Los extraños caminos de Cobardía
23-3-2012 16:08
En mi continua búsqueda de los defectos del carácter y conducta humana, algunos resultan más fáciles de encontrar que otros. En este caso lo complicado es explicar la más explícita aparición de Cobardía, pues está implícita en un concepto simple y muy aceptado de esta sociedad.
Es muy común pensar que lo que uno acepta como cierto es cierto para todas las personas, y de la misma forma, cuanto más impositiva es una sociedad, más tienden a pensar sus individuos que los preceptos que han configurado sus características son de hecho axiomas innegables de la condición humana.
El caso que entra a colación en esta disertación es el de la evasión de la responsabilidad individual a favor del pago colectivo, y como expresión particular, el caso de los seguros.
Desde el punto de vista del contratante, un seguro es un sistema de protección ante eventualidades que pudieran surgir, y dicho así es razonable.
Por desgracia, para la otra parte un seguro es un negocio en el cual hay que conseguir un beneficio. Y es aquí donde llega la mala noticia.
Supongamos que un grupo de diez personas contratan un seguro para la una eventualidad, supongamos, daños en un bien. Si dos de esos sujetos reportan daños por valor de 10 monedas, la ampresa gastará 20 monedas en reparaciones, de manera que cobrará a los diez sujetos la cantidad correspondiente (2 monedas) y añadirá algo más para tener beneficios. Si la compañía no obra así, simplemente perderá dinero y acabará por cerrar.
Por supuesto existen figuras que apoyan con bonificaciones a aquellos asegurados que no reportan daños, el problema está el la levedad relativa de estas.
Sin ir más lejos y adentrarme en los escabrosos conceptos de la estafa a los seguros (asunto del que ya hablaré en el futuro), esto ya tiene un punto extremadamente negativo, y es el hecho de que aquellos sujetos que no han causado daños pagan por aquellos que sí han causado daños.
Esto podría ser interesante en el caso de que esos daños no fueran negligentes, sino producidos por el uso accidental no imputable al sujeto. Pero para este caso no debería estar reglado por entidades privadas que se provocan beneficios, sino que para eso tenemos estados.
Es el caso de los errores negligentes el más peliagudo. ¿Es usted una persona cuidadosa? En ese caso perderá dinero (con mucha seguridad) en su relación con las empresas de seguros.
Hay un caso especialmente doloroso y es aquel en el que la contratación del seguro viene impuesto por las leyes estatales, pero este, de nuevo, excede el propósito inicial de este artículo.
Completando la información inicial he de añadir que este concepto de seguro tan generalizado no es para nada un axioma de la humanidad, y ni siquiera un axioma de la humanidad evolucionada, sino que ha sido adquirido y aceptado por las sociedad actual, de la misma forma que han sido aceptados otros igualmente peligrosos, como la especulación financiera.
La genuina expresión de Cobardía, en este caso, es la practicada por los usuarios de seguros, en el sentido de que aceptan un sistema que diluye la responsabilidad entre todos los que, como él, han sido influidos por Cobardía.
En mi opinión esta podría ser una de las más claras expresiones de Cobardía, y podría ser síntoma del caos.