Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Salutación pública a la hermandad
18-1-2016 14:47
Por Verion
Hace tres años todo el mundo nos preguntaba, ya que somos creadores multidisciplinares, por qué no nos dedicábamos primero al fértil mundo de los videojuegos en lugar de dar pasos mucho más complicados por el duro mundo del rol. Esto fue una pregunta a la que yo personalmente he dado cantidad de respuestas, pero desde luego ahora siento unas cuantas más, de mucho peso.

Cuando nos movimos en esta dirección la hermandad era un grupo muy reducido. Las decisiones las tomábamos principalmente entre Sigeiror, Siul y yo, y decidimos movernos hacia el rol porque creíamos en el rol como manifestación creativa de la actividad humana. Y con esta firme convicción publicamos Espada Negra y recibimos el apoyo de muchas personas a las que sin duda estamos agradecidos. Hemos participado de muchas formas incluyendo, por ejemplo, “Ocin” y “Juégame” que no están adscritas a Espada Negra.

Estamos en los albores de un nuevo paso dentro de nuestra experiencia como creadores, y lo abordamos con sumo interés, pero ya no somos un pequeño grupo, ahora somos casi una treintena de hermanos que colaboran jugando, opinando, creando, trabajando, y de un montón de formas. Se trata de unas interacciones que siguen un objetivo común, pero que también ahondan en la experiencia de cada individuo y que nos unen no como un grupo creativo, sino como una hermandad.

En este sentido, diferentes momentos han quedado grabados en mi mente, y puedo ver sus imágenes, escuchar sus sonidos, e incluso olfatear los peculiares olores de cada lugar si pienso en ellos.

Puedo acordarme de caminar por Durango con Aker en una mañana nublosa en la que hablábamos de nuestras respectivas relaciones afectivas, en busca simplemente de un café y algo de comer. Recuerdo su determinación por dejar de fumar en ese momento, dolorosa y sufrida como mucho de lo que teníamos dentro.

Tampoco me cuesta recordar conversaciones en las que intercambiaba opiniones con Eklab, y encontraba en él un estilo de jugar al rol sin duda diferente a mí, pero también compatible, del que entender mentalidades con las que en realidad comparto mucho.

O de Crom, una persona cuyas agudas observaciones se quedan en la memoria por docenas. Recuerdo verle absolutamente dormido, volviendo de las TdN, o al día siguiente, planeando misiones imposibles con acento de Egor. Chocolate, Crom.

Y a Kerian, sin duda un gran guerrero de firmes convicciones con que sin duda se pueden compartir preocupaciones con la certeza de que el hombre es una tumba que nunca va a traicionar la confianza depositada en él.

Y no me cuesta, para nada, recordar a Lorena, cuyas expectativas de vida y juego también me ayudan a conservar las mías. Una voz que en grupo es algo callada y ausente, pero que en lo individual es muy clara y concisa.

Y a Hersho advirtiéndome de que fuera con cuidado porque en Vigo se conducía muy mal. Aprendí a tomarme en serio a este calmado gallego cuya acertado consejo no resultó en absoluto exagerado.

Y por supuesto a Ajkum. Su peculiar carácter es otro que no se me borra del recuerdo, ya sea volviendo del aeropuerto tras dejar precisamente a Hersho, o aún más hilarante, cuando intentaba correr cinco kilómetros sin preparación, por una apuesta.

Y a Aileen, que siempre se ha esforzado en ayudar, ya sea en unas jornadas, en ir a una partida, y en definitiva en mil momentos, como aquella vez que le de con una sombrilla en la cabeza. ¡Ups! Pero ella es una guerrera, en ciertos aspectos más que otros.

No me cuesta nada recordar a Garlantz, cuyas ácidas críticas a casi todo, y cuyo constante enfado hacia gran cantidad de cosas encaja a la perfección con su pasión por las muchos ámbitos que también le gustan y que ha compartido conmigo en cantidad de ocasiones.

Ni a Iktar, a quien tengo asociada a una partida curiosamente digital en la que ocurrió un evento muy natural y comprensible en el que entendí parte de su carácter.

Me costaría un esfuerzo quirúrgico olvidar a Agnielli con su canción de Nerdua en las RolenQuart, antes de dormir como podíamos en tiendas de campaña, sacos de dormir, o lo que estuviera a mano.

No podría olvidar a Arawn y sus constantes desafíos a la autoridad rolera instituida en ese caso por la parte Creadora de la partida, un reflejo sin duda de su personalidad meticulosa. Está mal hacer trampas, Arawn, pero está aún peor ser derrotado >:)

Y las mil conversaciones son Senshi, ya sean de rol, del trabajo de lo que ha pasado por las redes sociales, o de lo que esperamos de las campañas o de la vida. Todo un tío con el que puedes contar.

Me es fácil incluso poner cara a personas que no he conocido físicamente, como Wellegor, cuyo incesante espíritu colaborador me empuja, personalmente, a mantener el ritmo que se debe en todas las facetas que se requiere.

No tengo ni que cerrar los ojos para acordarme de la increíble disposición de Guthor, una persona que puede estar en tu casa y que no notas que tengas que hacer nada, sino al contrario, ¡con él las tareas simplemente ocurren de forma natural! Me acuerdo de viajar con él mientras tamborileaba a la perfección los exagerados sonidos que salían del aparato de audio de mi coche mientras compartíamos nuestra diferente visión de la vida.

No me cuesta olvidar a algunos que están muy lejos y que raramente vuelvo a ver, como a Raffen. Hay momentos gloriosos, como el último montículo honorable. Lo siento, es una anécdota escatológica.

Tampoco me cuesta encontrar momentos comunes con personas que forman parte de la hermandad desde hace poco, como Favnia y su alegre interés por las obras de Espada Negra y muchas otras, que también acercan otra visión diferente al espectro de lo que debemos tener en cuenta.

O al contrario, tampoco me cuesta pensar en personas que conozco de otros ámbitos, aplicados al mundo de Espada Negra. Como Valiak, a quien no me cuesta recordar como cartógrafa oficial de la hermandad. No me cuesta recordar óptimas discusiones sobre tal o cual aspecto, u observar, satisfechos, el resultado de su trabajo.

O a Vorvek. VOR-VEK. Mírale el lado bueno, hermano: este.

O a Videna, claro. Quien pese a sus muchas cargas familiares, encuentra siempre un momento para aportar a Espada Negra su impresincible ojo corrector, atento a cada palabra. Imposible olvidar a esta hermana, y a la época que nunca pasamos, pero que vivimos virtualmente, viajando a jornadas y compartiendo heavy metal.

Y a Koldraj: con todo el respeto gamberro, no hay nadie como él para expresar con ausencia total de emociones los eventos importantes. Es tan así, que diría que es un estilo propio con su personalidad evidente. No puedo más que sonreír al acordarme de una emisión de radio en la que nos daban exactamente cuatro minutos para explicar lo que era Espada Negra: yo cogí el micro, y perdí de vista el cronómetro, así que hablé rápido y conciso, y cuando acabé, cogió el micro y empezó: “Atención: estado actual de los proyectos”. Pura genialidad, no puedo decir otra cosa. Sigue así, hace falta alguien que mantenga ese tipo de cordura.

Y a Siul, a quien he visto cambiar su vida ya varias veces sin protestar (de hecho protestando cada vez menos), y al que he podido ver, tras no menos de quince años, por fin otra vez jugando un personaje con el que está realmente a gusto.

Y claro está, a Sigeiror, que en cómputo de horas, esfuerzo, intención e interés es, creo, el que más presente ha estado en Espada Negra, hasta el punto de que Espada Negra es, de hecho, en gran medida un reflejo de sí mismo. Si pienso en él sé que puedo ir a donde esté, sentarnos, y soñar despiertos sobre lo que haremos en el futuro y a qué retos nuevos nos someteremos voluntariamente porque nos gusta siempre hacer cosas nuevas. El que nos vea…

Estas son solo algunas de las muchísimas relaciones que se pueden producir entre los miembros de la hermandad. Y es el motivo más grande por el que creo que decidimos publicar primero un juego de rol, y luego ya meternos en los otros ámbitos creativos que nos gustan también muchísimo, pero en los que, seguramente, sería difícil promover esta hermandad colaborativa y creativa cuyos individuos hacen que cualquier sacrificio que hayamos hecho merezca la pena con creces.

Llega una nueva temporada. El miércoles.


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