Hermanos Juramentados de la Espada Negra
Benditos sean los que no han jugado a Espada Negra
8-9-2013 13:38
Por Verion
He leído muchos artículos sobre lo que viene a ser "la primera partida de rol", o "la primera campaña", o en general esa primera experiencia probablemente irrepetible en la que uno descubre un universo especial y nuevo en el que puede desarrollar una faceta de su persona más allá de lo que conocía. Parece que es una sensación global, que se da en casi todo el mundo.


No voy a ahondar para nada en mi primera experiencia en el mundo del rol (tendría que remontarme a la edad media y no dispongo de tanto tiempo), sino en los conceptos clave que considero hacen aparición detrás de esta idea. Se trata, pues de la inocencia.


Todos intuimos lo que es la inocencia, pero creo que es mejor tratarla en plural, como "las inocencias", o por lo menos como un ente formado de muchas partes. A lo largo de nuestra vida estas partes van desapareciendo... pero yo creo que siempre queda algo, por fogueado que uno esté, por mucho que haya vivido siglos.


Creo que todos miramos atrás y descubrimos facetas de nuestra persona que eran "ignorancia" y que en la actualidad son "conocimiento", es decir, ha desaparecido cierta "inocencia" que salvo que se sufra alguna lesión cerebral ya no volverá. Esto, por ejemplo, ocurre con los grandes movimientos artísticos. Antes de ellos uno no cree que le falta algo, pero a posteriori uno casi se pregunta como era su vida antes de esa revolución.


Con los juegos de rol esto es especialmente patente debido a que son una corriente muy fuerte, capaz de devastar muros mentales y descubrir para sus usuarios unas posibilidades muy especiales. Los lectores serán todos jugadores de rol, así que ya saben de lo que hablo. Es normal, pues, que la primera experiencia sea tan impactante. Todas las posibilidades se nos presentan de forma abrumadora. Estamos deseosos de aplicar una idea fenomenal, de descubrir el final de la historia, queremos conseguir más poder de nuestro personaje, y nos maravillamos ante un nuevo hechizo que aún no conocíamos. Se produce además una situación que no vuelve a producirse, y es que "descubrimos a la vez que nuestro personaje". Es decir, vamos accediendo a las posibilidades que el juego nos brinda según las vamos alcanzando. Esto le da mucha, mucha inmersión que ya no se vuelve a producir, dado que en las siguientes ocasiones nos volvemos más "gamers" y tendemos a mirar el manual de turno y descubrir sus secretos de antemano. La identificación entre personaje y jugador mengua. Aumenta la sensación de poder, pero la inmersión puede descender.


Otro ámbito en el que esto ocurre mucho es en el de los videojuegos. Hoy en día casi todo el mundo juega con una "wiki" pegada al monitor, y casi hace pensar que hay que replantearse la forma de estructurar la presentación del conocimiento en estos. Hace veinte años éramos todo inocencia, nos podían plantar juegos con cierta simpleza y tener nuestra mente ocupada e inmersa. Ahora los "secretos" más "secretos" no son tales, sino que son textos en internet a los que accedes con un poco de tiempo o esfuerzo.


Un tercero, y me estoy excediendo, son los juegos de cartas. Recomiendo investigar (o preguntarme) por los principios de los juegos coleccionables y como planteaban sus creadores que tenía que ser el "descubrimiento" del conocimiento, pero para hacernos una idea, mencionar que pretendían que las listas de rareza fueran "secretos". De esta forma la experiencia de abrir un sobre era especial en sí misma. De eso ya no queda nada.


A veces escucho a personas decir "ojalá yo pudiera tener otra vez esa inocencia", "ojalá yo pudiera volver a jugar mi primera partida de rol" o "benditos sean los que todavía no han jugado al rol porque aún son inocentes". No comparto esa perspectiva dado que en general soy bastante progresista, por lo que si lo que hay no me gusta, pido permiso a la hermandad para iniciar una "buena creación", y a veces esta lo aprueba, y disfruto enormemente del proceso de creación y de uso, tanto que lo considero mejor que aquella "legendaria primera partida". Mucho mejor.


Ahora, si coincidiera con esa nostalgia de la inocencia, si pensara: "benditos sean los que todavía no han jugado al rol porque aún son inocentes", entonces también pensaría: "benditos sean los que todavía no han jugado a Espada Negra porque aún son inocentes".




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