Soy un gruñón aburrido (y de cómo trabajamos en las fases finales del juego de rol)
Últimamente no me he destacado por escribir artículos que destaquen mi faceta humana y que me acerquen al público, como sabiamente me han señalado algunas personas, sino que en su lugar me he limitado a textos más técnicos o a expresiones de mis demasiado radicales opiniones acerca de las cosas, como en mi poco popular texto "
Sangre y ceniza".
Personas que saben mucho de publicidad me señalan a mí y a otros hermanos cómo tienen que ser las cosas, y que es muy importante caer bien a las personas, y todo eso. En este caso se me aconsejaba escribir alguna reseña o previo de algún asunto que me señalara como una persona que se ilusiona, y ese tipo de cosas.
Lo mismo resulta que como persona soy un cínico amargado con poco placer por la vida. ¿Y qué? Bastante tengo con ser así como para que se juzgue a las obras creativas en las que participo en función a esas cualidades personales.
Odio esta visión de la publicidad (o como quiera llamarse) que tanto se estila hoy en día, y que incluye a personas majas por todas partes que tan relevantes pueden llegar a ser en las redes sociales.
Tengo muchos artículos en cola con temas que me parecen interesantes, incluyendo cuestiones del ambiente de Dormenia, ideas para másters, eventos personales e incluso alguna pequeña noticia. Pero tampoco me viene este tema del todo mal para tratar, como pone en el título, cómo están avanzando los trabajos finales del juego de rol.
Uno de los motivos por los que ahora puedo ser más cínico y amargado que de costumbre (estoy exagerando, tampoco me tomen en serio) es las labores en las que estoy implicado. Como habré dicho, me considero una persona creativa, y lo noto en que cuando estoy escribiendo, ideando reglamentos o videojuegos disfruto y me siento expandido. Como sus mercedes comprenderán, también me ocurre cuando redacto largos artículos del tipo que sea.
En el caso del juego de rol, su creación ha sido un proceso con un montón de partes creativas muy satisfactorias, pero la actual no lo es. En este momento estamos sumidos en la corrección de textos. Y el estimado lector puede decir, ¿es que de eso no se encarga un profesional aparte? Bueno, es que en realidad existen muchos niveles de corrección: está la corrección de estilo, la corrección editorial... y antes de eso está la corrección que voy a llamar como "ejecutiva", por ponerle un nombre.
La corrección ejecutiva busca garantizar los siguientes principios:
1. Que los textos transmitan el espíritu de Espada Negra. Esto en realidad es algo complicado incluso para nosotros que lo entendemos bastante bien, con que para un corrector profesional que no tiene por qué conocer el asunto, puede ser imposible.
2. Que los textos transmitan las reglas con efectividad. De nuevo no es deber del corrector de estilo o editorial encontrar la forma más correcta y didáctica de transmitir un reglamento. Nos encantaría, pero no es así.
3.Limpiar pequeñas incoherencias de reglas que hayan quedado fruto de los muchos cambios de versiones. De nuevo solo los creadores podemos afrontar esta tarea.
No sirve con que cada uno de nosotros se vaya a su casa y se lea el juego de rol y apunte los errores que encuentre. Este sería un método poco sinérgico que daría lugar a errores e incomunicación. Así que nos reunimos en un grupo de tres personas y obramos de la siguiente forma:
1. Uno de los hermanos lee el texto en voz alta. Esto otorga una visión distinta de la habitual, por que se entiende mucho mejor el ritmo del texto.
2. Un segundo hermano escucha mientras lee simultáneamente el texto. Este corrige al primero si comete errores en su lectura. Creo que es el que es más consciente de por donde tienen que ir los cambios.
3. Un tercer hermano escucha el texto sin leer nada. Este, al estar sujeto a un ritmo que no controla, garantiza que el texto es fácil de entender.
Párrafo por párrafo vamos señalando los errores de ritmo, personalidad y transmisión que encontramos. Y cuando se hace un cambio volvemos a leer para estar seguros de que no cometemos una redundancia u otro error similar.
Bueno, pues este proceso es realmente lento y aburrido. Sin duda los tres implicados preferimos estar haciendo otras cosas mucho más interesantes, lo que me lleva al origen del artículo y la sensación de frustración.
Pero ya no queda demasiado.
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