Probablemente sea hoy. Y algún lector que no conozca mi forma de ver las cosas se podrá preguntar, ¿y qué va a pasar o qué vas a hacer hoy? La respuesta es: nada en particular. Pero probablemente el futuro sea peor.
En este sentido me resulta muy chocante toda la gente que veo que hace ciertos chistes como “joé, 2020 es el año que tiene todo lo malo” o “2020 es el modo difícil”. Se diría que tienen la sensación de que el uno de enero de 2021 empezara un cuenteo en el que todo volverá a ser como antes, o al menos que dentro de unos cuantos años se sentarán en su parcela y dirán “¿te acuerdas 2020 qué mal año? Menos mal que ahora tenemos vacuna para todas las enfermedades, se ha alcanzado la paz mundial y hemos revertido el cambio climático con una maravillosa tecnología”.
Mi situación no viene tanto de los males globales que dañan o amenazan a la sociedad, sino de la situación particular de mí mismo, este individuo cualquiera que comparte aquí sus reflexiones para, al menos, leerlas en el futuro, si es que sigo vivo y existen medios para hacerlo. Y sin que mi vida sea muy buena, no estoy mal. Lo más importante de todo: gozo de (muy) buena salud y compañía, puedo contar con mi tiempo, tengo recursos vitales suficientes, ninguna deuda y en general no tengo ningún problema que solucionar con mis citados recursos.
Desde mi punto de vista, tengo escaso margen de mejora. Tampoco es que en sí haya una necesidad particular de estar en una situación mejor, pero sí que me parecería interesante poder recorrer ciertos caminos con vistas a alcanzar un estado superior en ciertos aspectos, pero la experiencia me dice que esto no va a ser así.
Y lo que sí tengo, indudablemente, es gran margen para empeorar. Si pienso en los antecedentes familiares, no debe faltar demasiado para que tenga un cáncer, aunque si no me espera la demencia senil, y en cualquier caso no necesito ninguna de estas gravísimas afecciones para empeorar: cualquier lesión física compleja como las que veo en otros conocidos con trasfondo deportista sería suficiente para, como digo, dejarme en un estado inferior.
La salud no es el único ámbito en el que puedo empeorar. También puedo afrontar problemas económicos (los tengo que afrontar, de hecho), pérdida de compañías importantes, reducción del patrimonio adquirido… y eso sin que los hechos globales afecten particularmente a mi vida, cosa que por el momento logro esquivar.
Así que en definitiva hoy es uno de esos días buenos de mi vida, un día cualquiera en el que saldré a hacer algo de deporte, programaré cosillas de videojuegos, haré algunas tareas del hogar, hablaré con personas queridas y afines, y unas pocas cosas más.
Y esto es todo.
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