Durante los últimos días estoy implicado en un proceso que incluye la exposición de una aventura de Espada Negra que ha derivado en una serie de conversaciones cuyas conclusiones personales voy a intentar resumir en este escrito. El problema del que surgió todo es la presencia de unos registros escritos con siete años de antigüedad por parte de la orden de la Corrección. En este sentido las voces más críticas dijeron que una sociedad medieval o premedieval no podría mantener este nivel de registro.
En este sentido una voz de moderación me mencionó que eso no era problema, porque a fin de cuenta lo que le ocurre a los jugadores puede y debe ser excepcional. Más o menos. El mensaje exacto no lo recuerdo.
Ni que decir que en realidad no creo que el hecho de que la orden de la Corrección mantenga un registro sea puntualmente excepcional, es su forma de obrar "porque sí". Quizá en este sentido la orden de la Corrección sea la cuestión excepcional en sí misma, pero no es el asunto que me importa para este texto. Supondré durante el artículo que sí es una cuestión excepcional y la usaré como ejemplo.
¡Es la Corrección, malditos!
Lo que me llama la atención es ese concepto de que "lo que le puede pasar a los personajes jugadores puede ser excepcional". Es algo que no deja de llamarme la atención, y es lo que se podría llamar "mecanismo de excepción narrativa". Utilizarlo vendría a tener una serie de ventajas y desventajas.
1. Comodidad. Recurrir a mecanismos de excepción narrativa facilita muchísimo la trama, y precisamente este suele ser su origen: conseguir colocar una información o pista o recurso a disposición (o en contra) de los jugadores. En el ejemplo citado, los escritos de la corrección ponen sobre la pista a los jugadores.
2. Espectacularidad. Los mecanismos de excepción narrativa pueden ser muy divertidos en el sentido de que introducen sensaciones muy especiales en la trama. En el ejemplo citado, los escritos señalan la notable precisión de la orden. Hay ejemplos mucho más impresionantes, claro.
3. Cercanía. Es difícil no condicionarnos por nuestra sociedad y conocimiento tecnológico, por lo que extrapolar estas cualidades a las tramas nos permite entender mejor el universo en cuestión, ya sea de ciencia ficción, fantasía o cualquier otro ambiente raro. En el ejemplo, los registros son algo muy cotidiano que nos permite entender el funcionamiento de una sociedad.
Por desgracia no todo es bueno en el uso de este tipo herramientas que resultan intrusivas con el comportamiento natural de los elementos.
4. Indefinición. Alterar un entorno de esta forma puede incomodar a los jugadores. Elementos que están fuera de su lugar "chirrían" y desdibujan el ambiente. En el ejemplo citado, una persona que opine que los registros son imposibles en esa época se sentirá defraudada.
5. Desconcentración. De igual forma, si uno altera demasiado un entorno los jugadores pueden no saber dónde buscar porque no esperaban encontrar el elemento excepcional. En el ejemplo, los jugadores podrían no pensar jamás en un registro y dejar pasar la pista.
6. Alienación. Si los jugadores se acostumbran a los mecanismos de excepción pensarán que todo el mundo es así. Es decir, a base de mostrar elementos discordantes se pueden hacer una idea equivocada del mundo.
Aunque algunas de las contra indicaciones se pueden evitar mediante una información previa e insistiendo en que es algo "no normal", tienen suficiente peso en sí mismas para que sea mejor, en caso de que sea posible, evitarlas.
No soy ingenuo. Sé que los mecanismos de excepción están ahí desde el mismo comienzo. En muchos juegos de rol, y Espada Negra no es una excepción, los personajes de los jugadores ya son especiales, no son gente normal. Desde este mismo punto de partida ya me parecería sensato hacérselo entender a sus jugadores.
Pero una cosa es recurrir de vez en cuando a mecanismos de excepción y otra es recurrir constantemente a ellos. Y dónde está el punto perfecto ya entra en las decisiones de cada Creador de partidas. Yo suelo tener en cuenta las siguientes consideraciones.
1. Evitar siempre que sea posible el mecanismo de excepción. Suele haber otras herramientas narrativas a disposición que permiten solucionar el problema, si bien pueden ser un poco más lentas. En el ejemplo del artículo, podría ser que un viejo auxiliar de la zona recordara los hechos y se entrevistara con los jugadores. En ocasiones no hay nada que hacer, claro.
2. Avisar claramente de que lo ocurrido es una excepción. En la novela esto se puede hacer mostrando las reacciones de los personajes, y ese truco también se puede aplicar al rol mediante personajes no jugadores. También es posible salir de personaje y aclarar el concepto a los jugadores si no se tienen PNJ a disposición.
3. Explicar a los jugadores de antemano la excepción. Esto puede parecer un poco extraño, pero se puede hacer de forma natural sin mucha dificultad mediante conversaciones con personajes no jugadores. Por ejemplo, quizá el mismo "contratante" de la aventura informa a los jugadores del hecho excepcional con el que pueden encontrarse, e incluye en su exposición la cualidad excepcional del mismo.
Hasta aquí he llegado con este asunto. Recomiendo, pues, recurrir a este mecanismo de forma cuidadosa y el menor número de veces posible.
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