En la actualidad andamos dando el pesado con todo el ambiente de Dormenia, pero me voy a tomar una pequeña licencia personal y traer una ilustración que es especial para mí. Primero la ilustración, y luego la explicación:
Esta ilustración representa a un pescador Najshet que se sumerje a pleno pulmón para recoger trampas que previamente ha colocado y poder llevar algo que comer, o quizá incluso vender. La realizó Andrés Egea aplicando, como suele, una iluminación muy apropiada.
No me voy a meter demasiado en detallar el significado cultural de esta profesión dentro de la sociedad harrassiana y particularmente del culto Najshet, porque llevaría demasiado tiempo y estamos muy metidos en Dormenia. Hablaré un poco en sí del proceso y la sensación de esta forma de pesca, o más concretamente de esta forma de inmersión.
Personalmente practico apnea. No lo hago como un profesional, entiéndase. No tengo un record para nada espectacular ni pretendo siquiera unirme a una sociedad con ese objetivo. Pero lo practico con gusto, y tengo ciertas nociones de como manejar la que antes era para mí una insufrible presión en los oídos.
Siempre me ha gustado la sensación de soledad que se tiene ahí abajo, ese sonido tenue y confuso que es casi silencio, esa oportunidad de relajación y abnandono. Ese peculiar momento en el que la muerte está cerca pero has conseguido comprender muy bien la capacidad de tus pulmones y sabes que aún puedes bucear algo por el fondo antes de subir, a su debida lentitud y con sus apropiadas pausas, que como digo la presión hay que tomársela en serio. Y, ¿qué defectos? También me gusta la sensación de poder, de conseguir algo que tiempo atrás estaba bastante fuera de mi alcance.
Estos días estoy trabajando en el manual de ambiente de Dormenia, pero lo estoy haciendo en un lugar muy poco habitual para mí: la costa española, lo que me permite practicar esta aficción mía.
Recomiendo a todo el que tenga la ocasión que se sumerja, bien en mar o piscina, y recorra pacificamente el fondo, disfrutando de un momento de abandono en el que no hay ningún tipo de conversación, ni más presión que la del agua. Y ahí, durante unos segundos, no seremos muy distintos de ese pescador de fondo Najshet, prácticamente desnudo y con un cuchillo, y solamente con el contenido de sus pulmones para separarlo de la muerte.
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