Cuando decidí darle el primer empujón a
ocin.es recibí muchas opiniones positivas, pero también algunas críticas de cierta trascendencia cuyo calado y significado quería compartir con los lectores, en el ejercicio de apertura que suelo llevar por este espacio, a veces incluso personal.
No pretendo aventurarme en grandes textos antes de decir simplemente que hay un conflicto de intereses al mezclar en la misma persona a un creador de un juego de rol con el administrador de un medio de prensa que pueda adquirir peso y confianza, y que las críticas a esta doble posición siempre han venido por aquí.
En primer lugar quiero decir que pese a que considero que es cierto que pueda existir un conflicto, no encuentro una respuesta al hecho de que es muy difícil que este conflicto no exista. Desarrollar un proyecto como ocin no es muy complicado pero exige cierto trabajo e infraestructura. No digo que sea una central nuclear, pero el hecho es que no existía antes, y no había un proyecto de hacer algo parecido. Lo que quiero decir con esta argumentación es que si los agentes implicados en el mundillo no asumimos ciertas funciones, quizá estas no se llenen nunca, y visto, creo que la existencia de ocin está resultado positiva.
En la actualidad soy el único administrador de ocin. Las herramientas diseñadas para este tipo de cuenta permiten alterar la composición de las noticias, pero no los resultados de las votaciones. Como he dicho en muchas ocasiones, mi intención es dejar de ser administrador a medio plazo. Esto no significa que vaya a haber otro administrador, sino que todas las tareas administrativas podrán ser llevadas a cabo por los usuarios siguiendo el paradigma de confianza conseguido mediante el sistema de votación. Aunque estas herramientas tardarán aún un poco en estar disponibles, estoy convencido de que reducirán mi responsabilidad con respecto a la publicación hasta la de un usuario común.
Aún así, como impulsor de la plataforma tengo acceso a la base de datos, y en ese caso sería posible alterar algunas condiciones (creando ciertos errores en el funcionamiento, creo). En este sentido pensé que mi rígida adhesión a los principios de la hermandad dejarían clara mi posición honorable, y que las personas confiarían en mí como gestor de la plataforma. Todo el mundo sabe que tengo el defecto de ser demasiado combativo y saltar rápidamente, pero espero que por el tiempo mis acciones me hayan relevado a una situación de confianza. De hecho en ocin salen noticias de personas con las que me llevo mal y no pasa nada. Quizá yo no las votaría como votante, pero es que yo no voto en ocin.
Ocin es una publicación colaborativa que no tiene un criterio de edición de ninguna persona, sino de todo un colectivo voluntario, y yo me lo tomo muy en serio. A lo largo de mi vida he tenido que ejercer funciones muy diferentes en todo tipo de situaciones, y creo que he aceptado las condiciones de dichos “cargos” con responsabilidad. Me parecería horrible manipular algo tan puro como es una publicación auténticamente colaborativa.
De hecho, y aquí viene la parte más peliaguda del asunto, creo que me he pasado por el otro extremo; todas las semanas pienso en subir alguna noticia o artículo de los que escribo a ocin, y al final nunca lo hago. ¿Por qué? Pues porque me da un poco de vergüenza. Por la incorruptibilidad del medio, por la vergüenza del temor a hacer spam. No lo sé exactamente, pero es así. Claro que esto me ha ocurrido en otros medios, me da muchísimo corte interrumpir su “paz” con las cosas que yo escribo.
Como mencionaba al principio, no veo muy lejano el día en el que las tareas de administración sean absolutamente asumidas por la comunidad y yo pueda, a fin de cuentas, relajarme a este nivel y quizá poder enviar algún articulillo de vez en cuando. Y aunque me apasionan los proyectos de carácter colaborativo y aprendo un montón, me gusta mucho más poder compartir mis pensamientos personales, como de hecho acabo de hacer.
No quiero concluir sin añadir que la existencia de ocin.es proyecta ciertas responsabilidades sobre mi persona, no por las obsoletas leyes de control de internet que dudo que lleguen a afecta en este caso, sino por la proyección de responsabilidad de los contenidos que algunas personas achacan a mi persona y que me ha dado hasta el momento ya más de un problema.
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