Diez años sin mi aitona
19-5-2016 00:59
Hay días que tienes interiorizados, que se activan como un reloj biológico dentro de ti en según que momentos del año. La muerte de mi abuelo es una de esas fechas, algo de lo que te das cuenta sin saber muy bien como y que de pronto es como un vaso de agua fría que te echan por encima.
Con hielos.
El cáncer es una mierda, no digo nada nuevo, y el que se llevó a mi aitona fue la primera vez que tuve un tête à tête con la muerte, al menos uno en el que la persona implicada era alguien que me importaba de verdad. Fue un año de hospitales, risas (mi abuelo era una persona a la que era dificil amargar), penas y toma de conciencia de muchas cosas, como lo que realmente importa en esta vida. Con todo la enfermedad de mi aitona es algo que recuerdo de forma confusa y creo que es lo mejor. Prefiero acordarme de lo bueno, de los 18 años que tuve la suerte de disfrutar de él.
Lo cierto es que su fallecimiento me hizo escribir. En aquel tiempo era capaz de escribir 12 páginas en una noche, pues dormir era un lujo que me estaba negado, y mi gusto por los temas duros se desarrolló mucho en aquel tiempo. Me acuerdo que presenté a un concurso de literatura un relato cyberpunk escrito en primera persona de un nihilismo absurdo. El protagonista era un policía alcohólico y homosexual que dudaba de su propia humanidad, tanto por los actos que cometía como por el hecho de tener un cerebro mecánico sustituyendo (¿o habiendo sido modificado a partir de?), que intentaba resolver el asesinato de su mejor amigo en un Madrid oscuro. Se ha perdido, y buenos mal. De las partidas que dirigí en aquel tiempo mejor no digo nada, solo comento que Wraith era luminoso al lado de aquello. Pero escribí mucho, y no paré. Hasta gané un par de concursos más.
Por cierto, me gané una visita al psicologo del insti por la historia aquella cyberpunk. Ahí me detectaron el TDA y la depresión, también gane un vale para la FNAC que me gasté en un Watchmen.
También fue el momento en el que me di cuenta de lo tóxicas que eran algunas personas de mi entorno, y por tóxicas me refiero a "hijos de la grandísima", con las que puse mucha tierra de por medio. Basura que solo se preocupaba de que les vieras hacerse la foto. Basura de la que no sé nada desde entonces y que así se quede.
Supongo que de todo lo malo algo se saca.
En fin. Son las 00:59, estoy triste y de no estar a dieta me tomaría una birra en honor de mi abuelo.
Que cojones...cuidad de vuestros abuelos que aún los tengáis. Va por ti, aitona.