La semana pasada jugamos una pequeña campaña que planteé para cinco partidas, pero que se quedó finalmente en cuatro y media. Algunas de las partes están detalladas durante los mensajes que los mismos jugadores dejaban como testimonio, pero finalmente se me pasó escribir los dos últimos días y hablar sobre mi experiencia.
Los jugadores llevaban a personajes aliados de la “protagonista” de la historia, Vircea Aglazor, personalmente interesada en encontrar a Menco Trilbanson, un noble que se encargaba de realizar una auditoría sobre las actividades de la familia Fedder en la ciudad de Verno, el lugar en el que se cosecha el nantio medicinal de Dormenia. Más en esta
entrada introductoria.
Decidí que, salvo inconveniente, los jugadores se encontrarían con Vircea una vez por día y recibirían y darían información. Coincidiría con las cinco de la tarde, y también con la hora de jugarse, provocando quizá cierta inmersión en la partida.
El
primer día suponía una toma de contacto muy importante: si los jugadores podían anticiparse suficiente y conseguir información podrían dejársela a los siguientes jugadores, lo cual era algo muy importante. Los jugadores encontraron que la historia que se había montado alrededor de la desaparición de Menco Trilbanson era una falacia, lo cual en realidad Vircea sabía muy bien porque Menco y él estaban enamorados. Cosas que pasan.
Por desgracia había una pieza muy importante en la historia, un asesino harrassiano que estaba por encima de sus capacidades y que acabó con uno de los personajes. Una historia muy chunga, porque toda la partida se la pasarían bajo su ojo vigilante.
Acabar con este espía era uno de los objetivos más importantes que se podían conseguir. Yo creo que la mejor forma era usar un cebo mientras otros personajes se escondían, y así poder enfrentarse a él con superioridad numérica. Fue algo que no se produjo en toda la campaña, y uno de los desencadenantes del fracaso.
La
segunda parte de la investigación simplemente se llenó de violencia puesto que las capacidades de los personajes jugadores eran simplemente demasiado militares. Esta violencia condujo a identificar a los culpables de esta “conspiración”, que por desgracia incluían al corrector y al duque de la ciudad. Las únicas fuerzas que en algún momento pudieron ser susceptibles de ser aliadas resultaron ser las mafias de la ciudad, a cuyo líder se había traicionado, un corrector que estaba en el lugar en una investigación no del todo oficial, y el militar que acampaba fuera de la ciudad que también era un viejo aliado de la ciudad, pero ninguna de esas alianzas terminaba de cuajar.
Para colmo de desgracias, el personaje jugador del noble fue capturado y para conseguir ser liberado firmó un testimonio en el que decía reconocer que Menco era un cultista, así como cedía la copia de la auditoría real en la que se culpaba frontalmente al duque.
Finalmente los jugadores tendieron hacia una emboscada al que iba a ocupar el lugar del jefe de las bandas, lo que fomentaba una alianza con el líder, pero eso no se cristalizaría hasta el siguiente día, en el que por desgracia Vircea desaparecería. Las fuerzas del nantio estaban atando los cabos, y a los personajes se les acababan las posibilidades.
Se disponían a salir de la ciudad, no con intención de huir sino de comunicarse con el militar del exterior, pero no pudieron hacerlo puesto que la corrección había cerrado la ciudad en la última maniobra del cerrojo. Pidieron ayuda al mafioso para escapar, pero este les puso el trabajo de matar al capitán de la guardia como condición para ayudarlos.
Eso ocurrió al
siguiente día, lo que en verdad ocupó toda la jornada y no dio con el resultado que ellos esperaban, pues lo que ocurrió fue que el militar del exterior tomó la ciudad con sus tropas. Por una parte ya no podían salir, pero por otra tampoco lo necesitaban.
Se acusó oficialmente al noble jugador del asesinato, y tras unas cuantas entrevistas este decidió comparecer con sus hombres y presentar batalla ante el tribunal militar gobernado por el cabeza de familia Fedder, de quien se sospechaba que no aceptaría de buen grado un escándalo en su familia. Los jugadores hicieron todo lo posible por destapar la conspiración pese a la falta de pruebas en la que yo creo que fue la sesión más divertida y entrañable de todas. El resultado no salió del todo mal, y tras unas cuantas horas la acusación quiso llegar a un trato con ellos en el que se lavara todo el asunto.
Tras mucho discutir rechazaron el pacto por una cuestión de principios, y destaparon todo lo posible la conspiración. Después fueron condenados a muerte, y el capitán militar se los llevó para ejecutarlos cuando dieran ciertos servicios militares, a ser posible de muchos años.
La quinta jornada fue casi un epílogo. Un par de jugadores quisieron por iniciativa privada rescatar a Vircea, pero tras una hora de juego se dieron por vencidos. Dada la situación y los recursos a su disposición, era casi imposible.
Me gustó mucho plantear esta mini campaña pensada incluso para no tener jugadores comunes partida a partida, aunque en este caso si tuvo dos que estuvieron con mucha constancia. No era en realidad una campaña muy difícil, pero tenía un par de puntos en los que había que demostrar mucho carácter y tomar decisiones muy correctas e inteligentes que no tomaron. Como resultado de esto se quedaron sin la prueba definitiva y no pudieron ni rescatar a Vircea ni culpar frontalmente a los antagonistas.
Aproveché también para situar la campaña en el pasado y colocar a algunos personajes importantes de la trama, pues sabía que habría algunos jugadores que les gustaría formar parte activa de la historia de esta forma, y porque me gusta mucho interpretar a estos personajes. Creo que el resultado funcionó, y que tuvimos unas muy buenas jornadas con este estilo de campaña que creo que no es la habitual.
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