Buscando a los defectos: el indivisualismo
25-4-2012 14:55
El individualismo es uno de esos defectos que son fácilmente observables y que permiten deducir la cercanía del caos.
Se trata de uno de los defectos más extraños. Es el opuesto directo de la lealtad, y la virtud asociada es... también el individualismo. ¿Cómo se puede dar esta contradicción? Porque no he encontrado una palabra en nuestro idioma que se adapte correctamente al concepto eridio al que hace referencia la virtud.
Una persona con la virtud del individualismo es capaz de afrontar diversas dificultades sin la ayuda de los demás. Tiene buenos conocimientos generales, y se adapta aceptablemente a la nueva información. Esto no significa que no esté dispuesto a pedir ayuda si le es necesario, ni mucho menos que no la otorgue.
Una persona con el defecto del individualismo puede ser perfectamente capaz de afrontar dificultades, pero no pone este conocimiento o habilidad a disposición de otras personas, bien siendo claro con respecto a su egoísmo, o quizá más usualmente, haciendo gala de una cierta falsedad para esconder o excusar sus motivos reales.
Hay muchas caras del individualismo tanto en el individuo como en la sociedad. El más evidente es la usual situación en la que un sujeto necesita ayuda (puede no ser muy costosa, tan poco como un simple gesto) y la pide a un grupo de personas. Estos deciden, uno a uno, individualmente, no ayudar. Esto puede deberse a motivos muy simples, como la propia cobardía, la inseguridad o la vergüenza, pero es en cualquier caso un problema.
Otro caso individual interesante se produce en la denegación de auxilio o apoyo por parte de personas a las que otorgar ese apoyo les supone una molestia en su forma de vida. Es otra forma de grave defecto, en algunos casos agravado por el hecho de que esa persona que deniega el apoyo puede haberlo recibido en el pasado de la persona que lo solicita.
En una tónica social más amplia, más política, las diferentes sociedades hacen gala de un individualismo mucho más evidente que se traduce en una falta de solidaridad continuada. Un país no duda en echarle la pulpa a otro cuando ocurre algún tipo de crisis, mientras que cualquiera del primer mundo hace nada o casi nada por los mucho más perjudicados en el tercer mundo.
Un caso de ceguera radical ante el individualismo se da entre los partidos políticos, que tergiversan los intereses de su país en beneficio de mucho más breves intereses electoralistas o económicos de su propio partido. No creo que haga falta ejemplos concretos en los un partido dice lo contrario que otro simplemente para ganar votos, o en los que pone en problemas a la nación con opiniones críticas no razonadas a un nivel internacional, por poner un par de situaciones generales, de muchas.
Un muy mal defecto, muy común en estos tiempos en los que se pretende que cada barco sostenga su propia vela.