Concluyendo una campaña...
Los tiempos recientes han cargado mi vida de incertidumbre y carga de trabajo, con lo que mis actividades roleras se ven ciertamente mermadas. Conseguir la disciplina para echar unas buenas partidas ha sido ciertamente complicado, pero por fortuna hemos encontrado la forma de hacerlo.
En esta ocasión exploramos Eridie y sus centros de reeducación.
El criterio ha sido el retorno al juego más local, a los amigos de toda la vida con alguno que no lleva tanto tiempo pero que ha encajado perfectamente en el espíritu del grupo. Con esta clásica y funcional estructura hemos podido dar continuidad a una campaña que llevaba un tiempo parada, y con cierto placer para mí, darle por fin un acabado como se merece, hecho que se produjo ayer por la tarde, aprovechando el festivo.
La verdad es que llevaba cierto tiempo sin dar “carpetazo” a una campaña. Por lo general tiendo a que las partidas sigan y sigan sin otro final posible que (1) la muerte lógica de todos los personajes y sus descendientes, o (2) el abandono por falta de interés. Y sí, eso lleva a campañas que se extienden a lo largo de los años.
En este caso la campaña no ha concluido de una forma completamente definitiva, sino que ha cerrado un hilo argumental de una forma evidente, lo cuál da una ocasión a los jugadores para sentarse y pensar qué es lo que quieren hacer a continuación. Es como el final de una temporada, y creo que de hecho es una influencia de mi buen amigo Senshi, en la -para mí- mitiquísima
campaña de lealistas Najshet.
Viejos recuerdos...
Como iba diciendo, los jugadores tienen la opción de solicitar una segunda temporada de esta serie, o pueden pensar en jugar otra campaña diferente o incluso otro juego. Pueden no jugar en absoluto, o pueden incluso separarse y hacer distintas campañas, separarse, hacer partidas de interludio o lo que sea. En mi experiencia pasada, si la primera temporada te gustó, te quedas completamente deseoso de una segunda que de continuidad a la historia.
Cuando esto ocurre, es muy interesante explorar qué han estado haciendo los personajes durante el periodo de “entre campañas”. Esto se puede hacer mediante pequeñas partidas individuales, mediante pequeños relatos, o simplemente en una sesión adicional en la que se exploran estas actividades.
Creo que todo esto aporta mucho interés a este constructo con el que nos sabemos divertir los jugadores de rol, aunque sin duda me preocupa la perspectiva de que a los jugadores nos consuman nuestras afecciones personales y cargas laborales, de forma que estas placenteras reuniones periódicas no sean tanto una constante vital, sino una excepción circunstancial que en el futuro recordemos con melancolía.
Pero mientras tanto, una vez más mi vida está bastante ocupada con rol. Estoy convencido de que voy a tener en breve otra campaña regular, y a partir del lunes se inicia otra en la que… ¡no oficio de máster! Creo que tengo una historia completamente turbia, casi al nivel de
mi vieja amiga Nelk.
Creo que seguiré informando.
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