Hay quien considera que la gestión de anhelos es uno de los paradigmas más interesantes dentro del juego de rol de Espada Negra. Según este modelo, los personajes que van consiguiendo algo de éxito en sus metas se sienten más motivados, y por lo tanto consiguen entrenar sus habilidades. Dicho en unos términos algo más tradicionales, los personajes que cumplen sus objetivos personales obtienen experiencia.
Además los anhelos esconden debajo de sí una de las poquísimas formas en las que los personajes pueden “ascender” en el modelo de atributos, con lo que estos deben ser estudiados de una forma muy específica.
Los grandes anhelos representan la máxima expresión de esta naturaleza. Por una parte proporcionan una ingente cantidad de motivación y permiten el deseado acceso al rango de héroe que no está a disposición de todos los personajes (ni siquiera de todos los personajes de jugadores), pero por otra lastra muchísimo al personaje.
Resulta tremendamente curioso observar que no todas las personas están ni remotamente interesadas en acceder a este tipo de anhelos. De hecho en mi experiencia hay dos tipos de personaje (o de jugador, incluso): los que tienen el fuerte deseo en sí mismo, y los que quieren destacar. Es decir, los que buscan mediante esta herramienta obtener un mayor protagonismo en la historia, principalmente gracias al poder obtenido con esta mecánica.
En cualquiera de las dos direcciones el sistema debe garantizar un funcionamiento correcto que además acerque el metajuego a la narración, de forme que simplemente todos los jugadores tengan una mejor experiencia.
Esto me lleva a la cuestión principal que quería traer al artículo (y que responde a una solicitud personal), y es cómo se establece qué puede ser un gran anhelo, y qué no puede serlo. Observemos lo que tiene que decir el manual a este respecto.
Se trata de aquellos que implican necesariamente una dificultad elevada. Los grandes anhelos pueden referirse a una gran gesta (como por ejemplo pueda ser el deseo de conquistar Dormenia o acabar con la Corrección), aunque también pueden limitarse a metas personales muy difíciles (como por ejemplo convertirse en el mejor esgrimista de Dormenia o fabricar la mejor espada del mundo). |
Yo creo que la clave en este asunto es la dificultad elevada y contextual. Creo que esto suele estar relacionado con grandes comunidades a las que el personaje puede apoyar o enfrentarse, y en realidad creo que con eso ya tenemos una forma inmediata y muy rápida de configurar un anhelo. A fin de cuentas el hecho de desear lo mejor para los semejantes es uno de los deseos humanos más fuertes. Bueno, y destruir a los enemigos de uno también.
Por lo tanto, si simplemente mencionamos una unidad social importante (la Corrección, las furias, Dormenia, una tribu Tídar…) y establecemos que nuestro personaje quiere destruirla completamente, o por el contrario, llevarla al dominio global, ya tendremos un buen gran anhelo al que acompañará nuestro personaje.
Se me ocurre que Vestinius, el líder absoluto del ejército eridio, tiene el gran anhelo de conquistar Dormenia, si bien no es el único con unos fuertes impulsos militares en la historia.
Otra opción muy sencilla y razonable con respecto al mundo de Espada Negra es el de conseguir las necesidades de un dios, o por el contrario, destruir a otro. En este ejemplo creo que es fácil imaginar a Tadeok cumpliendo con uno de estos. En rol de mesa hay que tener mucho cuidado al elegir un anhelo así, puesto que pueden ser extremadamente peligrosos para nuestro personaje si la campaña se aleja un mínimo de esta cuestión religiosa.
Como también aparece en la descripción del manual, un gran anhelo también puede ser una gesta personal de proporciones exageradas. Creo que esto exige cierta explicación.
Hacer la mejor espada del mundo exige una gran capacidad de habilidad personal, pero también acceso a instalaciones y herramientas muy complejas que hilvanan completamente con aventuras o sociedades. ¿Cómo consigue nuestro personaje acceso al valioso metal de nivel cuatro? ¿Y acceder a una forja del mismo nivel? ¿Quizá se implique en la mastodóntica obra civil? ¿O intentará buscar los perdidos secretos de antaño? Estos escalones son pasos útiles en el cumplimiento de dicho anhelo, y darán lugar a muchas partidas.
Por otra parte, ser el mejor esgrimista de Dormenia tiene también mucha tela. No solamente exige ser el mejor peleador, sino también gran habilidad social para lograr estar en presencia de los oponentes con los que batirse y conseguir que estos acepten un reto, pues si simplemente interpretamos a un zarrapastroso con ínsuflas de poder, raramente vamos a poder enfrentarnos con quien se debe. Por lo tanto un anhelo como este implicará mucho trato social, y probablemente escalar en la nobleza, incluyendo en ello complicadas alianzas o incluso bodas.
En el cumplimiento de estos deseos va a haber algo de trabajo por parte de jugadores y Creador. Normalmente este último tendrá que ceder algo de espacio para que algunas partidas versen sobre estos asuntos, o por lo menos los contengan, y los jugadores también tienen que ceder un poco entre ellos: si sus anhelos no son directamente compatibles se va a producir cierta disensión que, no obstante, a mí me parece muy interesante.
A mí me parece útil incluso elaborar un listado de hitos, o piedras en el camino que suponen un avance significativo en el concepto de cumplir un gran anhelo. Lo he hecho como jugador cuando llevé a Nelk, y suelo hacerlo como Creador cuando estoy implicado en una campaña. Esta lista de avances puede ser extremadamente concreta, pero también puede ser abstracta.
Pongamos por ejemplo que un personaje quiere unificar a los clanes guneares. Los avances considerados suficientes podrían ser los siguientes:
- Convencer al clan Asgeifr.
- Convencer al clan Sigvar.
- Convencer al clan Fosrodr.
- Convencer al clan Eorleik.
- Convencer al clan Ígvinror.
Sin embargo, para probarse como el mejor esgrimista de Dormenia no sirve con enfrentarse a cinco sujetos, porque es bien sabido que el mejor esgrimista es Gireai Trilbanson. La gesta es entonces llegar a vencerlo… pero para eso hay que conseguir estar a su altura social.
- Comprar el favor de un ministro.
- Conseguir un matrimonio con una familiar directa de un cabeza de familia.
- Atender a un duelo de Gireai y conocer su punto débil.
- Obtener un patrimonio de quinientas coronas.
- Provocar a Gireai para que este convoque el reto.
Conviene tener en cuenta que en este sentido ser el mejor esgrimista es algo bastante complejo, y que es muy difícil que logremos provocar a Gireai en una pelea en el puerto, pero elaborar una compleja trampa para conseguir la pelea podría ser interesante también.
Esto queda en cualquier caso al criterio de jugadores y creadores, que a fin de cuentas es siempre la experiencia deseada para cuyo cumplimiento se han creado estas reglas.
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