Hace pocos días (tan pocos como dos) por los mentideros del rol se hizo popular un artículo escrito en “La frikoteca” en el que se afirmaba que el rol es una afición de nicho, que siempre lo ha sido, pero que ahora más que nunca, y se señalaba una serie de argumentos incontestables en relación a que en los años 80 se vendía muchísimo más, no en España, sino en general en el mundo. Ante esto se deduce que no estamos en una edad de oro ni nada que se le parezca, y ya está.
Entiéndase que yo en esto de que haya una edad de oro yo no tengo una opinión muy formada porque la verdad es que no me siento informado al respecto, y creo que no voy a estarlo nunca, porque en este nicho que siempre ha sido un nicho (en esto coincido con el mencionado articulista, pero lo argumentaré más hacia el final) no se dan las circunstancias para que haya la investigación sociológica (mediante estadística) suficiente. Así que yo no sé si hay edad de oro o no la hay, aunque creo que nadie lo sabe, por el mismo motivo.
Lo que sí señalan los datos aportados en este sentido es que no es una edad de oro de ventas físicas, hecho para el cual puedo aportar (además) que los bolsillos de este humilde creador siguen más o menos igual de vacíos que al empezar su carrera.
Claro que por otra parte esto pasa en casi todo. Por ejemplo, en la música, en los años 80 se consideraba un disco de oro al que vendía 800.000 copias, mientras que en el presente se conforman con 200.000 copias. La cuarta parte, muy similar a la proporción que se argumenta en relación a los juegos de rol. Esto está en la wikipedia, no me lo invento. Ah, y desde hace cierto tiempo también se tienen en cuenta las ventas digitales. Estos promotores de la música… están como locos por otorgar premios.
¿Saben cuantas copias físicas de Street Fighter V han repuesto las tiendas del mundo en este trimestre? Es una curiosidad muy interesante: cero copias. ¿De esto se deduce que los videojuegos sean una afición de nicho? ¿Va a cerrar Capcom pasado mañana? Pues lo dudo, la verdad.
¿Hablamos de los números de las películas?
Creo que hay sectores que han podido adaptarse mejor a la existencia digital, y otros que tienen que aceptar que van a tener menos ventas, y ya está. ¿Se escucha menos música que en los ochenta? Permítanme que lo dude. Se venderá menos, pero de ahí a que se escuche menos…
Supongo que en todo esto entra mucho el terreno de eso que llaman piratería digital, aunque también puede haber otros parámetros. En relación con lo primero, creo que casi todo el mundo tiene costumbres más o menos relacionadas con esto de descargarse las cosas, como mínimo para probarlas antes de decidirse por premiar a los creadores y financiadores con los euros que “dicta el libre mercado de las cosas”.
¿Cuántas copias habría vendido “Keep of the borderlands” -la aventura más vendida de todos los tiempos- si internet hubiera sido masivo en los años 80? Por lo visto las mismos, según cierta corriente de pensamiento que no comparto.
Así que si nos ceñimos estrictamente al método científico y no queremos entrar en sesgos o falacias, la verdad es que los menguantes datos de ventas no nos dicen absolutamente nada de cuánto se juega. Se podría argumentar que observando la tendencia de otras artes comercializables (como la música) incluso podría estar jugándose más, pero desde luego tampoco se puede afirmar, ciñéndose a las leyes de la lógica aplicables al conocimiento exacto, sino que más bien nos estaríamos empantanando en el indeseable terreno de la opinión.
En otros sectores como en la música o los videojuegos, donde si se mueven grandes cantidades de dinero, se realizan investigaciones sociológicas que nos permiten deducir, por ejemplo, si las personas juegan mucho o poco, a qué hora lo hacen, o si sus gustos han cambiado. En el mundo de la música sí sabemos que se escucha mucho más que en los ochenta, y disponemos de datos muy interesantes sobre las ejecuciones en directo que no tengo a mano.
Probablemente yo sea uno de los habitantes de este país que ha ido a más jornadas de rol en los últimos tres años (aunque en el último menos). Podría afirmar ciertas cosas en este sentido, pero incluso con esta condición estarían muy sesgadas por mi limitada experiencia. Así que desde luego debo admitir este sesgo y reconocer que no tengo ni idea de cuánto se juega al rol ahora.
Y a no ser que otras personas tengan acceso a herramientas sociológicas que yo no, o les haya sido entregada una bola de cristal o el don de la omnisciencia, no pueden tampoco saber si estamos o no mejor que en los años ochenta en relación con jugar al rol.
No obstante hay algo que creo que sí puedo afirmar sin miedo a equivocarme (he estado mirando un poco estudios del CIS y el INE), y es que el rol no goza de la misma aceptación que el fútbol (hablo de verlo), el consumo de alcohol, tabaco y otros estupefacientes y la la televisión (escribo esto en 2016…). Personalmente encuentro en esto un motivo de reflexión y de subsiguiente depresión, y no porque se vaya a vender más o menos, sino porque vivimos en un mundo que no acepta el ejercicio de la imaginación creativa como algo mayoritario.
Ahora bien, sí encuentro un cierto alivio personal en la modernidad. Lo que voy a decir tiene sesgo cognitivo, así que es solamente una reflexión personal sin ninguna pretensión. Debido a mi experiencia en jornadas y todo eso, y a mi experiencia publicando un juego de rol me he juntado con personas mucho más jóvenes que yo (hasta 18 años más jóvenes que yo), y he observado dos cosas. La primera, que es mucho más fácil encontrar una mesa de juego que en esa edad de oro de los ochenta (pero mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho más fácil), y la segunda, que hay muchas más mujeres (pero muchas muchas muchas muchas muchas muchas muchas muchas más). Como consecuencia de esto los jóvenes tienen no solo muchas más opciones de jugar, sino incluso también de formar vínculos que tienen el sustento adicional de compartir aficiones e incluso pasiones. Esto es algo que espero que disfruten mucho estas generaciones presentes y futuras, y si el precio para que la sociedad del rol avance en esta dirección es que todas las editoriales cierren sus puertas… pues bien cerradas estarán.
Toda esta especulación, de ser cierta, llega tarde a este creador al azar, que vivió una época (eso de los ochenta y noventa) en la que jugar al rol era una mierda porque costaba de la leche encontrar jugadores y porque uno era un bicho raro absolutamente separado de la sociedad. ¡Qué poco que echo de menos esa supuesta edad de oro!
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