En mi experiencia como máster he tenido una serie de experiencias muy diversas con respecto a lo que es la relación con los jugadores que asisten en las partidas. Recuerdo que en una ocasión no se presentó ninguno de ellos, mientras que en la partida de cierre de temporada (en mi época de estudiante de instituto) llegué a tener un número enorme de jugadores, algo así como quince, aunque no recuerdo el número con exactitud.
En la época actual ha pasado en ocasiones algo parecido. Nunca he tenido un plantón total, claro, porque con más edad los jugadores son más formales y suelen anunciar con anterioridad cuando no van a poder acudir a la partida, pero sí que se han dado situaciones en las que el núcleo de juego era muy pequeño. En la actualidad, con la publicación del juego de rol tan cerca, y por algunos eventos no relacionados la cantidad de jugadores es inmensa. Tanto como que esta tarde nos hemos visto limitados por el número de sillas en el local, que creo que es doce.
Normalmente cuando hablo de este asunto, la mayor parte de máster me preguntan cómo hago para manejar a un número tan grande de jugadores. Suelo ser honesto siempre en la respuesta, como voy a serlo ahora: no los manejo. Dejo que se encuentren las situaciones, que las discutan entre ellos y que se topen con los efectos de sus acciones. Hay mucha tensión en las decisiones, así que en general el interés viene muy regalado.
Estas partidas de la hermandad, que se celebran una vez al mes, ahora levantan bastante expectación. Acuden muchos jugadores que no son hermanos (dentro de partida son mercenarios), y estos a su vez hablan de la campaña a otras personas, con lo que por primera vez en mucho tiempo tenemos una cola de jugadores.
Lo curioso de esto es que se levanta una expectación sobre las partidas, las cuales, pese a tener, como digo, una “facilidad” garantizada por la misma longitud y peso de la campaña, uno quiere cumplir. A fin de cuentas Espada Negra es el anhelo de este grupo creativo, y yo acepto una parte de responsabilidad al ser el máster principal de la campaña principal. Y aunque el estilo objetivo puede ocasionar situaciones muy frustrantes (como que todos mueran muy rápido y vuelvan a casa en una hora), hay cosas que se pueden hacer para cumplir las expectativas de los estimados jugadores.
Por cierto, he observado que es muy importante ser muy organizados. Nosotros planteamos estas partidas con semanas de antelación para que todo el mundo se planifique, y se hace al menos una reunión previa “en personaje” para que el máster intuya por donde van a ir los tiros.
Voy con lo que se puede hacer.
Preparar la partida adecuadamente.
Es bueno tener material preparado. Uno puede ser un maestro de la improvisación, pero creo que es mejor tener cosas atadas a fin de dejar esa facultad de improvisación libre para otras atribuciones dentro de la partida. Y cuando se juega más de seis o siete horas se nota algo el cansancio, por lo que es mejor tener las cosas pensadas, disponer de mapas adecuados, personajes con psicología y fichas bien trabajadas, y este tipo de cosas.
Esto no significa que la partida vaya sobre raíles, claro. Es posible que ese material finalmente no sirva para nada porque los jugadores acaben yendo por otro lado. Así es el juego objetivo.
En la actualidad intento preparar las partidas a un nivel parecido al que dotaría si fuera a publicarlas en papel, incluyendo el estilo en la redacción. En el caso de la que se juega de hoy de hecho es casi seguro que se publique en el siguiente número de la revista “Trece Runas”. Bueno, será una versión, pero el concepto paradigmático será igual.
Dormir adecuadamente.
Soy una persona con cierta a tendencia a tener desórdenes de sueño ocasionales. Esto no significa que padezca insomnio, pero algún día sí que me puedo despertar con preocupaciones en la cama y que ese día no descanse bien. En general cuando voy a tener una partida suelo cuidar el sueño con un par de días de antelación para acostarme a la hora adecuada, no muy tarde, pero tampoco muy pronto, puesto que la partida puede durar hasta bien entrada la madrugada. Intento enganchar ocho horas de sueño. Después suelo tomarme un buen desayuno, y antes de la partida una comida ligera.
No hacer deporte.
Sé que suena contradictorio, y quizá para la mayoría de personas es trivial, pero yo hago deporte casi todos los días de mi vida. En los días de trabajo suelo correr una hora antes de coger siquiera el coche para estar algo relajado y no dar el ciento por ciento, que puede ser algo muy estresante.
Sin embargo en las partidas quiero contar con todas mis energías. Sin estar histérico, quiero tener un punto de nerviosismo que mejore mi capacidad de atención, para no lamentar más tarde el no haber reparado en una cualidad psicológica de un PNJ que era un detalle significativo en un momento dado.
Evitar responsabilidades.
La mañana de una partida de la hermandad no me pongo a arreglar cosas, ni en general provoco situaciones que puedan alterar mi estado de ánimo. Una o dos horas antes de la partida puede ser útil también vaciar la mente y meditar un poco. Después hay que concentrarse a tope, claro.
Delegar.
Si se puede, hay que evitar tareas externas a la partida. Conducir hasta el lugar, por ejemplo, o encargarse de la comida. Me parece que es bueno que estas cuestiones las lleven otros jugadores habituales que, si bien también tienen mucho de lo que cuidar, quizá no les exija tanto esfuerzo.
Escribir un artículo tranquilito.
Algo que no sea muy ofensivo, quizá algo personal, y sin duda no demasiado técnico. Escribir siempre me ayuda a centrarme y despejar ciertos fantasmas de la cabeza.
Hora de partir.
Entradas similares: