Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Eppur si muove.
20-10-2018 00:02
Por Taraak
¿Cuantas veces habéis oído eso de que los hombres no lloran?, ¿y cuantas la cantinela progresista de que los hombres no solo tienen derecho a mostrar sus sentimientos sino que además es bueno y recomendable?, pues os contaré un secreto: son una puta mentira, son una puta mentira ambas afirmaciones.

Todos tenemos unas ideales y opiniones, algunas posiblemente muy nobles; pero una cosa es lo que deseamos ser, otra lo que somos y otra como nos comportamos; no importa lo que creas, no importa como de firmes sean tus creencias, o como de fuertemente intentes de doblegar tus emociones, cuando la tristeza te hace sentir que te han arrancado el centro de tu pecho da igual lo mucho que creas que la masculinidad toxica patatín o patatán, te harás un ovillo y te gritarás de muda voz que no seas nenaza/estúpido y aguantes/sueltes las lágrimas, porque cuando sientes que el corazón se parte lo último que quieres es deconstruirte (total nadie nunca se enterará) o hacer de tu puto desastre emocional una reivindicación política (total a nadie le importa), solo quieres sufrir lo menos posible y te agarras a lo que sea, a que los hombres no lloran, a que los hombres si lo hacen, o a lo que diablos se te ocurra (total es inútil).

¿Sabes que?, que no importa, no te martirices, pensando que has fallado como lo que sea, solo eres un bípedo sin plumas y uñas planas en una bola de barro perdida en el espacio, de nada importa esto, no afecta a la tierra en su girar, no afecta a tu lucha en lo mas mínimo, solo te afecta a ti, y lo que hagas con tu puñetera vida es cosa tuya; llora, aguántate, escribe una mierda de artículo, grita, rompe algo, mientras sea tu vida eres libre de vivirla como te plazca, y a quien se meta sin invitación en tu penar diciendo que nenaza o que si machista, rómpele la cara porque no tiene derecho a meterse en asuntos que solo a ti afectan, y así, quizás el próximo imbécil se lo piense antes de ir de santurrón a moralizar los sentimientos de otros.

Que cada uno haga con sigo mismo lo que le plazca, que no nos mortifiquemos por cosas que en nada afectan a otros, y dejemos de una puñetera vez esa manía de buscar la perfecta coherencia, porque una cosa es lo que deseamos ser, otra lo que somos y otra como nos comportamos.



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