se jugaron cuatro rondas suizas tras lo cual se clasificaron cuatro jugadores, a los que podemos ver en la siguiente imagen.
Hubo mucho nivel en estas, y también mucha expectación. Finalmente Peli (el señor de abajo a la derecha) se hizo con la victoria en unas partidas en las que su estrategia hostil centrada en el ataque demostró ser la más oportuna para las condiciones que aparecieron.
Me resulta difícil expresar con palabras la cálida recepción que recibimos sin caer en la sensiblería fácil. Solo diré que hicimos una buena cantidad de amigos, lo cual hizo que el viaje en sí fuera la HOSTIA.
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