Hemos vuelto antes de lo que pretendíamos inicialmente debido a que nuestra experiencia en las jornadas más famosas de España distó muchísimo de ser óptima.
Por lo visto tengo cierta fama de hombre honesto. Puede que sea algo que me he ganado con mis poco comedidos artículos y mis aún más exageradas apariciones en público. Es un poco "una putada", porque creo que he sentado un precedente que tengo que mantener si quiere ser justo con quien critiqué en el pasado.
En este caso me resulta doloroso señalar los aspectos negativos que me ocurrieron porque la organización de las TdN fue muy atenta con mi grupo, por lo que mi tentación sería pasar por el tema de forma disimulada. Pero supongo que eso sería una traición a mí mismo.
Para continuar con el artículo voy a utilizar un práctico código de colores. Voy a indicar con
color naranja cuando la falla podía ser relacionada por mi persona o colectivo, en
color rojo cuándo opino que es achacable a la organización, y en
color azul cuando me parezca una mala actitud de asistentes.
En primer lugar
las actividades de Espada Negra no pudieron ocurrir en su adecuado orden debido a una serie de errores cuyo origen no tengo del todo claro, pero que en cualquier caso pueden achacarse a mi no del todo eficiente gestión. En tres días que estuvimos solamente dirigí una partida de rol.
Lo que sí achaco a la organización en este caso es que
esta única partida se realizó en unas condiciones malas. Los apuntados me señalaron el alto número de errores con el que habían sido asignados, y estaba claro que uno de ellos no pretendía en principio jugar a Espada Negra. Por fortuna los jugadores quedaron satisfechos, incluido este último. Además se dio la circunstancia no del todo afortunada de que compartíamos sala con otros organizadores con los que podemos no ser afines debido a lo que hacemos. A mí esto me parece un poco mal, pero lo cierto es que los organizadores no tienen por qué saber nada de lo que es Espada Negra y de sus relaciones con otros proyectos.
En lo relativo a las mucho más frecuentes partidas del juego de mesa la experiencia fue mucho mejor. La organización no nos envió participantes, pero las cualidades de nuestro juego lo hacen muy demostrable y jugable, y tuvimos una muy saludable participación de más de cuarenta personas a lo largo de un par de días, y doce asistentes a un más que interesante torneo de uno contra uno en el que personas MUY competitivas jugaron durante cuatro rondas hasta que se demostró quién estaba más preparado para el triunfo. Me parece muy notable que estos eventos se produzcan a pesar de que haya quien señale que "el juego está roto" para dos jugadores. Me gustaría que se hubiera acercado y me lo hubiera permitido aplicar el derecho a la defensa, o que se lo dijera a todos esos asistentes.
Estas tardes de partidas tuvieron muchas situaciones muy interesantes, de las cuales destaco un grupo de jóvenes que pasó la tarde demostrando habilidad suficiente para haber luchado con dignidad en el torneo, de haber seguido ahí al día siguiente. Particularmente este que sale en la foto les ganaría a muchas de sus mercedes. ¡Lo digo en serio!
En este punto debo señalar la positiva colaboración de la organización, que no nos puso ningún problema en el suministro de sillas y mesas, y fue absolutamente comprensiva en relación con las exigencias de posición. Pero aún más importante fue la cooperación de Sendel, de "
tesoros de la marca del este", cuya gran tienda añade valor a las jornadas en las que se presenta, pues sus muchos volúmenes son un recorrido sin rival por la historia de los juegos de rol, además de incluir, por supuesto, novedades y juegos recientes, como nuestro juego de mesa. ¡Sin ti no habría salido así de bien, Sendel!
En este punto de la reseña voy a hacer un triple inciso. Voy a llegar al "
Debate sobre el Estado de la Afición". Así, con mayúsculas. Pero para ello debo establecer cómo me había ido como individuo. Pero antes de antes, los incisos.
- Conocí a muchas personas grandiosas e interesantes, y retomé el contacto con otras. No las cito particularmente por mantener su intimidad.
- La organización se portó bien con nosotros. Hizo lo posible porque no nos fuera mal sobre el terreno.
- No soy un amargado.
Dicho esto, nos fue mal en las jornadas "Tierra de Nadie". No en el sentido de enseñar y demostrar los juegos, cosa que se nos da bien y que en general llevamos con aceptable dignidad, sino más bien como autores y como personas.
En primer lugar quiero citar que soy un sujeto con ciertas manías, algunas de las cuales voy a citar en este artículo. Creo que a cualquiera que llegue a cierta edad le ocurre, aunque quizá yo sea más exagerado que la media.
En primer lugar odio
llevar identificaciones colgadas del cuello. Y no es que sumara una importante cantidad de calor a la que el verano ya nos dedicaba, es que no me gusta ser identificable. Será que he tenido experiencias malas en el pasado, o que soy un pedazo de gilipollas, pero me revienta.
Aún así, fuera de mis manías personales, tener que andarse preocupando por llevar el collarín todo el rato tiene sus problemas prácticos simples. Nosotros tenemos que cargar con mucho material y responsabilidades variadas, y añadir otra más puede hacer que nos despistemos y acabemos dejándonos las llaves del coche por ahí, o tirando algo donde no debíamos, o perdiendo la comida o la cartera. Esto también nos puede pasar de cualquier otra forma, pero si vamos añadiendo responsabilidades, la probabilidad de que ocurra es mayor.
A lo largo del fin de semana me debieron llamar la atención con la identificación unas trece veces, una en honor a cada dios de Espada Negra, o algo así. Supongo que es algo que tengo que superar, pero
que me vayan echando la bronca cada par de horas porque me despisto, me afecta, por mucho que estas regañinas fueran señaladas con modales exquisitos.
Otro problema es que el recinto de las tiendas tenía un horario muy limitado, adaptado a las necesidades del comedor. Esto nos limitaba mucho la forma en la que podíamos hacer las demostraciones, y tampoco parecía agradar del todo a las tiendas. Hablamos de un horario muy restringido que nos estresó y limitó.
Tengo entendido que la realidad del comedor acababa de afirmar una sensación que no solo tuve yo, y es la de estar en un recinto muy controlado en el que las necesidades organizativas priman sobre la comodidad de los asistentes. A mí la sensación de "campo de concentración" me agobió mucho. En lo bueno, la piscina era la leche.
Para mí lo peor, sin duda, fue la noche. Yo sé que tengo un dormir un poco particular en lo relativo al sentido del oído. Nosotros habíamos accedido a la versión más barata de las tiendas de campaña. ¿Qué le vamos a hacer? Nos dejamos todo el presupuesto en sacar juegos.
Si fuésemos más ricos iríamos a las cómodas habitaciones, pero no es el caso. Somos unas ratas.
Yo solicité a la organización montar nuestra propia tienda en la zona, aunque fuese pagando la misma cuota. ¿Y por qué quería esto? Pues porque sé que tengo un dormir particular en lo relativo a las cercanías, y
es que no puedo dormir con desconocidos. La organización no me hizo caso, e intenté dormir con desconocidos, y como esperaba, no dormí.
Al cansancio propio de este tipo de viajes (son muchos kilómetros) hay que sumar el hecho de que en un par de días apenas pude dormir. Esto me provocó un estado de ánimo mucho más afectado del que muchos otros serían testigos.
Teníamos proyectado quedarnos el domingo, pero sabíamos que otra noche sin dormir sería muy peligrosa para la conducción. Cuando cogimos el coche después de personarnos en la conferencia lo hicimos ya en unas condiciones muy ajustadas.
Lo cual me lleva a la conferencia. Ah, sí, el "
Debate sobre el Estado del Rol".
Una vez más tuve un despiste en relación con los horarios. En mi perjudicado cerebro yo pensaba que era a las diez y media, pero todo el mundo coincidía en que era a las diez. Bueno, poco importaba, porque
empezó a las once. Alguien me dio una explicación sobre el motivo, pero en verdad no me importa. Una hora de retraso en una actividad de ese horario es inaceptable, y ya está.
En la foto tenemos a los excelentísimos asistentes, entre los que se consideró oportuno que no hubiera ningún miembro de la hermandad de Espada Negra. ¿Y saben qué? Que
estas cosas no me gustan. No entiendo bien el criterio de elección de ponentes, y aunque creo que muchos de ellos eran muy acertados, también creo que nosotros teníamos algo que aportar.
Y qué quieren que les diga a sus mercedes. No conseguir más que una partida de rol (aunque sea porque soy un desastre con los horarios), no poder dormir, ser abroncado, y ser tratado como un segundón en estas cosas, me
afecta hasta al ánimo. Ignoro si es que somos percibidos como unos "don nadie" o si hay una intención de rebajarnos. Yo creo que más bien es lo primero, pero en cualquier caso me da igual.
No me gusta.
Supongo que todo esto es una vez más mi culpa. Tengo que asumir donde está cada cual, y que
quizá en el futuro seamos dignos de participar en este tipo de debates.
Durante al menos media docena de ocasiones me mordí la lengua y no intervine ante bastantes de las menciones de los ponentes. En primer lugar debo ser crítico con la moderación, cuyas convenientes preguntas parecían diseñadas para que
estos se felicitaran entre sí mismos y evitaran los temas espinosos. Creo firmemente que había unas importantes diferencias que se evitaban a toda costa, y que los participantes
luchaban por mantener o incrementar su posición sin exponerse a conflictos con los demás. Eso no es para nada un debate, y entre otras cosas creo que habría estado bien que un miembro de la hermanad pudiera participar. Por que habríamos señalado esas cuestiones, que creo que son importantes.
Durante mucho rato pensé que habría sido muy interesante la presencia de Tiberio, el señor de "The Freak Times", cuya también crítica presencia habría dado un punto diferente. Creo que él si habría tenido la categoría suficiente para entrar, y le habría dado otro punto.
Al final intervine desde el público. No lo hice ante ciertas
muestras de falsedad en relación con las licencias libres, ni ante
incorrecciones de algunos participantes, algunas de las cuales hasta nos afectaban. Lo hice cuando se empezó a hablar del arte como los peces puedan hablar de volar, porque a uno de mis hermanos le iba a estallar la cabeza.
Si acaso alguno de sus mercedes escucha la grabación podrá confirmar que fui poco ordenado, titubeante y poco convincente en mi explicación. Esto se debe a que, como digo, arrastraba una importante falta de sueño.
No quiero decir con esto que todas las manifestaciones fueran desgraciadas o falsas. Muchos ponentes tenían intervenciones acertadas, y casualmente cortas. Pero me dio la impresión de que otros llevan mucho tiempo escuchándose a sí mismos.
En cualquier caso tampoco podía defender adecuadamente las afirmaciones desde el público, y sin duda estaba muy fuera de la tónica buenrollista en la que no se trataban los temas espinosos, así que vista la hora y la situación, el resto de la hermandad me apremió para que afrontáramos el viaje de vuelta. Ya he señalado que yo estaba mal, pero es que los otros dos hermanos que habían venido estaban peor, cada cual por sus circunstancias.
Nos las arreglamos para no ser un peligro en la carretera, y llegamos a casa. Aunque no con tiempo para dormir muchas horas.
Mi percepción en relación con las TdN es un poco mala, a pesar de que como digo los organizadores fueron muy amables con nosotros. La alta participación en nuestros eventos del juego de mesa y el relativo éxito de la partida de rol me animan, pero la escasa valoración que recibimos por otras fuentes me deprime.
¿Volveremos a las TdN el año que viene? Pues desde luego se tienen que dar muchas circunstancias. Tendremos que ser más ricos o dejar de financiar otras áreas de Espada Negra para contar con un espacio en el que poder dormir, tendremos que ser más organizados (nadie lo va a ser por nosotros, eso seguro), y sin duda tendremos que ser "algo más" para que se nos tome un poco más en serio.
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