Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Algunos beneficios de jugar al rol (unos días flojos)
10-7-2014 12:56
Por Verion
En los últimos días mi actividad escrita se ha visto reducida debido a una serie de parámetros personales y profesionales que han mermado mi tiempo y fuerzas. Las fuerzas se irán recuperando rápidamente, pero el tiempo tiende a ocuparse al mismo ritmo al que vuelve a estar disponible.

En primer lugar tenemos las jornadas. La semana pasada estuvimos en Hobbycon (A Coruña), mañana partimos a Salobreña (Granada), y luego Rol en Quart (Valencia), Castrum Draconis (Cantabria), quizá podamos en Tierra de Nadie, en septiembre Comarcón (Alicante) y Ludo Ergo Sum (Madrid). Cada uno de estos viajes se zampa entre unas cosas y otras tres días en los que no avanzamos en otras dimensiones del proyecto.

Luego está el asunto de la corrección. No es que estemos siendo investigados por los sacerdotes dormenios, sino que el tiempo que sacamos tiene que dedicarse a la muy poco motivadora tarea de ultimar el texto del juego de rol que queremos presentar en papel dentro de poco.

Pero como decía, el tiempo no es las única variable que a este hermano condiciona. Un montón de circunstancias han confluido terriblemente en estos días formando una situación fea y deprimente. Y como siguiente clavo, las conversaciones en la "rolesfera" se han centrado en unos enfrentamientos bastante hostiles y continuados que en mi opinión debilitan a todos los contendientes. A unos más que a otros, claro.

En días o épocas malas como esta, este hermano de la Espada Negra suele establecer un principio de mínimos: salir a entrenar todos los días, escribir un artículo de vez en cuando, hacer algo de trabajo más o menos mecánico, y dedicar al menos una hora al día en dejar que la mente vague por la campiña dormenia o cualquier otro lugar de Espada Negra o no.

Creo que estas tareas son muy saludables porque disipan la mente de los problemas y permiten atravesar el bache sin sufrir demasiado sus avatares. Claro que diría que a este respecto hay pocas cosas que me distraigan tanto como jugar una partida de rol. Desde mi punto de vista:

Jugar al rol relaja la mente.

Al tratarse de una actividad que exige concentración, pero no es extenuante, durante el tiempo que estamos sumidos en ella podremos apartar los problemas, quizá mucho más importantes y acuciantes. Lograr librarse de esta presión es algo muy positivo, al menos para mí.

Jugar al rol fomenta las relaciones sociales.

Ya sé que esto suena a muy trivial, puesto que hay que reunirse en una mesa, llegar a acuerdos y todo eso, pero voy a ir un poco más lejos.

Las situaciones imaginarias que creamos dan lugar a una relación de alguna forma más profunda con los jugadores de la mesa, en tanto que se cree una situación especial. Evidentemente no es como sobrevivir juntos al horror de una guerra o a la pérdida de un familiar, o conseguir juntos un gran éxito en la vida, pero es algo (y un algo más grande cuanto mejor es la partida), y ayuda a estar mejor.

Aún voy más lejos. Jugar al rol es una actividad creativa que tiene la peculiaridad de estar al alcance de cualquiera y de ser un acto muy privado. Así pues, cuando jugamos una partida de rol estamos llevando un acto artístico que creado y consumido a la vez. Nuestra persona se ve enriquecida por los beneficios de los actos creativos.

Jugar al rol ayuda a afrontar problemas desde otros puntos de vista.

Cuando los sistemas son buenos y el máster es honesto, jugar al rol nos pone en unas situaciones en las que no nos solemos encontrar y puede llegar a otorgar de una cierta objetividad con la que analizar problemas que no son de rol. O quizá no.

Creo, pues, que jugar al rol es un acto que en sí mismo tiene unas consecuencias sociales y personales para nada desdeñables, y que puede constituir no solo un hobby, sino un importante abanico de oportunidades artísticas y creativas, e incluso un estilo de vida.


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